El lunes 14 de diciembre Doña Librada estaba en la iglesia cuando, a eso de las siete de la tarde, recibió una llamada inesperada.
-Rápido -la apresuró una voz al otro lado del teléfono-. Toca las campanas.
Presta, la mujer de 48 años encargada de resguardar el templo dejó sus quehaceres y comenzó a tirar de unas cuerdas que sacudieron las dos campanas que coronan la torrecita azul claro de la parroquia de Donaciano Ojeda, una pequeña comunidad indígena ubicada en plena Reserva de la Biósfera Mariposa Monarca, en la zona oriente de Michoacán.