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» » » » Paola denunció violencia de género en el INER; el hospital la despidió y el presunto agresor sigue ejerciendo

Paola denunció ante el INER que un compañero residente la había amenazado de muerte, pero el Instituto no atendió la queja y la dio de baja sin justificar los motivos.

Paola Palomares estaba en la recta final de su especialización en cirugía torácica cuando una denuncia por violencia de género le truncó sus sueños. Ella había concluido su tercer año de estudios, de cuatro en total, en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), cuando fue amenazada de muerte por un compañero residente menor que ella, Gustavo “N” y al denunciar, fue despedida de manera injustificada.

“Ya sabíamos todos en el INER los antecedentes que él tenía, que lo habían corrido previamente de otro hospital por conductas aberrantes y violentas, sobre todo hacia las mujeres”, dijo en entrevista Paola. “Por lo mismo uno procuraba no conflictuarse con él, tener un trato meramente laboral, y nada más”.

Gustavo “N” era residente médico en el INER de menor jerarquía que Paola, pero cuando ella y sus compañeras le llamaban la atención por no acatar órdenes, él hacía caso omiso o las contradecía. Aunque estas conductas machistas e incluso violentas –pues llegó a perseguir a sus compañeras mayores en los pasillos del hospital de forma amenazante– fueron reportadas a los jefes de residentes, no se tomaron acciones concretas en contra del médico.

Médica denunció violencia de género en el INER por un compañero, pero no obtuvo respuesta

Fue hasta inicios de septiembre del 2024, cuando Paola iba saliendo de su guardia y se encaminaba para la salida del Instituto, cerca del estacionamiento en un sitio sin cámaras, que Gustavo se acercó a ella para preguntarle a dónde se dirigía.

“Le dije, ‘ya voy para la salida’, y me dice, ‘sí, pero si la sigo hasta este punto del hospital, nadie se dará cuenta cuando la estrangule’”, relató Paola. “Así, de la nada, me dice eso y me paro en seco. Me le quedo viendo y tenía en su cara esta expresión como de risa, como de alguien que no está bien, y se da la media vuelta y se va”.

Al llegar a su casa, le comentó a sus roomies –quienes también son residentes– lo ocurrido, y la animaron a poner su denuncia por la amenaza de muerte. Unos días después, cuando regresó al INER de su descanso, dos profesores se acercaron con ella para cuestionarla sobre lo sucedido, e igualmente la motivaron a interponer una denuncia.

“Uno de ellos me dijo, ‘le tienes que meter la denuncia, porque eso ya es algo de género, y ya tiene muchos reportes, muchos problemas que ha causado, de ahí nos podemos agarrar para correrlo’”, recordó la doctora. “Yo no quería problemas, pero decido proceder con la denuncia porque ya había muchas quejas de mis compañeras”.

Mediante un escrito dirigido a la subdirectora de Cirugía de Tórax, el Jefe de Servicio de Cirugía y la titular de la Dirección de Enseñanza, Paola y sus compañeras presentaron sus quejas, incluyendo que Gustavo les había gritado, perseguido, e incluso amenazado con saber dónde vivían y que se encontraran fuera de la institución para “arreglar cuentas”.

Paola intentó levantar una queja ante la Dirección de Enseñanza del INER, pero los encargados le dijeron que ellos no podían hacer algo al respecto y la remitieron al Comité de Ética, cuya encargada le aseguró que por protocolo las autoridades debieron separar a Gustavo de su cargo tras la amenaza de muerte.

Con incongruencias y rúbricas falsas, despiden a Paola del INER

Por parte del Comité de Ética, le sugirieron que se acercara a la Fiscalía capitalina, la Defensoría de su universidad –la UNAM– y hasta la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) al ser el Instituto un hospital federal, aunque en este último le aseguraron que primero el INER tendría que resolver internamente el caso y en la UNAM desestimaron la denuncia por falta de pruebas.

Mientras Paola esperaba que atendieran su denuncia, continuó con su servicio y en febrero del año en curso concluyó su tercer año de la residencia, por lo que recibió sus calificaciones y se percató que tenía bloques reprobados, lo cual le provocó extrañeza pues en sus evaluaciones anteriores había recibido buenas marcas.

Al hacer una revisión de sus actas, la residente se percató que el INER había registrado en el sistema documentos apócrifos que tenían las calificaciones reprobatorias, en vez de los originales que ella había entregado después de ser evaluada por los profesores de su rotación. Inmediatamente, solicitó a sus superiores una explicación y que se rectificaran sus actas, pero se le notificó que ella ya no podía continuar en la institución y tendría que repetir su tercer año de especialidad en otro hospital.

Con incongruencias y rúbricas falsas, despiden a Paola del INER

Por parte del Comité de Ética, le sugirieron que se acercara a la Fiscalía capitalina, la Defensoría de su universidad –la UNAM– y hasta la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) al ser el Instituto un hospital federal, aunque en este último le aseguraron que primero el INER tendría que resolver internamente el caso y en la UNAM desestimaron la denuncia por falta de pruebas.

Mientras Paola esperaba que atendieran su denuncia, continuó con su servicio y en febrero del año en curso concluyó su tercer año de la residencia, por lo que recibió sus calificaciones y se percató que tenía bloques reprobados, lo cual le provocó extrañeza pues en sus evaluaciones anteriores había recibido buenas marcas.

Al hacer una revisión de sus actas, la residente se percató que el INER había registrado en el sistema documentos apócrifos que tenían las calificaciones reprobatorias, en vez de los originales que ella había entregado después de ser evaluada por los profesores de su rotación. Inmediatamente, solicitó a sus superiores una explicación y que se rectificaran sus actas, pero se le notificó que ella ya no podía continuar en la institución y tendría que repetir su tercer año de especialidad en otro hospital.

“[Me dieron de baja] Sin tener una revisión de exámenes, sin ellas tener la evidencia de por qué me calificaron así”, dijo. “Hay muchas inconsistencias, muchas incongruencias entre ellas mismas, las doctoras de enseñanza y la profesora titular”.

“Yo no hice nada malo. Creo que mi único pecado fue eso, denunciar una amenaza de muerte”.


Silencio del INER y Secretaría de Salud

A raíz del despido injustificado, Paola intentó escalar el asunto a la Secretaría de Salud federal, que es responsable del INER, pero a la fecha no ha tenido una respuesta. “Mi abogado ya metió un recurso por silencio administrativo ante los órganos internos de control, tanto del INER como de la Secretaría de Salud”, detalló.

Cuando ella presentó su denuncia ante el INER el año pasado, la institución canalizó su testimonio a la Fiscalía capitalina, por lo que la citaron a inicios de abril del año en curso para dar seguimiento a su caso; pero Paola tuvo que pausar el proceso legal porque podría afectar su inscripción a otro hospital para continuar con su especialidad.

“Ser médico es difícil, ser especialista más”

Mientras que Gustavo “N” sigue empleado como residente en el Instituto, el sueño de Paola de convertirse en cirujana torácica se ha obstaculizado.

“Yo sentía esta vergüenza, me daba vergüenza contarle [a mi familia] y ellos dijeran, ‘¿Cómo que te corrieron del hospital?’. Tardé un tiempo para agarrar valor y contarles, y cuando reflexioné que yo en realidad no había hecho nada malo”, compartió.

“Hacer otra especialidad en este momento de mi vida no es una opción, yo ya hice dos años de cirugía general, llevaba 3 años de tórax, ya es mucho, y sinceramente sí me gusta la cirugía torácica”.

Compañeros de todo el país se han acercado con Paola a través de redes sociales para expresarle su solidaridad ante la situación, así como denunciar los malos tratos que ellos mismos han vivido en distintos hospitales como residentes.

“Creo que México es un país donde ser médico es difícil, ser especialista lo es aún más, y es algo de lo que se quejan diario, que en este país faltan especialistas como para que a los que estamos en formación nos quieran truncar nuestros sueños”, reflexionó la doctora.

FUENTE: ANIMAL POLÍTICO.
AUTOR: TAMARA MARES.

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