Mientras el Paquete Económico 2026 promete más impuestos, deuda y recortes para la población, los diputados federales aseguran un aumento salarial que contradice la narrativa de austeridad. Cada legislador pasará de ganar 1 millón 193 mil pesos netos en 2025 a 1 millón 307 mil en 2026, un incremento de 113 mil 739 pesos al año. Además, su sueldo base sube 62 mil pesos, el aguinaldo crece casi 7 mil, y recibirán un nuevo seguro de vida de casi 60 mil pesos. La paradoja es clara: austeridad para los de abajo, privilegios para los de arriba.
Mientras el Paquete Económico 2026 viene cargado de más impuestos, más deuda y recortes, los diputados federales ya tienen asegurado un aumento de sueldo que cualquiera envidiaría.
De acuerdo con el proyecto de presupuesto, cada legislador pasará de ganar 1 millón 193 mil pesos netos al año en 2025 a 1 millón 307 mil en 2026. Es decir, un aumento de 113 mil 739 pesos más en el bolsillo, más de lo que gana un trabajador con salario mínimo en todo un año.
EL DOBLE DISCURSO
El gobierno federal insiste en cobrar más impuestos al refresco, al cigarro o incluso a los videojuegos violentos. Pero cuando se trata de sueldos y prestaciones de la clase política, el cinturón se afloja de inmediato.
Los diputados se proponen un aumento en casi todos los rubros: el sueldo base sube 62 mil pesos, el aguinaldo crecerá casi 7 mil y, como novedad, ahora recibirán un seguro de vida institucional por casi 60 mil pesos.
Mientras tanto, la gente enfrentará alzas en productos de consumo diario y verá cómo la deuda pública se eleva a niveles históricos: 20 billones de pesos a finales de 2026.
EL CONTRASTE CON LA AUSTERIDAD
Vale recordar que desde el sexenio pasado se nos vendió la narrativa de la austeridad republicana. Que los altos funcionarios ya no tendrían privilegios, que los sueldos estarían topados, que “nadie ganaría más que el presidente”.
Pero los números del PPEF 2026 dicen otra cosa: los diputados federales no solo mantienen su nivel de vida, sino que lo mejoran para el siguiente año.
El aumento puede parecer “técnico”: apenas un ajuste, dicen, para compensar la inflación o actualizar tabuladores. Pero el efecto político es otro. Mientras la narrativa oficial exige pobreza franciscana, los representantes del pueblo se blindan con incrementos salariales y nuevos beneficios.
El costo es también simbólico. En un país donde casi el 40% de los trabajadores ganan el salario mínimo (alrededor de 8,500 pesos mensuales), los diputados se darán el lujo de sumar más de 100 mil pesos extra en 2026.
FACTURA PENDIENTE
Cada año, el Congreso aprueba sin titubeos los gastos del Ejecutivo, incluso los más polémicos, como los sobrecostos del Tren Maya o los rescates a Pemex. Ahora sabemos por qué: mientras el presupuesto los premie directamente, los diputados no tendrán incentivos para recortar ni cuestionar nada.
Lo paradójico es que el mismo presupuesto está lleno de discursos sobre disciplina fiscal, austeridad y justicia social. ¿Justicia para quién?
El aumento a los diputados es apenas una muestra de la incongruencia con la que se maneja la política en México: austeridad para los de abajo, privilegios para los de arriba.
Está en manos de los diputados tomar la decisión de echar para atrás estos aumentos. Veremos si así lo deciden.
FUENTE: EMEEQUIS (ESPECIAL)
AUTOR: JUAN ORTIZ (LUPA LEGISLATIVA)
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