viernes, 13 de octubre de 2023

Enfermos en el abandono: Hospitales en Ecatepec y Tlalnepantla, promesas fallidas del PRI

Habitantes del Estado de México reclaman a los gobiernos priistas el abandono en el que dejaron el Instituto Oncológico de la entidad y el Hospital General de Tlalnepantla Valle Ceylán; concluir ambos hospitales es una promesa de López Obrador.

Raymundo Carrasco tiene 73 años y padece problemas de la próstata, se atiende en consultorios particulares porque en el seguro social tardan hasta cinco meses en recibirlo y el medicamento que le recetan ahí ya no es suficiente. 

Además, Don Raymundo tuvo que conseguir 700 pesos para poder comprar unas gotas para su esposa que fue operada recientemente contra las cataratas. Para  llegar a la farmacia tiene que pasar por una obra abandonada cuya culminación ha sido promesa de dos gobernadores, pero continúa inconclusa. 

Se trata del Instituto Oncológico del Estado de México, ubicado en Ecatepec. Fue anunciado por Eruviel Ávila Villegas, entonces gobernador del Estado de México, en 2014, durante el evento “Día del Superviviente de Cáncer”. El hospital atendería a pacientes de la zona conurbada de la entidad para evitar que se trasladaran hasta la Ciudad de México para recibir su  tratamiento.

Han pasado nueve años y el inmueble de cuatro pisos sigue sin brindar servicio médico. Se ubica en la avenida José López Portillo, donde se encuentra la línea 2 del Mexibus, por lo que el lugar es muy concurrido. 

Todos los habitantes que pasan por ahí están acostumbrados a ver cómo la maleza amenaza con tirar la reja que delimita el terreno del inmueble, cómo los bordes del techo tienen salitre y cómo cuelga el cableado eléctrico del techo del primer nivel. 

El  Instituto Oncológico del Estado de México forma parte de los diez hospitales inconclusos que hay en diferentes municipios de la entidad. Eruviel Ávila y Alfredo del Mazo prometieron su conclusión y a principios de este mes se sumó el presidente Andrés Manuel López Obrador. 

Durante la firma del convenio de universalidad de la pensión para el bienestar de las personas con discapacidad, el primer mandatario mencionó que el IMSS Bienestar rescatará de manera prioritaria el Hospital Oncológico de Ecatepec que quedó incompleto en los sexenios anteriores. 

Además, el pasado 10 de octubre, Zoé Robledo, director del IMSS, informó que el acuerdo de federalización del sistema de salud IMSS-Bienestar pondrá en operación hospitales que quedaron abandonados, entre ellos este inmueble y el Hospital General de Tlalnepantla Valle Ceylán.

Sin hospital y sin dinero

Don Raymundo está pensionado, recibe 3,600 pesos mensuales y con el dinero de los últimos meses tuvo que costear la operación de su esposa, de 72 años, de lo contrario perdería la vista.  

La esposa de don Raymundo era atendida en la clínica no. 93 del IMSS, pero fue cerrada tras el sismo de 2017. Trasladaron a los pacientes a otra unidad, pero ahí no tenían los servicios que ella necesitaba. “Es que ahorita está descompuesta la máquina”.

Después de la pandemia, la esposa de Raymundo tuvo que iniciar su tratamiento desde cero en una clínica privada ubicada a unas cuadras de la obra abandonada. La intervención le costó 18 mil pesos, pero ese no será el único gasto, también tiene que realizarse estudios, comprar medicamentos y pagar consultas de seguimiento.  

“Ya tiene un poquito de tiempo” que él hijo de don Raymundo falleció por insuficiencia crónica renal. Realizaba traslados de 2 horas para acudir a una clínica privada a realizarse tratamientos de hemodiálisis porque en el seguro social no podían hacérselas.

Su familia gastaba 2,500 pesos cada tercer día y los cambios de catéter costaban 25 mil pesos. Don Raymundo tuvo que pagarlos frecuentemente y cuando se le acabaron los recursos optó por llevarlo a un hospital de Zumpango. 

Después, ya no pudo realizarse sus hemodiálisis ahí porque el lugar se quedó sin nefrólogos, especialista que su hijo necesitaba para continuar su tratamiento.

Raymundo cree que los políticos del país “nomás llevan agua a su molino y al pueblo atolito con el dedo”. Incluso no sabía que esa construcción sería un hospital, solo recuerda que tiene “fácil como 7 años” abandonado.

No terminaron el hospital, pero sí compraron equipo

Entre los hospitales inconclusos, esta obra es la segunda con mayor monto de inversión. Desde 2014 hasta que Eruviel Ávila dejó la gubernatura en 2017, el Instituto de Salud del Estado de México (ISEM) gastó 336 millones de pesos para su construcción y equipamiento. 

La primera empresa que ISEM contrató para construcción fue Alvarga Construcciones, S.A de C.V. Le otorgó un contrato por 204 millones de pesos, pero dos años después, en 2016, inició la rescisión por incumplimiento de la constructora. 

Este martes, Animal Político reveló que esta constructora está relacionada con Kouro Desarrollos, S.A de C.V, propiedad de dos hijos de Jesús Murillo Karam, exprocurador de la república, debido a que han compartido domicilios, representantes legales e incluso han ejecutado obras juntos.

Además, el administrador de Alvarga Construcciones, S.A de C.V,  Miguel Ángel Tello Ludlow , es socio de Jesús Murillo Ortega, hijo de Jesús Murillo Karam, en la cadena de restaurantes Café Madero. 

En 2019, ISEM declaró vía transparencia que el estatus legal entre el gobierno del Estado de México y Alvarga Construcciones, S.A de C.V, es considerado “información reservada”.

Aún sin haber terminado el hospital, el ISEM compró un acelerador lineal de alta energía y una unidad de radioterapia intracavitaria con iridium 912 a la empresa Electrónica y Medicina S.A. de C.V. por un monto de 76 millones de pesos, pero ese equipo no llegó al inmueble, pues ni ventanas tenía. 

En 2016, el ISEM volvió a contratar a otra constructora, esta vez fue a Montenez, S.A de C.V. por 62 millones de pesos para continuar las obras. Aún así el hospital no ha sido terminado. 

Según el Plan Maestro de Infraestructura, la construcción del Instituto de Oncología del Estado de México tendría un costo de 401 millones de pesos. A la fecha, la obra solo presenta un avance de 58% pese a que ya se han erogado 83% de los costos totales. 

El sucesor de Eruviel Ávila también dejó pendiente la obra, a pesar de que durante un evento conmemorativo, el Día del Médico, realizado en octubre de 2018, Alfredo del Mazo prometió que el hospital estaría brindando servicio el siguiente año.

“Hice el compromiso de poner en operación el Hospital Oncológico de Ecatepec el próximo año; será el primero en el Valle de México para atender casos de cáncer.” No ocurrió.

Según el concentrado de erogaciones realizadas por ISEM para la construcción del hospital, que el propio instituto entregó a este medio vía transparencia, la administración de Del Mazo nunca destinó presupuesto para terminar la obra. 

Su equipo respondió a Animal Político, al cierre de su mandato, que una de las razones por las que no concluyeron ninguno de los hospitales es por la “falta de regularización en los predios”. Sin embargo, en 2013 Eruviel Ávila mencionó en su tercer informe de gobierno que esta obra ya contaba con el proyecto ejecutivo y el terreno.

Ni mercado ni hospital desde 2017

A principios de los 70 inauguraron el Hospital General de Tlalnepantla, que brindaba servicios de consulta general y especialidades. Acudían habitantes de la zona conurbada del Estado de México y de otras entidades federativas. Tras el sismo de 2017 ese inmueble fue desalojado, lo que significó una gran pérdida para los pacientes y  los comerciantes del lugar. 

De Cuautitlán Izcalli hasta Querétaro venían personas a atenderse en el “mercado”, así se refiere Isabel Moreno al hablar del hospital porque ese fue el proyecto inicial.  Ella tiene 67 años, presenció cuando colocaron la primera piedra y cuando notificaron que sería deshabilitado. Ahí nacieron sus hijas, sus sobrinas y su madre también fue atendida en ese lugar.

Isabel cuenta que en ese terreno se construiría un mercado, pero después cambiaron el proyecto para edificar un hospital por las necesidades de la población. Tlalnepantla cuenta con 771 mil habitantes donde 44% no tienen seguridad social.

Desde 2012 se planteó el proyecto para sustituir al “mercado” por el Hospital General de Tlalnepantla Valle Ceylán, que se encuentra en la zona oriente del municipio, pero éste continúa en obra negra después de una década.

La construcción del Hospital General de Tlalnepantla Valle Ceylán comenzó en 2013. El Instituto de Salud del Estado de México (ISEM) contrató a cuatro empresas para su realización y gastó en total 364 millones de pesos desde ese año hasta 2017, pero sigue sin dar servicio. 

Los muros de la obra están agrietados y con salitre. En los rincones hay cimbra arrumbada, que se ha podrido por la humedad; hay tambos de metal salpicados de cemento que ya se han oxidado y las varillas de la barda principal brotan a la vista porque el concreto se está desgranando. 

Para llegar se tiene que subir el cerro de la cantera que está atiborrado de viviendas, hay callejones estrechos y elevados que parecen laberintos. Jóvenes con bolsas al hombro, pantalones holgados y gorra merodean en las calles en motocicletas con música a todo volumen.

Las casas tienen la marquesina pronunciada, ya que hay pisos más voluminosos que otros. Ninguna está al nivel del suelo, todas están pintadas con leyendas como “Que siga la Transformación” o “En Tlalne #Marcelo sí”. Ningún muro está exento de ser grafiteado. 

El Instituto de Salud del Estado de México (ISEM) invirtió inicialmente 142 millones de pesos para contratar a la empresa Prodi (Grupo Promotor de Desarrollo e Infraestructura, S.A de C.V.) Un mes después, contrató a Espacios Inteligentes, Diseño y Construcción, S.A de C.V. por 4 millones de pesos para supervisar los trabajos. 

Prodi es propiedad de José Miguel Bejos, un empresario amigo del expresidente Enrique Peña Nieto, y ahora, también contratista favorecido por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

José Miguel Bejos ganó al menos 19 mil millones de pesos en contratos durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, pues también es presidente de la filial mexicana de Mota Engil, creada en sociedad con Prodi. Incluso, el empresario le rentó al político en 2012 una casa en Lomas de Chapultepec, una de las zonas de mayor plusvalía en la Ciudad de México. 

Actualmente, Bejos continúa recibiendo contratos de la administración de Andrés Manuel López Obrador. Su filial Mota-Engil se encargó de construir el primer tramo del Tren Maya por el que ganó 15 mil 538 millones de pesos, según un reporte de la revista Proceso.

En 2015, dos años después, el ISEM volvió a contratar a otra constructora, esta vez fue Grupo Constructor D Siete. S.A. de C.V. por 131 millones de pesos y en 2017 contrató a Ulsa Consorcio Urbanista e Inmobiliario, S.A. de C.V por 29 millones de pesos.

Pero esas empresas comparten integrantes. 

Alberto Mejía Escobar es administrador de Grupo Constructor D Siete y también es accionista de Ulsa Consorcio Urbanista e Inmobiliario, en esta última es socio de José Luis Mejía Escobar, quien ocupó provisionalmente la notaría número 6 en el Estado de México en 1993.

La conclusión de este hospital fue un compromiso de dos gobernadores. Eruviel Ávila dijo en 2012 que “la conclusión está contemplada para finales del año en curso”, pero en ese entonces la construcción aún no comenzaba.

Del Mazo declaró en 2017, tras la pérdida del hospital general del municipio,  que el Hospital General Valle Ceylán Tlalnepantla “se reactivaría de inmediato”, pero tampoco cumplió. Incluso, en toda su administración no destinó presupuesto para continuar la obra y al final de su mandato señaló que gestionó la actualización del proyecto ejecutivo con las actuales normas de construcción “con la finalidad de que pueda recibir inversión física para su conclusión y equipamiento”.

En Tlalnepantla solo hay centros de salud que brindan servicios médicos básicos. El  hospital que podría dar atención médica de segundo nivel a la población sin seguridad social es un inmueble deshabitado, una obra que lleva años en el olvido.

La desesperanza los une

“Ya no les creemos […]ya no le creo a nadie”, admite María Isabel Gil. 

María Isabel barre a diario la entrada de la fonda que emprendió con su esposo, Zeferino Ovando Mejía, cuando lo hace siempre ve una obra abandonada que varios mandatarios les han prometido terminar: el Hospital Municipal de Zinacantepec.

Ellos esperaban que con la llegada del hospital su negocio fuera todo un éxito, decidieron abrir ese local porque los primeros dos años la construcción avanzó significativamente, pero nunca la terminaron. “Había muchísima gente trabajando…pensábamos que iban a entregar el hospital. Se salió, no lo entregó. Okay, dijimos a la otra administración, nada, la otra administración, nada.”

En 2013 comenzó la construcción del hospital y pese a que el Instituto de Salud del Estado de México (ISEM) ha gastado 52 millones de pesos, la obra solo refleja un avance de 47%, según la administración de Alfredo Del Mazo.

El ISEM contrató a dos empresas para su realización en el mismo año: a la constructora LM Grupo Constructor, S.A de C.V. por 40 millones de pesos y a la supervisora Andrade & Arrevalo Arquitectos, S.A de C.V. por 2 millones de pesos.

Entre los integrantes de la constructora se encuentra Jorge Francisco Corona Méndez, comisario o consejo de vigilancia de la sociedad, quien fue secretario auxiliar de Enrique Peña Nieto cuando fue gobernador del Estado de México y presidente de la república. 

Corona Méndez también se desempeñó como Diputado federal de 2019 a 2021 en el lugar de Jorge Emilio González Martínez, conocido como “El niño verde”, tras la autorización de su licencia indefinida. 

Por otro lado, el ISEM registró un gasto en 2014 por casi 12 millones de pesos para continuar la obra a pesar de que el propio instituto declaró no haber contratado a ninguna empresa en ese año, según respuestas de transparencia. 

El ISEM ha gastado 74% del costo total de la obra y ésta permanece con las columnas agrietadas, las ventanas rotas,  la cimbra carcomida, con la maleza a un metro de altura y sin recibir a un solo paciente. 

Don Zeferino ha sido testigo del abandono. Él tiene 72 años, dejó la albañilería, su oficio de toda la vida, porque ya estaba cansado, y tenía la esperanza de que el nuevo negocio les traería prosperidad, no fue así. Por ahí pasan pocas personas, y sus ventas apenas le alcanzan para “ir sobreviviendo”. 

Muchas comunidades serían beneficiadas con este hospital como Santa Cruz, San Juan, San Cayetano, San Pedro Tejalpa, San José, Acahualco, San Francisco, Santa María, San Lorenzo y San Luis, pero después de diez años continúan esperando que sea inaugurado “El tiempo avanza, y algún día vamos a tener que necesitar de un hospital y por aquí cerca no hay”, lamenta don Zeferino.

No hay ningún candidato del ayuntamiento que no haya pasado por ahí para prometer la culminación del hospital: “apóyenos, vamos a gestionar”, y como siempre uno creído, ¿no?, ahí está el voto, ahí está el apoyo, ¿y dónde está el apoyo de ellos?.

Hace meses, Delfina Gómez —en ese entonces candidata a la gubernatura— acudió a Zinacantepec para prometer la terminación y equipamiento del hospital. María Isabel muestra apatía, está acostumbrada a esos discursos políticos. “Puede ser, puede ser que nada más otra promesa, quién sabe si lo haga […] Ahora sí que tenemos otra esperanza, otros seis años.”

El consultorio médico que se encuentra a un costado de la cocina económica fue fundamental para que los vecinos pudieran atenderse durante la pandemia porque no hay clínicas cercanas. Zeferino y María Isabel continuaron trabajando, atendían a los enfermos que salían del consultorio y no haberse contagiado se lo atribuyen a Dios. 

“¡Bendito Simi!”, dice María Isabel para referirse a las clínicas donde tienen que acudir para atenderse tras la extinción del Seguro Popular, ahora llamado IMSS-Bienestar. 

Zeferino y María Isabel pasan los días esperando a que un cliente entre a su local y ocupe una de las diez sillas que hay en el lugar. En las parrillas hay cacerolas con guisos listos para servir y hay un estante con refrescos de diferentes sabores que ya se han empolvado. 

Este matrimonio cree que los gobernantes procuran su “bolsillo” ante el bienestar de la gente, que siempre los engañan a costa de su voto. Frases como “Si me eligen yo gestiono para que este hospital empiece a funcionar pronto” o “antes de que yo me vaya, el hospital está funcionando” las conocen de memoria. 

“Se preocupan por sus bolsillos, por llenar la cartera, llenar el costal y vámonos a España, y el pobre mexicano de pueblo, pues ahí que se muera no nos importa […] espero que mis palabras no ofendan a los grandes políticos de México”.

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