miércoles, 24 de enero de 2024

Otra vez, una unidad del Ejército, con el narco

“Aunque los casos son aislados, son cada vez más frecuentes”.

Aunque los casos son aislados, son cada vez más frecuentes. Elementos del Ejército Mexicano, de las Fuerzas Armadas, de la Guardia Nacional, que colaboran con el crimen organizado, con células de narcotraficantes en distintos territorios del país.

En Baja California, se ha advertido la participación de miembros de la Guardia Nacional en actos criminales, normalmente de acompañamiento de células de sicarios, trasiegos de droga y hurto del ilícito producto.

Hace unos días, el 12 de enero de 2024, fuentes anónimas revelaron cómo una célula criminal que aparentaba ser oficial, entró a lo que parece ser un rancho en el municipio de Tecate, una ciudad a 50 kilómetros de Tijuana y que también es frontera con los Estados Unidos.

Quienes estaban en el lugar, a saber, tomaron videos con teléfonos celulares, una vez que las unidades se habían retirado. Se trataba de tres vehículos, dos camionetas blancas tipo panel, y un pick up doble cabina con el revestimiento gráfico característico de las unidades del Ejército Mexicano. En las imágenes se aprecian, dentro del rancho, elementos indicativos de lo que parece ser un laboratorio clandestino de drogas sintéticas. Además, vehículos Razor para cruzar zonas fuera de carretera, otras unidades y tambos.

De acuerdo a la información proporcionada, de manera anónima, en las dos camionetas blancas que eran escoltadas por la unidad militar, los agresores cargaron kilos de la droga conocida como cristal, aunque posteriormente se diría que se trataba de metanfetamina. A todos los autos que quedaron en la escena, pertenecientes, a suponer, de los productores o traficantes de la droga, los que irrumpieron en el lugar abrieron fuego contra las llantas para evitar ser perseguidos.

En otras imágenes, ya evidentemente tomadas de cámaras de seguridad en las carreteras que fueron utilizadas por quienes se llevaron la droga, se aprecia claramente a los tres vehículos, y la unidad militar tripulada por soldados.

Investigaciones periodísticas develaron que ese viernes 12 de diciembre, apenas pasadas las siete de la mañana, no se realizó ningún operativo oficial, sea de corporaciones estatales o de las Fuerzas Armadas, para decomisar droga en ese rancho en Tecate. Se trataba, confirmaron diversas fuentes, de un acto criminal en el que habían participado elementos del Ejército Mexicano: el robo de droga entre una célula del narco, custodiada por militares, y otra, la productora de la droga.

En Tecate, como en Tijuana, ambos municipios de Baja California, convergen criminalmente tres cárteles. El cártel Jalisco Nueva Generación, el cártel de Sinaloa y el cártel de los Arellano Félix, o lo que queda de ellos. Esta última mafia es la que ha sido mayormente señalada por autoridades como responsable de hurtos de droga a los cárteles.

Ahora sí que justificarán los políticos, si se roban entre ellos cuál es el problema, que, como en este caso, participan elementos de instituciones como el Ejército Mexicano que están patrullando las calles de Baja California precisamente para inhibir la comisión de delitos, no consumarlos.

O las muertes que provocan. El 20 de mayo de 2023 en el poblado de San Vicente en el municipio de Ensenada, también en Baja California, once personas fueron asesinadas en una masacre que dejó además otro tanto de heridos, incluidos menores de edad. Entre los muertos en la masacre, se encontraba el delegado territorial de esa zona en ese ayuntamiento gobernado también, como el Estado, por Morena.

Los asesinos buscaban acabar con la vida de Edwin Huerta Nuño, el Flaquito, un miembro del cártel Arellano acusado, precisamente, de robarse la droga del cártel de Sinaloa, estructura criminal a la que pertenecían los perpetradores de la masacre, a saber, de acuerdo a las investigaciones, comandadas por los hermanos René y Aquiles Arzate y la célula ubicada como los Rusos, ambos del ala sinaloense del notorio e impune Ismael Zambada García, el Mayo.

Como el resto de las áreas que comprenden el crimen organizado, es casi imposible hacerlas sin la complicidad de algún área del Estado Mexicano, trátese desde las más elementales tareas donde la corrupción impera, como la tramitación de licencias de manejo, la concesión de permisos de construcción, el pago de derechos en propiedades, hasta las más usuales en el mundo criminal: tener elementos de las policías y las fuerzas armadas en sus filas, agentes del ministerio público, jueces, quienes cada uno en sus áreas, proveen información, protección e impunidad desde su corrupta labor.

El caso de la unidad del Ejército Mexicano que contribuyó con alguna célula criminal para el robo de droga en Tecate, fue evidenciado en videos y con información de testigos. Como del acto criminal hay evidencia, obliga a las autoridades a investigar. Aun cuando la indagación no he llegado a una autoridad civil, ni a la Fiscalía General de la República en su representación en Baja California, ni a la Fiscalía General del Estado. Se sabe que la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana de BC, participó en la investigación de corte militar, allegando videos de cámaras de seguridad oficiales, para determinar la trayectoria de la unidad militar y ubicar el número de la misma para localizar a los participantes.

Al momento, unas seis personas están siendo objeto de investigación en el ámbito militar, y una vez que se integre la carpeta, es de suponer que el Ejército, en este caso la II Zona Militar con sede en Tijuana, dará vista a la FGR para proceder con la investigación y el proceso de procuración de justicia.

Sin embargo, a trece días de sucedidos los hechos no hay información pública sobre el deshonesto actuar de una unidad del Ejército Mexicano acompañando al narcotráfico en Baja California, y eso, también le abona a la impunidad de las fuerzas criminales, pues es de esperar que quienes uniformados con el camuflaje de la SEDENA apoyaron en un acto ilícito, tienen información de las células del narcotráfico, tanto la que produce la droga como la que se la roba, pero de ellos tampoco hay indagación o información oficial.

FUENTE: SIN EMBARGO.
AUTOR: ADELA NAVARRO BELLO.

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