Entre los damnificados de la elección judicial, figuran juezas y jueces en funciones que se inscribieron para participar en el proceso; tuvieron pase directo a la boleta, pero perdieron los comicios.
Beatriz Eugenia Álvarez Rodríguez, magistrada del Tribunal Colegiado de Apelación en Zacatecas, y Manuel Mercado Ramos, juez sexto de distrito en Oaxaca con residencia en Salina Cruz, se quedaron sin empleo tras no resultar electos en la primera votación judicial organizada por el INE.
Con más de dos décadas de carrera en el Poder Judicial, denuncian que la elección fue una simulación, con resultados definidos desde antes de votar. No enfrentaron ningún procedimiento de remoción, no tienen derecho a jubilación, y hasta ahora, tampoco han recibido la indemnización constitucional que prometió la reforma. “Nos vieron la cara. Eso es parte de la molestia, porque no fue una contienda pareja, no fue una contienda legal”, acusan.
Para Beatriz Eugenia Álvarez Rodríguez, la elección judicial del 1 de junio fue cualquier cosa menos equitativa. Asegura que desde el inicio hubo condiciones disparejas, favoritismos visibles y una simulación disfrazada de democracia. Mientras algunas candidaturas contaban con estructura política y respaldo oficial, otras —como la suya— se enfrentaron solas al proceso.
“Soy madre autónoma de una niña pequeña y cuidadora de mis padres de la tercera edad. No tengo respaldo, no tengo otro ingreso. Nos sentimos engañados. Nos vieron la cara. Eso es parte de la molestia, porque no fue una contienda pareja, no fue una contienda legal”, dice en entrevista.
Con más de 27 años en el Poder Judicial de la Federación, se postuló para continuar como magistrada en Aguascalientes, pero quedó fuera de la elección. No tiene derecho a jubilación por edad, aunque ya cumple con las semanas cotizadas. Tampoco ha recibido la indemnización que establece la reforma judicial.
Aunque se inscribió para contender por el mismo cargo que ocupa actualmente, asegura que no hubo condiciones mínimas de equidad. Desde el inicio —afirma—, quienes terminaron ganando ya aparecían en los llamados “acordeones” que circularon en todo el país con los nombres favorecidos por el oficialismo.
“El 100 % de quienes estaban en ese acordeón ganaron. Tanto para jueces como para magistrados. Desde el primer día de los cómputos, presenté una queja ante el INE porque ya sabíamos que el resultado estaba definido. Nos dejaron jugar, pero en realidad ya habían decidido quiénes iban a quedarse”, señala.
Álvarez Rodríguez realizó su campaña sin asesores ni recursos. Usó herramientas digitales, inteligencia artificial y redes sociales para difundir su trayectoria, y aun así obtuvo cerca de 20 mil votos. Aun con ese esfuerzo, quedó fuera del proceso.
Pese a su experiencia, su desempeño y los miles de votos obtenidos, quedará fuera del Poder Judicial sin ninguna certeza sobre su futuro. No podrá litigar de inmediato, no tiene otra fuente de ingresos y, hasta ahora, no hay señales de que reciba la indemnización constitucional que la reforma prometió.
“No sé qué voy a hacer. Me voy a quedar sin trabajo, sin ingreso, y con personas que dependen de mí. Si el Estado no cumple, me quedo literalmente en la calle”, advierte.
Durante su carrera, ha enfrentado incluso amenazas por hacer su trabajo. En una audiencia por desaparición forzada, tras exigir a la fiscalía la presentación de testigos, recibió una amenaza directa contra su familia. Se excusó del caso, denunció lo ocurrido, y aun así fue exhibida en conferencias oficiales como si hubiera favorecido a una de las partes. “A veces trabajar con apego a la ley también se castiga”, dice.
Antes de despedirse, lanza un mensaje a la presidenta Claudia Sheinbaum: “Habemos (sic) personas juzgadoras que nos encontramos en estado de vulnerabilidad. Si ya decidieron que no sigamos, al menos garanticen que podamos sobrevivir”.
El caso de Álvarez Rodríguez no fue el único. En Aguascalientes se postularon cuatro magistrados en funciones: Beatriz Eugenia Álvarez Rodríguez, Leonardo González Martínez, José Manuel Quistian Espericueta y David Pérez Chávez. Solo este último resultó electo, y su nombre —según la magistrada— estaba en los acordeones. “En Aguascalientes, el 100 % de las personas que estaban en un acordeón del partido en el poder fueron las que ganaron”, afirmó. Según el juez Saúl Mercado, en Oaxaca pasó lo mismo: de seis jueces de distrito en funciones solo ganaron dos. Quiroz Ayuso y Jaimes Morelos ganaron —dice— “por cantidades ridículas de votos”: 250 mil 280 y 235 mil 329, respectivamente. Ambos, asegura, estaban también en el acordeón promovido por el gobernador.
“Literalmente salgo al desempleo”: juez de Oaxaca
Manuel Mercado Ramos será removido del cargo el 31 de agosto. A partir del 1 de septiembre no podrá litigar durante dos años en su circuito, por lo que deberá abandonar Oaxaca, donde ha hecho su vida junto a sus hijos. Aunque no enfrenta sanción alguna, no ha recibido indemnización ni hubo un procedimiento previo de evaluación.
“Literalmente el 1 de septiembre salgo al desempleo. Si quiero seguir en lo jurídico, tengo que irme a otro estado. Así lo establece la reforma. Mientras tanto, tal vez venda quesadillas, como decía un ministro. Porque de esto no voy a poder vivir”, dice.
Con 23 años en el Poder Judicial —cinco como juez federal—, Mercado asegura que el proceso fue una simulación. En Oaxaca, dice, en el 90 % de las casillas los resultados favorecieron exactamente a los mismos nombres, con cifras imposibles de lograr sin estructura política.
Durante el proceso presentó 19 impugnaciones, todas desechadas. “El Tribunal Electoral ha actuado políticamente. Ya no espero nada de ellos”, asegura. Sin embargo, insiste en exigir que se respeten sus derechos laborales: “Ni al delincuente más peligroso se le separa del cargo sin audiencia. A nosotros sí. Y encima no nos pagan”.
También advierte sobre el riesgo de entregar juzgados complejos a perfiles sin experiencia judicial. “Un juzgado mixto no es para improvisados. Si se equivocan, el error lo paga el justiciable. La curva de aprendizaje se paga con vidas”.
Antes de cerrar, lanza un mensaje al gobierno: “Si no nos quieren, al menos garanticen que podamos sobrevivir. No solo nos están dejando sin trabajo, nos están obligando a exiliarnos”.
La toga como símbolo de despedida de jueces
A medida que se acerca el 31 de agosto, jueces y magistrados en funciones han comenzado a despedirse públicamente en redes sociales. En sus últimas audiencias, algunos se quitan la toga como un acto simbólico.
“Es un asunto de dignidad”, coinciden. Una de ellas es la magistrada Beatriz Eugenia Álvarez Rodríguez, quien compartió su despedida en video. Además de quienes perdieron en la contienda, al menos 23 candidatos han impugnado formalmente la elección judicial, argumentando que el proceso estuvo viciado por la distribución previa de acordeones que definieron los resultados desde antes de votar. Para muchos, ese gesto de dejar la toga representa lo único que la reforma no les pudo arrebatar.
FUENTE: ANIMAL POLÍTICO/OBSERVATORIO JUDICIAL IBERO.
AUTOR: /EDGAR LEDESMA.
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