Es una escuela pobre, en una ranchería pobre, en un municipio pobre: San Felipe del Progreso, donde el 80% de sus 144 mil habitantes mexiquenses no tienen en sus viviendas servicios básicos como agua potable, drenaje, o sanitarios, según el Coneval.
La escuela, un telebachillerato comunitario donde estudian jóvenes de entre 15 y 17 años de bajos recursos, es en realidad una casa de una planta que está rodeada de milpas de maíz y una solitaria tienda de abarrotes.