En zonas de Guerrero dominadas por las organizaciones criminales, presidentes municipales y diputados locales impusieron, en el proceso electoral en curso, a familiares en candidaturas para sucederlos en el cargo.
Se trata de cacicazgos que se han establecido, sobre todo en municipios rurales de la entidad, que llevan décadas en que familias se heredan los cargos cada tres años.