lunes, 13 de diciembre de 2021

Hace 15 años del “Michoacanazo”. Lo que vino fue una tragedia de grandes dimensiones

Los homicidios dolosos registrados en Michoacán al cierre del año 2020 son al menos 198 por ciento superiores al número de asesinatos (661) registrados en el año 2006, cuando el expresidente Felipe Calderón Hinojosa puso en marcha el Operativo Conjunto Michoacán para “liberar a esa entidad de los poderes fácticos” y con la cual, dio a inicio a su llamada “Guerra contra el Narco”.

Michoacán se ha vuelto el botín de guerra del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), organización criminal que busca hacerse del control de esa entidad en donde hace exactamente 15 años Felipe Calderón dio inicio al “Operativo Conjunto Michoacán”, estrategia con la cual hizo una declaratoria de Guerra al crimen organizado y que se replicó a lo largo del país al igual que lo hicieron los enfrentamientos, la violencia y la inseguridad.

En ese entonces, el Presidente Calderón sumó al Ejército a las labores de Seguridad Pública para reducir la presencia del crimen en la zona. De esta manera se desplegaron inicialmente cerca de cuatro mil 260 elementos castrenses, 46 aeronaves y 246 vehículos intervinieron la entidad. Pero además de apoyarse en la milicia empleó a la Policía Federal —que en ese entonces apenas nacía—, frente a la cual colocó a Genaro García Luna, un hombre de todas sus confianzas que actualmente se encuentra preso por presuntos vínculos con los cárteles de la droga, aquellas agrupaciones a las que debía combatir.

Hoy a la vuelta de tres lustros, la violencia no sólo no se redujo en Michoacán, sino que se extendió por todo el territorio. Esta entidad no solo germinó la estrategia calderonista a la cual se le ha adjudicado la crisis de homicidios dolosos, desapariciones, masacres y violaciones de derechos humanos, sino que también vio nacer a uno de los cárteles más poderosos y bélicos de México: el Cártel Jalisco Nueva Generación, al tiempo que se desvanecieron otros como Los Caballeros Templarios y la Familia Michoacana. También ha sido el origen de al menos seis cárteles y hasta 100 células criminales, de acuerdo con especialistas.

El periodista y especialista en temas del crimen organizado, Ricardo Ravelo, recordó en entrevista con SinEmbargo que la guerra de Calderón ha sido evaluada como una guerra fallida porque ningún cártel fue desarticulado durante su mandato.
“Yo creo que estamos ante un escenario de mayor nivel de violencia, de mayor crimen y mayor impunidad […] Desde entonces a la fecha la situación ha empeorado porque hoy la estructura de Gobierno, a nivel estado, está totalmente desdibujada, sin capacidad de reacción, sin capacidad de poner a salvo a la población michoacana, que es la más impactada por la violencia”, comentó.
EL MAPA EN MICHOACÁN

El surgimiento de al menos seis cárteles —tras la caída de los Los Caballeros Templarios— ha acentuado la violencia en Michoacán a lo largo de los últimos años.  El vacío de poder propiciado por el debilitamiento de las que antes eran las agrupaciones criminales dominantes provocó el nacimientos de nuevas organizaciones criminales y con ello el repunte de la inseguridad. A ello se le suma que las policías municipales quedaron rebasadas.
“Desde que se desmembró o mejor dicho desde que perdieron fuerza los Caballeros Templarios, en Michoacán se creó una especie de vacío de poder, que ha sido intentado llenar por muchas organizaciones pequeñas, pero también por una muy grande que en este caso es CJNG, y lo que estamos viendo es este proceso de lucha para llenar ese vacío que quedó ante el debilitamiento de Caballeros Templarios”, indicó Víctor Manuel Sánchez Valdés, investigador y especialista en seguridad pública.
En 2006, había al menos tres cárteles: Los Caballeros Templarios, La Familia Michoacana y Los Valencia; además una célula llamada “La Empresa” que era una incisión de Los Zetas. En ese entonces el cártel de Los Valencia, asociado con Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, se enfrentaba al del Golfo y a una organización delincuencial apenas naciente: La Familia Michoacana.
“Ya desde entonces Michoacán era un estado de excepción y desde entonces a la fecha, la situación ha empeorado gravemente”, indicó Ricardo Ravelo.
En ese entonces el panorama en las cifras de delitos de homicidio doloso en Michoacán, ascendía a un total de 527 asesinatos —reportados en 2006—, de los cuales, 239 se cometieron con arma de fuego, de acuerdo con las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

Ante el avance del crimen organizado, en el año 2013, se crearon los llamados grupos de autodefensa, los cuales impusieron su ley y frente a lo cual el Gobierno de Enrique Peña Nieto decidió nombrar a Alfredo Castillo como Comisionado para la Seguridad y Desarrollo Integral de Michoacán, en un intento por llevar la paz a la entidad, pero que resultó otro fracaso

A la fecha, existen en varias localidades nuevos grupos de autodefensa que han buscado frenar el avance del Cártel de Jalisco, como ocurre en Aguililla; no obstante, también los grupos de autodefensa, de acuerdo con pobladores y algunos especialistas, se han relacionado o aliado con integrantes del crimen organizado.
“Las autodefensas son híbridas, no todas, pero son un híbrido entre grupos que buscan defender del crimen y grupos que están a favor del crimen, es decir, hoy ya no se sabe bien a bien qué autodefensas son realmente legitimas y cuales están al servicio del crimen organizado”, expresó Ravelo.
Hoy en día, al menos nueve cárteles de la droga operan en las diversas regiones de Michoacán: el CJNG, La Nueva Familia Michoacana, La (antigua) Familia Michoacana, Los Caballeros Templarios, Cártel de Tepalcatepec, Cártel de Los Reyes, Cártel de Los Correa, Cártel de Zicuirán y Cártel de El Camaleón.

La Nueva Familia Michoacana —integrada en su mayoría por exautodefensas y extemplarios, según ha reportado la agencia EFE con informes de Gobierno—, cuenta con el apoyo de dos brazos armados autodenominados como Los Viagras y Blancos de Troya.

Además de los cárteles se han generado diversas células criminales que se dedican también a extorsiones, secuestros y diversos crímenes. Ricardo Ravelo estima que en esa entidad federativa nacieron al menos unas cien células delictivas.
“En Michoacán hablamos de cuatro o cinco organizaciones, pero todas las ramificaciones tienen copado todo el territorio; estamos hablando de por lo menos otras cien células y ni se diga las autodefensas”.
El estado es deseado por los grupos criminales debido a su ubicación geográfica clave al ser la puerta de entrada a la ruta del Pacífico que la coloca como un punto estratégico de abastecimiento de droga. Además se le suman las arterias que conectan a Michoacán —que colinda con Colima, Jalisco, Guanajuato, Querétaro, Estado de México y Guerrero— con el norte del país.

La pugna por ese estado la protagonizan el CJNG, de Nemesio Oseguera Cervantes, “El Mencho”, contra La Nueva Familia Michoacana.

No obstante, la principal amenaza la representa el Cártel de Jalisco, que en 2019 expandió sus tentáculos a todas las regiones de Michoacán, estado que quiere recuperar “El Mencho”, oriundo de esta tierra, quien se ha vuelto el narcotraficante más buscado por Estados Unidos y México, tras la caída de Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”.

La crisis de violencia y las condiciones en esta entidad han empeorado porque la estructura de Gobierno a nivel estado, explicó el periodista Ricardo Ravelo, está totalmente desdibujada, sin capacidad de reacción ante el crimen que los ha rebasado y que ha impedido que pongan a salvo a la población.
“Desde Calderón a la fecha, en realidad todas las estrategias que se han implementado en Michoacán lamentablemente han fallado, incluida la actual”, dijo Ravelo.
Un ejemplo de ello son los mil 974 homicidios dolosos reportados al cierre del 2020 en Michoacán que son al menos 198 por ciento superiores a los registrados en 2006 (661); en tanto que los secuestros al cierre del año anterior son un 200 por ciento superiores a los 16 que se perpetraron en 2006.

Pero no sólo la violencia en esa entidad se ha recrudecido en términos numéricos, sino que ahora los crímenes son cada vez más sanguinarios.

Víctor Manuel Sánchez y Amalia Pulido Gómez, investigadores del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), explicaron que la inseguridad que vive actualmente Michoacán es multifactorial, pero una de las principales razones a las que se adjudica, es que el CJNG está apretando la lucha con organizaciones pequeñas por el control territorial.

LA GUERRA DE CALDERÓN

Felipe Calderón Hinojosa, originario de Michoacán, eligió su tierra natal para iniciar lo que él llamó la lucha frontal contra el crimen organizado, un megaoperativo en el que los militares tomaron las calles y las carreteras de la entidad.

En ese entonces, el panorama en las cifras de homicidio doloso a nivel nacional —los que recibió Calderón el país— eran de al menos 11 mil 806 carpetas de investigación por asesinatos, de los cuales, 3 mil 610 eran cometidos con arma de fuego.

De hecho, en 2006, la tasa nacional de homicidios había bajado a ocho por cada 100 mil habitantes, de 19 homicidios en esa misma proporción en 1992.

Genaro García Luna, hoy detenido en Estados Unidos por los cargos de “conspiración del narcotráfico y declaraciones falsas”, fue el encargado de diseñar y conducir la estrategia de Calderón Hinojosa supuestamente “contra los cárteles mexicanos”.

El expresidente panista lo designó en 2006 como titular de la Secretaría de Seguridad Pública, que controlaba la fuerza de la hoy extinta Policial Federal.

No obstante, de acuerdo a la información dada a conocer por la Fiscalía estadounidense tras el proceso en contra del llamado “super policía de Calderón”, García Luna en realidad lo que hizo fue favorecer al Cártel de Sinaloa, una de las organizaciones criminales más sanguinarias.

Se le acusa de cuidar los intereses de “El Chapo” Guzmán, de Ismael “El Mayo” Zambada y de Héctor Beltrán Leyva.

Ricardo Ravelo destacó que con ello queda en evidencia que la supuesta guerra contra el crimen organizado, en realidad fue una simulación de la administración del panista.

En la actualidad, la cifra de asesinatos en México —registrados tan sólo de enero a octubre de este año— es de al menos 23 mil 845  homicidios dolosos, de los cuales, 16 mil 310 se perpetraron con algún tipo de arma de fuego.

A nivel nacional, si se hace una comparación anual de las cifras violentas del 2006 con las del 2020 —28 mil 824 homicidios dolosos, 833 secuestros y 7 mil 960—, los asesinatos en el país crecieron al menos un 144.23 por ciento; los plagios están por encima en un 13.64 por ciento y las extorsiones en 152.13 por ciento.

El mapa criminal, apuntó el entrevistado, creció como consecuencia de la guerra contra el narco y a la fecha existen al menos 14 organizaciones en todo el territorio nacional, de las cuales, tres son las más importantes: Cártel de Sinaloa, CJNG y el Cártel del Noroeste.
“Hay un crimen diseminado por todo el territorio, eso una de las causas de la violencia que no para”, dijo Ravelo.
No obstante, para el especialista, la fragmentación de las estructuras y su diseminación no es el único factor por el que la violencia persiste en el país; la corrupción política y policiaca que no han sido combatidas a profundidad son otra de sus causas.

Los grupos criminales hoy en día tienen control político de varios los municipios y de las policías:
“Hoy estamos peor que hace 15 años, porque el 85 por ciento del territorio mexicano está tomado por el crimen; porque el 85 por ciento de los municipios del país están gobernados por alcaldes financiados por el crimen organizado, porque el problema de la narcopolítica no se combate y el Presidente López Obrador no quiere observar ese flagelo, no se quiere meter con los grupos de poder. No quiere generar una crisis metiéndose con grupos empresariales y políticos involucrados con el crimen, de tal manera que, ante esta situación de omisión, creo que lo que va ganando y lo que ha ido ganando a lo largo de 15 años ha sido la impunidad”, destacó el especialista.
LAS VIOLACIONES A DERECHOS HUMANOS

La ofensiva de Calderón también ha sido identificada como una estrategia de “militarización” que duró toda su gestión y se extendió hasta el sexenio del priista Enrique Peña Nieto, dándole tal poder a las fuerzas castrenses y que, a la fecha, la inercia sigue causando muertes y sangre en el país.
“Como consecuencia de la inercia de estas estrategias, México ha acumulado cifras alarmantes de personas muertas, torturadas, desaparecidas y desplazadas, y como resultado de la violencia generalizada se ha desencadenado corrupción y la impunidad”, destacó la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los derechos Humanos (CMDPDH) en su informe “Violaciones graves a derechos humanos en la guerra contra las drogas en México.
Para organizaciones de la sociedad civil, las violaciones a los derechos humanos se dispararon con el incremento de militares en labores de seguridad cuando el expresidente Felipe Calderón Hinojosa lanzó la llamada guerra contra el narcotráfico.

El estudio Violaciones de Derechos Humanos en la Guerra contra el narcotráfico destaca que la magnitud de la intervención del Ejército en operaciones que corresponden a la policía fue tal que del 2006 al 2012 se registraron 50 mil 915 civiles detenidos por militares; además de 6 mil 254 personas detenidas por la Secretaría de Marina (Semar) del 2006 al 2014.

En el informe “Sombra sobre el Sexto Examen de México ante el Comité de Derechos Humanos”, también de la CMDPDH, resaltó que la milicia es la autoridad más señalada de cometer graves violaciones a los derechos humanos.

La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) emitió del 2006 al 2014, al menos 56 recomendaciones en relación con la privación del derecho a la vida, que involucraron a 187 víctimas; 31 estaban dirigidas a la Secretaría de Defensa Nacional y seis a la Secretaría de Marina. Así pues, tres de cada cuatro recomendaciones del organismo relativas al derecho a la vida, en ese periodo, fueron dirigidas a las fuerzas armadas.

FUENTE: SIN EMBARGO.
AUTOR: SUGEYRY ROMINA GÁNDARA.

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