martes, 29 de diciembre de 2020

El desastre que se vio venir... y se dejó llegar

Desde enero pasado se discutieron en el gobierno de Baja California las medidas para contener la propagación del covid-19. Aunque hace frontera con Estados Unidos, y Mexicali colinda con California –el estado con más incidencia del virus en aquel país–, la autoridad de Salud se negó a tomar medidas como la geolocalización y seguimiento de casos, o bien la protección del personal médico mediante turnos bien establecidos. Tampoco se unificaron protocolos para atender el problema con las autoridades estadunidenses. Ahora el estado ocupa el quinto lugar nacional en fallecimientos por la pandemia.

El quinto estado del país con más fallecimientos por covid-19 en las dos semanas anteriores fue Baja California. Esa estampa fue nítida el lunes 21, cuando se reportaron 63 decesos.

Las causas de fallecimiento y contagio tienen a Mexicali, capital del estado, al tope de ocupación de camas para pacientes de coronavirus: es de 100% en el Hospital General, y Tijuana llegó a 89.67%. Ensenada, la tercera ciudad más poblada de la entidad, tiene 84.62% de esas camas ocupadas. Mientras tanto, el IMSS está a 80%.

La crítica situación se debe, entre otras cosas, a una sectorización tardía, comunicación ineficiente, el retraso en la declaratoria de semáforo rojo… en suma, a falta de medidas correctas, sostiene el nefrólogo Édgar Castillo López, primer director del Hospital General de Mexicali en el arranque del gobierno de Jaime Bonilla Valdez.

Esta capital colinda al norte con California –la entidad de Estados Unidos más contaminada por el covid-19– y al este con San Luis Río Colorado, Sonora, que a su vez tiene vecindad con Arizona y en específico con Yuma. Por eso Mexicali es punto constante de tránsito para gente que cruza la frontera en ambos sentidos.

El presidente de la Mesa de Supervisión del Condado de Yuma, Arizona –donde se establecen las políticas de salud para la aplicación de la vacuna contra el covid-19–, Marco Antonio Reyes Méndez, dice que faltan medidas de control y protocolos homologados entre ambos países, los cuales pudieron evitar la elevada dispersión del virus.

Diariamente cruzan por la garita de San Luis Río Colorado, Sonora, hacia San Luis, Arizona, de 12 mil a 15 mil personas. “Las medidas de protección en la línea fronteriza que estableció Estados Unidos son ridículamente inadecuadas; no quiero hablar de las de México”, dice Reyes Méndez.

Pero más adelante en la entrevista añade: hay un “simple tema de regulación voluntaria. Este tipo de medidas, para mí, son la causa de que tengamos tantas situaciones (de contagio): creas una sensación de que vas a hacer algo contra el covid, una ilusión de restricciones”.

Fragmento del reportaje publicado en la edición 2304 del semanario Proceso

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: JESUSA CERVANTES.

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