lunes, 29 de enero de 2024

Tren Maya, daños al patrimonio: Investigadores del INAH a Fiscalía

A la denuncia presentada por destrucción arqueológica en mayo de 2020, y a la exigencia de su investigación en julio de 2021, Felipe Echenique y Juan Manuel Sandoval, investigadores del INAH, ampliaron su informe con nuevos testimonios, que acaban de entregar a la FGR, y que se desglosa aquí.

Con recientes datos y testimonios, y luego de haber realizado nuevos recorridos por las obras del Tren Maya, los investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Felipe Echenique March y Juan Manuel Sandoval Palacios, han documentado la destrucción de monumentos y zonas arqueológicos, principalmente en el tramo 7 del tendido de vías.

De esta manera entregaron a la Fiscalía General de la República (FGR) Alcances a la Denuncia de Hechos presentada el 15 de mayo de 2020 y la Carta Excitativa del 19 de julio de 2021, para que dicha institución investigara la presunta destrucción “de un indeterminado número de bienes nacionales”.

En aquel momento se basaron en el conocimiento y presunción de que en la península de Yucatán existen cientos de miles de zonas y monumentos arqueológicos que requieren de trabajos de investigación y estudios científicos para no ser meros objetos de exhibición y mercantilización, sino para el conocimiento de las sociedades que los produjeron.

Así lo explican en la ampliación de la denuncia realizada por ambos investigadores, Echenique historiador y Sandoval antropólogo social, ahora junto con el arqueólogo Fernando Cortés de Brasdefer, a quien --se recordará-- el INAH levantó un acta administrativa por haber escrito un texto en el cual denunciaba la destrucción.

Ahora, dice el documento entregado a la FGR, con sello de recibido del 18 de enero pasado, “podemos ya mostrar fehacientemente con fotografías, la destrucción, alteración y lo que podríamos llamar saqueo institucionalizado, dado el desmonte y tendido de vías, abertura de bancos de materiales, caminos, construcción de estaciones y ahora hasta de un hotel contraído por la SEDENA (Secretaría de la Defensa Nacional) en medio de la Reserva de la Biósfera de Calakmul en Campeche, a unos cuantos kilómetros de la Zona Arqueológica del mismo nombre, y en la propia selva de Quintana Roo”.

La inmensa mayoría de quienes trabajaron en el proyecto de salvamento arqueológico de los diversos tramos del Tren, a decir de los denunciantes, son estudiantes o pasantes de arqueología, a quienes no contrató el INAH sino la Sedena e incluso excavaron directamente soldados.

Algún día no lejano, avizora Echenique, cuando muchos de esos jóvenes que colaboraron por necesidad laboral y económica no sean recontratados o no encuentren trabajo en su profesión en instancias como el INAH (donde hace décadas no se abren plazas), “querrán hablar” y dar testimonio del daño, la destrucción y hasta el saqueo arqueológico.




Estudio clave

La ampliación de la denuncia ante la Fiscalía fue hecha a partir de la segunda parte del estudio Cuaderno de Trabajo Número 3, “La construcción del Tren Maya y la destrucción del Patrimonio Arqueológico en la Península de Yucatán”, de 228 cuartillas, realizado por Sandoval Palacios en el marco del Seminario Permanente de Estudios Chicanos y de Fronteras de la Dirección de Estudios en Antropología Social del INAH, y del Grupo de Trabajo “Fronteras, regionalización y globalización” del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales y Red Mexicana de Acción frente al Libre Comercio, presentado en este espacio en abril de 2022.

El documento fue actualizado a diciembre de 2023 y “está dedicado a mostrar, mediante un registro etnográfico y fotográfico, la destrucción de un gran número de monumentos prehispánicos mayas por la construcción del trazo por donde correrán las vías del llamado Tren Maya, principalmente en el Tramo 7, de Bacalar en Quintana Roo a Escárcega, Campeche...”.

Y reúne testimonios de trabajadores de las diversas instancias involucradas (ingenieros civiles, biólogos, administradores ambientales, topógrafos, choferes de camiones de carga, operadores de maquinaria pesada), así como de ejidatarios, campesinos y gente de la comunidad, quienes fueron testigos de la “destrucción” de monumentos, estructuras y montículos.

La información fue enriquecida con las observaciones que Echenique, Sandoval y Cortés de Brasdefer pudieron hacer durante sus recorridos. El antropólogo registra en su diario de campo y en su estudio (como un caso de entre los muchos que documenta), que a un costado de la carretera Escárcega-Chetumal hay estructuras prehispánicas. Lo cual significa que se trata de una zona de monumentos, no obstante, a un lado se trazó la ruta del tren.


Pudo observar en su visita restos pétreos arrasados por bulldozers, muchos tiestos, lascas de pedernal “e incluso una estructura arrasada en su mayor parte donde se veían algunas piedras removidas”. Lo mismo en su trayecto al Ejido Tres Garantías en Quintana Roo, donde se encuentra la Reserva Natural del mismo nombre, en la cual las imágenes fotográficas muestran un mismo basamento en diferentes fases de destrucción. Registra daños a los cenotes, avances en la especulación inmobiliaria y hace referencia a los dividendos que se incrementan ya para las transnacionales.

Se le pregunta a Sandoval si el Tren tendrá algún beneficio social para las comunidades. Quizá, dice, puedan viajar en él de un punto a otro de la península o llevar sus “costalitos de maíz, chile o lo que produzcan, o desarrollar algunos proyectos ecoturísticos”. Pero subraya que sería mínimo, nada comparable con las ganancias que tendrán las empresas e industrias transnacionales de turismo, hidrocarburos y otros recursos naturales como maderas preciosas.

Echenique señala por separado que en su recorrido pasaron también por la autopista de Campeche a Yucatán. Cuando se hizo esa vía, los arqueólogos que realizaron el salvamento dejaron a raya algunas pirámides, en cambio el tren, a la misma altura del trayecto, no respetó otros vestigios.

Desprotección

El proyecto Tren Maya, refieren en la denuncia, se presentó como con un discurso “desarrollista” y nacionalista, cuando es en realidad un plan de reordenamiento territorial que “provocará una colonización intensiva y extensiva que cambiará toda la fisonomía natural y de asentamientos humanos pasados, presentes y futuros en el sur sureste de la República mexicana.

“Bajo esas condiciones será muy difícil salvar y conservar lo que desde ahora se dejó al garete y fuera de toda protección legal. Por ejemplo, se habla de declarar reservas naturales o parques a cargo del ejército, pero en ningún momento de establecer Declaratorias de Zonas de Monumentos Arqueológicos, toda vez que el propio director del INAH (Diego Prieto) señaló que los trabajos de salvamento descubrieron más de 20 mil basamentos. No se mencionan las medidas conducentes para su protección y salvaguarda”.

Insisten en que no se equivocaron al presentar la denuncia ante la Fiscalía desde 2021 con la presunción de la existencia de cientos de miles de monumentos y zonas de monumentos, porque la aseveración se funda en evidencias científicas y del dominio público, de que en esos lugares hay selvas y bosques poco tocados. Ahora en el Cuaderno de Trabajo 3, que se anexa a la denuncia, “quedan perfectamente explicitadas una gran cantidad de destrucciones”.

Y acusan la “inacción” de la FGR, encabezada por Alejandro Gertz Manero, y la “nula voluntad de los directivos del INAH por esclarecer los hechos. Hacen ver que la destrucción de los vestigios materiales va más allá de lo documentado en el Cuaderno, pues consideran que tiene que ver también con la información y el análisis de gabinete y laboratorio:

“Acumular material, sin etiquetar, sin bitácoras, sin mapas de georreferencia, etc., es otra manera de destrucción, pues son materiales que ya no podrán ser analizados por las siguientes generaciones”.

El pasado 27 de enero, en la conferencia matutina del presidente Andrés Manuel López Obrador, Diego Prieto reportó que al 25 de enero “se han registrado y preservado 59,340 bienes inmuebles; 1,423,524 fragmentos cerámicos; 1,956 bienes muebles, de los cuales 1,487 están en proceso de restauración; 699 restos humanos y 2,352 rasgos naturales asociados a la presencia de grupos humanos”.

Y habló del reciente hallazgo de un basamento piramidal, que debido a su “categoría” y a encontrarse en el “derecho de vía del Tramo 7” fue reubicado, es decir, fue completamente desmontado y edificado “de la misma manera” en un espacio distinto al que fue erigido en la antigüedad.

Pero el centro de la noticia difundida por el propio INAH fue el aumento de visitantes a las zonas arqueológicas cercanas al Tren Maya, que fue superior en un 20% comparando las cifras de diciembre de 2023 y diciembre de 2022.

Los denunciantes exigen a la FGR ordenar al INAH que entregue los trabajos de salvamento a lo largo y ancho del tendido de las vías del Tren Maya. Y a que exhiba con mapas los tramos en los cuales se desvió la ruta por vestigios relevantes y las medidas legales tomadas para su salvaguarda; visibilizar en mapas georreferenciados los lugares donde se encontraron los monumentos muebles que afirma se han salvado, y exhiba los fundamentos legales por los que la administración, bienes muebles e inmuebles, dividendos, rentas y beneficios que proporcionen tanto el Tren Maya como el del Istmo de Tehuantepec, fueron asignados al Ejército y la Marina Armada de México.

Para el historiador Echenique es incierto que algún día haya justicia en este proyecto, pero considera que tanto el estudio como la denuncia son testimoniales de la destrucción. Quedó mucho trabajo pendiente, no terminaron de recoger todo lo que exploraron, y eso en su opinión es saqueo.

Fue testigo, enfatiza, de que muchos de los jóvenes arqueólogos ni siquiera llevaban un cuaderno para el registro de lo que iban sacando, cuando les preguntaba a algunos le respondían que lo harían en la noche.

“Ésa es otra parte de la destrucción, una es la que se hace en el campo, física, real de muchos monumentos, y la otra es del conocimiento, porque no quedan bien hechos los registros de lo salvaguardado... Presumir piezas rescatadas no es la misión del instituto, y se lo dije a Diego Priego, porque así se alienta el saqueo. Y al momento no hay una sola preparación de declaratoria de monumentos para el área maya.

“Que diga que se encontraron más de 32,000 basamentos, está bien, pero cuáles son, la forma de protegerlos objetivamente es la declaratoria de monumentos y no han hecho ninguna”.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: JUDITH AMADOR TELLO.

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