martes, 29 de diciembre de 2020

Michoacán, en la mira del CJNG

Balaceras frecuentes de miembros del Cártel Jalisco Nueva Generación contra otros grupos criminales, agentes del Estado o inmuebles, mantienen aterrorizada a la población. Cárteles Unidos, que agrupa a otras organizaciones delictivas, trata de impedir la avanzada. Se inauguraron 22 bases de la Guardia Nacional en la entidad, pero no responden a la violencia. En diversos municipios, los pobladores destruyen caminos y carreteras para evitar la presencia de las huestes de Nemesio Oseguera “El Mencho”.

La violencia en el Estado de Michoacán se encuentra en su punto más álgido de los últimos años ante el embate del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en cada vez más municipios. Grupos armados arriban a pueblos y balean edificios públicos como alcaldías, comisarías y escuelas. Además, rafaguean comercios y vehículos estacionados. En algunos casos se enfrentan a los rivales que buscan defender sus plazas, y en otros, atacan a cuerpos policiales o castrenses.

Es la nueva guerra que se vive todos los días en esa entidad, y que llega lo mismo desde Jalisco y Colima, que del propio territorio michoacano, de donde son originarios los más importantes líderes del CJNG que desean apoderarse del control total de los negocios ilícitos en Michoacán, desde el narcotráfico hasta el secuestro, robo de combustible y las extorsiones.
Las poblaciones están aterradas ante la presencia del crimen organizado y su violencia. La amenaza se palpa en cualquier comunidad, al grado que, en diferentes localidades, los habitantes han optado por destruir el asfalto o cavar zanjas en caminos y carreteras para frenar el arribo de las caravanas de camionetas con hombres armados que gritan a los cuatro vientos “Somos gente del señor Mencho” y “Pura gente del señor Mencho”.

Además de los testimonios de ciudadanos y de autoridades que atribuyen las balaceras a la expansión y conquista de territorios por parte de la organización delictiva que encabezan Nemesio Oseguera Cervantes “El Mencho” y sus cuñados: los hermanos González Valencia, conocidos como “Los Cuinis”, la hipótesis se refuerza en una serie de videos difundidos a través de redes sociales, en los que el CJNG asegura que liberará a los michoacanos del yugo de otros grupos criminales que los tienen sometidos.

Por desgracia, parece no haber Ley ni autoridad que se imponga y salvaguarde a la población del flagelo que se adueñó de calles, carreteras y pueblos enteros. Y si bien se sabe que el problema no es de ahora, porque Michoacán está cooptado por el narcotráfico desde hace por lo menos cinco décadas, la vorágine de las balaceras, secuestros, desapariciones, homicidios, fosas clandestinas y feminicidios se aceleró desde 2019, y este mes de diciembre parece marcar otra forma de operar del cártel más poderoso de la región que conquista espacios a sangre y fuego.

No existe municipio que no resienta los estragos de la violencia; sin embargo, destacan los enfrentamientos y hechos más cruentos en Uruapan, Tepalcatepec, Apatzingán y Huetamo. Simplemente la ciudad de Uruapan es la segunda con mayor sensación de inseguridad, de acuerdo con la última Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) en 2020. También la asociación civil Causa Común refiere que Michoacán, junto con Guanajuato y Jalisco, son los estados donde mayor número de hechos de violencia extrema se han presentado en México durante el año en curso.

Por su parte, la asociación civil Alto al Secuestro ha manifestado que Michoacán se encuentra en la lista de las entidades con mayor número de plagios en el país, tan solo después del Estado de México, que ocupa el primer lugar. Y la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana reportó en el informe de incidencia a noviembre de 2020, que la entidad michoacana forma parte de los seis estados que concentran el 52% de las víctimas de homicidio doloso, junto con Guanajuato, Baja California, Estado de México, Chihuahua y Jalisco.

ENEMIGOS DEL CJNG

Se asegura que el Cártel Nueva Generación, no tuvo que llegar de Colima, ni de Jalisco, donde tienen asentadas sus principales bases de operaciones para toda la República. El CJNG siempre ha estado en Michoacán, pues sus principales jerarcas son originarios de esa entidad, desde que formaban parte del grupo criminal de Los Valencia, también llamados Cártel del Milenio, organización que se atomizó tras el embate de las autoridades, y la fusión y posterior desvinculación del Cártel de Sinaloa.

“Los Matazetas”, como también se hacían llamar en un principio, aterrorizaron a México y al mundo entero el 20 de septiembre de 2011, cuando frente a una plaza en Boca del Río, Veracruz abandonaron 35 cadáveres de presuntos miembros de Los Zetas. Se trataba de 23 hombres y 12 mujeres que estaban a bordo de dos camionetas. A partir de entonces, los puntos del CJNG subieron como la espuma en el mundo criminal.

A una década de distancia de su surgimiento, el CJNG que inició con presencia en Jalisco, Veracruz, Michoacán, Colima y Baja California, es referenciado en por lo menos 25 de las entidades del país. Sin embargo, en el caso de Michoacán, ha tenido que compartir y ahora pelear territorios con otros clanes delictivos como La Familia Michoacana, Los Caballeros Templarios y sus más enconados rivales: Los Viagra, que cuentan con alianzas con otras bandas y células que se han visto replegadas por el accionar de la gente de “El Mencho”.

Los Viagra, organización criminal fundada por seis hermanos originarios de Huetamo, de apellidos Sierra Santana -entre los que figuran Nicolás “El Gordo” y Carlos-, es ahora, presuntamente encabezada por Juan José Álvarez Farías “El Abuelo”, hasta hace poco tiempo colaborador del CJNG y ex líder de grupos de autodefensa que luchó contra Los Caballeros Templarios de Servando Gómez Martínez “La Tuta”, hoy preso en el penal federal de El Altiplano.

Al verse avasallados por el Cártel Jalisco, diversos grupos criminales han optado por unir fuerzas para resistir. Así se conformó el agrupamiento conocido como Cárteles Unidos, integrado por Los Viagra, La Nueva Familia Michoacana y Los Blancos de Troya; estos últimos con operación en Uruapan, dirigidos por un sujeto de nombre Roy Ríos “El Troyano”, que fue escolta de Nazario Moreno González “El Más Loco”, ex líder de los grupos La Familia Michoacana y Los Caballeros Templarios.

Se asegura que en el Estado de Michoacán operan por lo menos otra docena de organizaciones dedicadas a la delincuencia organizada, entre las que se menciona lo que queda del Cártel de los Valencia, y las que llevan por nombres Los Vengadores, Los Locos de la Sierra, Los Justicieros, La Vieja Guardia, Grupo H3, El Grupo de El Metro, Los Caballeros de Elite, Brazo de Oro, El Grupo del Cenizo, Grupo Iris y Los Cinco del Cerro. Desde luego que también existen células del Cártel de Sinaloa.

LA NUEVA GUERRA

Los recientes hechos ocurridos a principios de diciembre muestran el avance del que se hace referencia por parte del CJNG. El día 3, luego de iniciar una balacera en el municipio de Cotija en contra de policías municipales y del Ejército Mexicano, el tiroteo se prolongó durante más de seis horas y se desplazó a los municipios de Los Reyes, Tinguindín y Tocumbo. El saldo fue de seis personas muertas, dos detenidas, 19 armas de fuego aseguradas y 30 vehículos, entre estos cuatro con blindaje artesanal.

Sin embargo, la historia no comenzó en el pasado inmediato. El año que está por terminar ha sido uno de los más violentos. El 8 de enero fue asesinado a balazos, Fidel Ávila, locutor y gerente de una radiodifusora en el municipio de Huetamo. Al día siguiente, policías municipales de Epitacio Huerta, fueron atacados con armas de fuego, sin que se registraran lesionados.

Destaca el descubrimiento que el 14 de enero realizaron elementos de la Guardia Nacional, del Ejército Mexicano y policías municipales. En Tangamandapio, Michoacán, localizaron un campo de entrenamiento clandestino del CJNG, donde había seis armas de fuego largas y una corta, 16 granadas, 90 cargadores, siete chalecos tácticos, cartuchos de diversos calibres y siete vehículos.

En la misma fecha, pero en el municipio de Chavinda, fuerzas federales y estatales desmantelaron un “narco campamento” del mismo grupo criminal, localizándose siete armas de fuego, siete automotores, uno de ellos blindado y un dron.

Enero fue especialmente un mes terrorífico, el día 16, una familia fue atacada durante la madrugada al interior de su casa en Zamora, Michoacán. Un hombre murió, mientras que una mujer y una menor resultaron lesionadas. Cuatro días después, un ataque armado contra la Guardia Nacional y policías estatales en Uruapan dejó saldo de tres agentes heridos. El 22, en Jiquilpan, personal forense halló una fosa clandestina con dos cuerpos en estado de descomposición. Y el día último de mes, tras la captura de tres criminales en Uruapan, la autopista Siglo 21 fue bloqueada con cuatro vehículos incendiados a la altura del tramo Pátzcuaro-Uruapan. Hubo tres policías heridos y dos civiles lesionados.

El 2 de febrero, en la colonia La Loma, en Uruapan, fue descubierta una fosa clandestina con once cadáveres. Dos días más tarde, en un establecimiento de videojuegos de la misma ciudad fueron masacradas a tiros nueve personas, entre ellas cuatro menores de edad. El día 11, autoridades de Michoacán reportan el hallazgo de siete cadáveres baleados, cuatro de ellos en la colonia Indeco de Morelia, y tres más, en el municipio de Tarímbaro. El 13, el dirigente del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en Puruándiro, Michoacán, Héctor David Salas Aranda, fue baleado dentro de su camioneta, afuera de su casa.

Al otro día, los cuerpos de ocho personas ejecutadas y maniatadas fueron localizadas en un rancho, en el municipio de Huetamo. Y el 20, un total de 24 cuerpos, entre ellos cinco de mujeres, fueron exhumados de una fosa clandestina en el municipio de Coeneo.

En los meses siguientes, la violencia aumentó. El 23 de mayo, se registra el hallazgo de 12 cuerpos sin vida, con huellas de tortura, abandonados en la ranchería terrero Prieto, en el municipio de Huetamo, dentro de una camioneta. El 17 de julio, circulan videos en redes sociales, grabados por el CJNG presumiendo su grupo de élite para pelear territorios en Michoacán y Guanajuato. Tres días después, autoridades detienen en Tierra Caliente a un líder del grupo criminal Los Blancos de Troya, cuyos integrantes reaccionaron con narcobloqueos carreteros con vehículos incendiados en Apatzingán y Buenavista Tomatlán.

El 30 de julio, en una fosa clandestina de Morelia fueron localizados los cadáveres de Manuel de Jesús Fierro Carlón, comandante de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) de la Fiscalía General de la República (FGR) y dos personas más. Fierro había desaparecido desde diciembre de 2019. El 4 de agosto, cuando circulaba en su vehículo sobre la colonia Los Aguacates, en Uruapan, fue asesinado a balazos el periodista Luis Eduardo Ochoa Aguilar, ex corresponsal de La Voz de Michoacán y docente de la Universidad Interamericana para el Desarrollo (UNID).

LAS AUTORIDADES

El problema creciente no ha pasado desapercibido para las autoridades. Los esfuerzos se han difundido a través de las declaraciones de funcionarios gubernamentales y del sector Seguridad. Sin embargo, no se han reflejado ni en estrategia ni en operatividad, pues el accionar del CJNG demuestra que no han hecho lo necesario. Desde febrero, la Mesa de Coordinación para la Construcción de la Paz en Michoacán acordó implementar un operativo especial contra organizaciones delictivas. Identificaron a Uruapan como el punto neurálgico, pero igual, los criminales continúan su actuación.

Las acciones constarían de labores de inteligencia para ubicar y desmantelar negocios vinculados a estructuras delincuenciales, así como la búsqueda y captura de líderes de células criminales, como objetivos prioritarios. La estrategia no ha funcionado y en diversas ocasiones se ha tenido que replantear la respuesta oficial. El gobierno michoacano se ha quejado de que la Federación no les ha socorrido lo suficiente, pues se trata de delincuencia organizada en su máxima expresión.

Por su parte, el Gobierno de la República, en la viva representación de Andrés Manuel López Obrador, acudió a Michoacán para inaugurar 22 instalaciones de la Guardia Nacional. Allí el mandatario aseguró que “se dio prioridad a los estados de Guanajuato, Jalisco y Michoacán”, por tener problemas de inseguridad. Los cuarteles tienen capacidad para albergar entre 120 y 150 elementos. Tras el corte de listón se creyó que la situación mejoraría, pero los hechos demuestran lo contrario.

Cuando en el mes de julio se difundieron los videos del estado de fuerza del Grupo Elite del CJNG, el secretario de la Defensa Nacional, Luis Crescencio Sandoval, aseguró que las amenazas vertidas no fueron sobre las Fuerzas Armadas, sino en contra de su enemigo José Antonio Yépez “El Marro”, líder del Cártel Santa Rosa de Lima.

El mando militar aceptó que las imágenes fueron grabadas en los límites de Michoacán y Jalisco, pero no se pronunció en ningún momento sobre la intención de desarticular al grupo criminal o detener a sus miembros, entre ellos “El Doble R”, identificado como líder de las élites en tierras purépechas.

Mientras que en Michoacán, los pobladores de Tepalcatepec y Coalcomán, limítrofes con Jalisco, destruyen sus caminos con maquinaria pesada para impedir el paso de caravanas del CJNG o de automotores con desconocidos. Autoridades jaliscienses aseguran estar haciendo lo que les corresponde para evitar el efecto bumerang, con venganzas y enfrentamientos en población abierta de parte de organizaciones criminales michoacanas.

El secretario de Seguridad Pública de Jalisco, Agustín Pacheco Medrano, asegura que existe colaboración con el gobierno del Estado vecino, la Guardia Nacional y el Ejército: “Tenemos presencia en los límites con ese Estado conjuntamente con Guardia Nacional y Ejército Mexicano; obviamente coordinación con mi homólogo de Michoacán para cualquier solicitud o requerimiento de apoyo que haya, con mucho gusto atenderlo”.

FUENTE: SEMANARIO ZETA.
AUTOR: INVESTIGACIONES ZETA.

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