lunes, 7 de septiembre de 2020

Jaque a la mafia hidalguense

La detención de Gerardo Sosa Castelán por presuntos movimientos ilícitos a través de empresas fachada y de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo pone fin, en apariencia, a la impunidad de la que gozó desde sus tiempos como dirigente de la organización porril de esa casa de estudios. Aunque los cargos son por probables delitos financieros, los manejos ilícitos del cacique de la UAEH datan de hace cuatro décadas y algunos están documentados en los archivos de los macabros cuerpos de seguridad del régimen priista que lo protegió.

El exrector de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) Gerardo Sosa Castelán, detenido por presunto lavado de dinero, peculado y defraudación fiscal, tuvo dos padres políticos: Jorge Rojo Lugo, gobernador que subsidió el porrismo en dicha institución educativa para usar a los estudiantes como grupo de choque, y José Antonio Zorrilla Pérez, sentenciado por el asesinato del periodista Manuel Buendía.



La formación del grupo La Sosa Nostra –como lo llamó el fallecido periodista Miguel Ángel Granados Chapa en alusión a la mafia siciliana La Cosa Nostra, por la corrupción desde la entraña de la universidad, que Gerardo Sosa ha controlado durante más de cuatro décadas– así como la violencia impune de este personaje fue documentada por los servicios de espionaje del viejo régimen priista, en dos expedientes de las extintas direcciones Federal de Seguridad (DFS) y de Investigaciones Políticas y Sociales (DIPS).

El primer perfil político que la DIPS elaboró sobre él, en 1980, refiere sus nexos con Rojo, quien, narra, solapó la violencia de los integrantes de la extinta Federación de Estudiantes Universitarios de Hidalgo (FEUH) –origen de La Sosa Nostra–, y con Zorrilla, también acusado de brindar protección a Rafael Caro Quintero, Ernesto Fonseca Don Neto y Miguel Ángel Félix Gallardo, líderes del Cártel de Guadalajara, quienes portaban placas de la DFS.

Sosa nació en 1955 en Acaxochitlán, Hidalgo, poblado rural en el que su parentela mantiene control político y donde en 2008 la Procuraduría General de la República aseguró dos ranchos de Jesús Reynaldo El Rey Zambada, hermano del capo del Cártel de Sinaloa Ismael El Mayo Zambada.

En el mismo municipio de sólo 238 kilómetros cuadrados, donde se refugió El Rey, Sosa tiene una finca, Yemila, de 27 hectáreas, según uno de sus parientes que pidió no ser identificado. Su hermano Damián, actual candidato de Morena a la presidencia de Tulancingo, tiene ahí otra propiedad de cuatro hectáreas, en tanto que Agustín, el menor de los hermanos y actual secretario general de la UAEH, posee otra de aproximadamente tres hectáreas.

La DIPS sólo documentaba una propiedad de Sosa: un automóvil Valiant Súper Bee, modelo 1980. Hoy la Unidad de Inteligencia Financiera imputa movimientos ilícitos por 151 millones de dólares a través de empresas fachada y universitarias, bajo el control de Gerardo Sosa.

El congelamiento de cuentas de la UAEH data del 27 de abril de 2019 y ocurrió tras un requerimiento de la estadunidense DEA, que además de presunto lavado señala posible relación con un cártel del narcotráfico y el huachicol. La universidad tiene una gasolinera: Servi Garza, que forma parte de la investigación.


Fragmento del reportaje publicado en la edición 2288 de la revista Proceso

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: ÁXEL CHÁVEZ.
LINK: https://www.proceso.com.mx/646872/jaque-a-la-mafia-hidalguense