martes, 9 de mayo de 2023

Del estupro al chantaje, el infierno en el pentatlón moderno

La denuncia pública que hizo la pentatleta olímpica Tamara Vega sobre cómo se relacionó con su primer entrenador cuando ella tenía 16 años y era seleccionada nacional, destapó la serie de abusos sexuales y sicológicos a los que están expuestas las deportistas, sobre todo las menores de edad. Aunque la atleta no lo señaló con nombre y apellido, una investigación de Proceso da cuenta de que el agresor continúa operando en el sistema del deporte y es el actual entrenador nacional, protegido por la indiferencia de las instituciones.

“A los 14 años conocí a mi entrenador. Yo era una morrita sin papá, llega una figura masculina que te dice: ‘yo te voy a proteger, te voy a cuidar, pero pues vengache pa’acá”. Es la voz de la pentatleta olímpica Tamara Vega en el documental de su autoría Atletas frente al espejo donde da cuenta del abuso sexual,  psicológico y emocional que sufrió por parte de un adulto 11 años mayor quien, además, era su figura de autoridad.

“En mi medio es súper común que una atleta ande con un entrenador. (Hay que) concientizar que hay muchos depredadores, fui un blanco fácil y me defendía de la vida sin herramientas, como una gatita dando arañazos a putos lobos”, narra entre lágrimas y sollozos.

El 2 de marzo último, Tamara Vega presentó este documental. Cinco días después fue entrevistada en el portal SDP Noticias donde sin mencionar el nombre de su agresor dio más detalles de la relación de pareja que sostuvo con su entrenador de los 16 a los 21 años y las consecuencias de separarse de él.

“Estar con él me daba odio. Decía: ‘ya no quiero que me estés dando órdenes; no quiero que me toques, ya no quiero esto. Los llamo depredadores, son personas que saben que eres vulnerable, una persona fácil de manipular: ‘yo te voy a cuidar, pero tienes que hacerme caso en todo lo que te diga’. ¿Y tú que dices? Pues sí, no tienes a nadie más, convives con él y se comienza a dar otro tipo de acercamiento. Se dio el abuso. 

“Empezó a los 16 años con mi entrenador de ese momento y duré cinco años en un abuso sistemático donde yo no tomaba ninguna decisión. Todo mundo lo sabía y nadie hizo nada. Pasaron esos cinco años y me dije: ‘esto no está bien, este güey ya no me deja decidir ni siquiera sobre mi dinero’. Dije: ‘basta, ni madres’ y me salí del equipo. Recuerdo que dijo que si lo hacía él se iba a encargar de que yo nunca volviera a calificar a unos Juegos Olímpicos y sí lo cumplió porque califiqué y no me llevó”. 

Sergio Escalante es el entrenador cuyo nombre no menciona Tamara Vega. Es quien la recibió en 2007 en el Centro Nacional de Desarrollo de Talentos Deportivos y Alto Rendimiento (Cnar), las instalaciones públicas de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) que operan con recursos del gobierno federal donde los niños deportistas antes podían estudiar la secundaria y el bachillerato.

En aquel entonces, Escalante era un pentatleta sin éxito a punto del retiro y comenzó su transición, sin preparación de por medio, para convertirse en entrenador a propuesta de la Conade. Él, Isaac Cortés y Julio Granados eran quienes entrenaban a un grupo de adolescentes, mujeres y hombres de la selección juvenil de pentatlón moderno.

Hoy día, Escalante es el entrenador nacional de pentatlón moderno. Sin embargo, la Conade no le paga porque tiene un adeudo de 5.5 millones de pesos no comprobados. Entrena únicamente a Mariana Arceo. Tamara Vega, una niña chihuahuense de escasos recursos económicos, hija de una madre soltera, dejó su casa en 2007 para iniciar su carrera deportiva en busca del sueño olímpico.

Este texto es un adelanto del reportaje publicado en el número 2427 de la edición impresa de Proceso

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: KARLA CABRAL, BEATRIZ PEREYRA.

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