lunes, 22 de noviembre de 2021

Minera Peña Colorada construiría depósito de residuos; 439 hectáreas de bosque en Colima en riesgo

El objetivo es conformar una zona Dry-Stack para el depósito de residuos mineros con la menor humedad posible, con una inversión estimada de 200 millones de dólares.

La minera trasnacional Peña Colorada solicitó autorización en materia ambiental para desarrollar su proyecto denominado “Ampliación centro industrial Paticajo”, que consiste en la construcción y operación de un depósito de residuos o jales secos, en conjunto con obras asociadas, que afectarían una superficie de 439.57 hectáreas de bosque de encino y selva baja caducifolia.

Aunque la empresa reconoce que “el proyecto generará una serie de impactos ambientales de naturaleza negativa, de los cuales, los de mayor relevancia son: la pérdida de cobertura vegetal, pérdida del hábitat y modificación del patrón hidrológico”, asegura que ningún impacto ambiental comprometerá la continuidad de los procesos naturales.

De acuerdo con la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) presentada por Peña Colorada ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), el objetivo es conformar una zona Dry-Stack para el depósito de residuos mineros con la menor humedad posible, con una inversión estimada de 200 millones de dólares.

Lo anterior, señala el estudio, tiene el propósito de asegurar “la eficiencia de operación y sustentabilidad de la Unidad Minera Peña Colorada en equilibrio con la naturaleza, incrementando la seguridad en el manejo de los jales, disminuyendo el área impactada y maximizando la recuperación de agua”.

Dedicada a la explotación, extracción y beneficio de mineral de hierro, Peña Colorada opera desde 1975 en el municipio de Minatitlán como una mina a cielo abierto, en uno de los yacimientos ferrosos más importantes del país que aporta 25.5% de la producción nacional de mineral de hierro, y 46.2% de la producción de pellet del mismo mineral.

Fundado como empresa paraestatal, el Consorcio Minero Benito Juárez Peña Colorada S.A. de C.V. fue privatizado en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari y actualmente es propiedad de las trasnacionales Ternium y Arcelor Mittal, pertenecientes a los magnates del acero Paolo Rocca, ítalo-argentino, y Lakshmi Narayan Mittal, originario de India, respectivamente.

En el último año del gobierno de Enrique Peña Nieto, en medio de protestas por presunto incumplimiento de condicionantes del Consejo Estatal Forestal, Peña Colorada recibió el permiso para explotar un nuevo yacimiento de hierro en 305 hectáreas, con una inversión de 85 millones de dólares, como parte del proyecto minero “Fase 4”, de donde estima obtener un volumen “probado y probable de 95.8 millones de toneladas de hierro” durante los próximos 20 años.

En octubre de 2019, ya en la administración de Andrés Manuel López Obrador, sin consulta pública a las comunidades indígenas de la región, la Semarnat autorizó a la minera el proyecto “Nuevo Taller y Terrero Oriente”, con una afectación de 133 hectáreas forestales, que permitirá a la empresa elevar casi 10 por ciento su producción de concentrado de hierro, de 4.1 a 4.5 millones de toneladas anuales, además de acondicionar una nueva área para el confinamiento del material estéril residual resultante de la explotación minera.

Semanas antes de la aprobación, a principios de septiembre de ese año, el presidente López Obrador había recibido en el Palacio Nacional, en privado, al empresario argentino Paolo Rocca, uno de los propietarios de Peña Colorada.

Ahora, en la Manifestación de Impacto Ambiental puesta a consideración de la Semarnat para solicitar el permiso para su actual proyecto “Ampliación Centro Industrial Paticajo”, la minera argumenta que cuenta con dos presas de jales: Guásimas, que se encuentra en etapa postoperativa y en proceso de cierre, y Arrayanal, que inició operaciones en 2012 y opera con tecnología para el espesado de jales, sobre una superficie de 392.38 hectáreas y con capacidad de 53.75 millones de metros cúbicos.

“La planta de espesado (de las más grandes en su tipo), permite que los jales sean depositados en la presa Arrayanal, con un menor contenido de agua y con un mayor contenido de sólidos (68 por ciento de sólidos)”.

Sin embargo, expone, “ante los eventuales acontecimientos en el mundo con las presas de jales, la empresa Consorcio Minero Benito Juárez Peña Colorada S.A. de C.V., busca la manera de prevenir algún suceso no deseado, y uno de sus principales objetivos es instalar nuevas tecnologías”.

Añade: “Con la construcción y operación de una planta de filtrado de jales se logrará la deposición de material con un 82-87 por ciento de sólidos (jales secos). Con esta nueva tecnología se optimizará aún más la recuperación de agua y los jales secos podrán disponerse de manera más segura en áreas destinadas para ello (Dry-Stack), donde éstos podrán ser apilados, formando taludes, directamente sobre el terreno natural de manera progresiva”, lo que permitirá reducir la exposición de los jales a un ambiente oxidante y por lo tanto se evitará la generación de drenaje ácido.

Con la construcción del Dry-Stack, indica la minera, se dejará de lado la construcción de presas de jales convencionales que demandaban la construcción de bordos y cortinas de contención con material de préstamo, provenientes de bancos de roca, lo que generaba además un mayor impacto ambiental y cambio de uso de suelo.

De acuerdo con la MIA, la remoción de 439.57 hectáreas de cobertura vegetal para el desarrollo del proyecto, “traerá como consecuencia la pérdida del hábitat de fauna, su desplazamiento, la modificación del paisaje natural y pérdida de suelo orgánico, por lo que la intensidad del impacto es muy alta. De acuerdo con estos criterios para determinar la importancia y magnitud, la valoración de este impacto ambiental resultó relevante”.

No obstante, el estudio argumenta que si bien en el área del proyecto se removerá cobertura vegetal, los mismos tipos de vegetación se encuentran ampliamente distribuidos en el SAR e incluso más allá de él, por lo que el impacto no repercutirá en el SAR. Además, en atención a este impacto, se considerarán medidas ambientales”.

Así también, con la pérdida de cobertura vegetal inherentemente se ocasionará la pérdida del hábitat de la fauna en el área del proyecto de manera permanente y residual en sitios puntuales.
“De acuerdo con estos criterios para determinar la importancia y magnitud, la valoración de este impacto ambiental resultó relevante, (pero) si bien se removerá la cobertura vegetal, los mismos tipos de vegetación se encuentran ampliamente distribuidos en el SAR y más allá de él, por lo que la fauna podrá encontrar refugio y alimento”, además de que el proyecto “no se encuentra en corredores o ecosistemas sensibles esenciales para el funcionamiento del SAR, por lo que no provocará afectación en la conectividad de la fauna”.
Por otra parte, el documento explica que debido a que el arroyo Palo Verde será canalizado en un tramo y se llevarán a cabo obras de drenaje en las corrientes existentes, el patrón hidrológico se verá modificado, sin que ello represente afectación al gasto hidrológico.

Acepta que “la modificación al patrón hidrológico será de intensidad muy alta, y se dará de manera permanente y residual” en áreas puntuales, por lo que “la valoración de este impacto ambiental resultó relevante”, pero afirma que no repercutirá en el proceso hidrológico del SAR.

En suma, la minera Peña Colorada asegura que ningún impacto ambiental comprometerá la continuidad de los procesos naturales, pues “independientemente de la significancia de los impactos ambientales, se implementarán medidas tendientes a prevenir, mitigar o compensar, según sea el caso, tantos los impactos ambientales de mayor significancia (relevantes) como los de menor significancia (irrelevantes), lo que proporcionará continuidad de los procesos naturales que actualmente ocurren en el SAR delimitado”.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: PEDRO ZAMORA BRISEÑO.

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