"Con el desprecio que la Presidenta está mostrando ahora para los jóvenes, está construyendo una oposición para el futuro. Jóvenes que el 15 de noviembre fueron atacados por fuerzas armadas, fueron golpeados y detenidos, hostigados, bañados en gases para dispersarlos de lo que solía ser la plaza pública del país".
En la lógica lopezobradorista se considera que la oposición quedó, desde el sexenio pasado, “moralmente derrotada”, con la frase de “no somos iguales” y el constante evidenciar la corrupción pasada y minimizar u ocultar la presente, el exmandatario se fue quedando sin oposición ciertamente, la que no desactivó con su retórica la alió a su partido Morena.
Derrotados por los pecados pasados y la falta de autoridad moral para establecer una estrategia de contención contra los dichos del tabasqueño, que no trascendieron a investigaciones ministeriales salvo contadísimos casos, los partidos ahora de oposición quedaron en manos de los mismos grupos que ahora administran las migajas que deja el poder.
En el segundo tercio de su sexenio, el Presidente Andrés Manuel López Obrador logró, aún apretada y negociada, mantener la mayoría legislativa. Los nuevos némesis del entonces Ejecutivo nacional, ya desactivados los partidos y los liderazgos políticos, fue construyendo oposición bajo la batuta de su indiferencia y el desprecio hacia todo aquello que saliera de su esfera de control o credo político: las mujeres minimizadas en las marchas del 8M, los padres de los estudiantes de Ayotzinapa que no vieron al aliado que se vendió en campaña, las madres buscadoras de desaparecidos, los familiares de enfermos sin acceso a medicamentos, los agricultores dejados a merced de la extorsión del crimen organizado.
La Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo heredó esos y otros problemas aun cuando no los reconozca como tales. Y de su propia autoría también construye oposición con la misma base de su mentor y antecesor: menospreciar a quienes piensan distinto, denostar a sectores que, obligados ante la inseguridad y el abandono institucional, levantan la voz, toman la calle; clasificar a todos los críticos como adversarios, intentar victimizarse como distracción de un gobierno que genera caos, que no resuelve las necesidades de los gobernados más allá de la ayuda económica, que ha vuelto al país más inseguro, con más carencias en los servicios públicos y el desabasto no sólo en los medicamentos, también en la energía, en el agua.
Ante la creciente inseguridad, la omisión criminal de un gobierno que no escuchó a un Alcalde pedir ayuda, que lo dejó solo hasta la muerte, la política pública fallida en materia de seguridad, evidenciada en los crímenes sobre aquellos que levantan la voz, que se niegan a caer en la red del crimen organizado o en la corrupción del gobierno, como el asesinato de doña Irma Hernández en Veracruz, una maestra jubilada que como taxista se negó a pagar piso al crimen; Bernardo Bravo, el líder de los citricultores en Michoacán; de don Nico, un activista que evidenciaba el abandono en las calles y los muchos baches en Guanajuato; de Carlos Manzo en Michoacán, el Alcalde que señaló directamente a la criminalidad organizada, a los cárteles, al Gobierno de la República. Se despertó la conciencia de los jóvenes.
Estos jóvenes de la Generación Z, organizados como en otras partes del mundo, se unen para levantar la voz, para manifestarse por la inseguridad y la violencia que prevalece en México, que por más que quiera negar la Presidenta, se padece y se observa todos los días. Los jóvenes convocaron a una marcha nacional el 15 de noviembre, y ante ello, la Presidencia de la República, la mandataria nacional, en lugar de recibir la crítica de un sector normalmente tranquilo, intentó desprestigiarlos, denostar su movimiento, justificar que estaban ligados a la derecha, que estaba pagada su convocatoria, y no conforme con ello, los exhibió en su conferencia desde Palacio Nacional. En un despliegue de imágenes tomadas de las redes sociales de los jóvenes mostró sus rostros, sus nombres, sus actividades, vulnerándolos desde la fortaleza que la Presidenta misma se erigió con vallas metálicas para proteger su Palacio, que solía ser la casa de los mexicanos.
Esta vez, decenas de videos de jóvenes, particularmente aquellos que fueron expuestos por la Presidencia inundaron las redes, señalando el despropósito presidencial, y llamando a sumarse a una manifestación que salió de ellos y llevó a otros que también se sienten agraviados en el país, de cualquier edad y circunstancia.
Con el desprecio que la Presidenta está mostrando ahora para los jóvenes, está construyendo una oposición para el futuro. Jóvenes que el 15 de noviembre fueron atacados por fuerzas armadas, fueron golpeados y detenidos, hostigados, bañados en gases para dispersarlos de lo que solía ser la plaza pública del país, y hoy es la fortaleza de Morena y su Presidenta que no parece medir las consecuencias de su cerrazón ante el reclamo que promete escucharse en una nueva marcha este mismo jueves 20 de noviembre.
FUENTE: SIN EMBARGO.
AUTOR: ADELA NAVARRO BELLO.



No hay comentarios: