jueves, 12 de enero de 2023

La reinserción social, "una total falacia"

La gran mayoría de las cárceles mexicanas son manejadas por “grupos de poder” formados por las distintas autoridades carcelarias en colusión con grupos del crimen organizado, principalmente el Cártel de Sinaloa y el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), los cuales en los últimos años han conseguido un mayor control del sistema penitenciario del país.

Dichos “grupos de poder” convirtieron a las prisiones en un nuevo “activo criminal”, pues las están utilizando para cometer distintos ilícitos, como venta y almacenamiento de droga, homicidios, extorsiones telefónicas, secuestros o reclutamiento de sicarios, entre otros.

A estas conclusiones llega el criminólogo Enrique Zúñiga en su libro La pelea por los infiernos: “Las cárceles del país ya se han convertido en un activo criminal muy potente; puesto que, debido a sus muros bajo constante vigilancia, son un lugar de resguardo muy utilizado por los grupos criminales para protegerse de sus enemigos y también para traficar droga”, dice Zúñiga en entrevista con Proceso.

En prácticamente todos los estados del país –asegura–, las cárceles han caído en manos de distintos “grupos de poder” formados siempre de manera bipartita: “por las autoridades carcelarias legalmente constituidas, por un lado, y por bandas delincuenciales fuera de la ley, por el otro. Siempre hay un contubernio entre estas dos partes, la legal y la ilegal”.

–¿Qué porcentaje de las prisiones mexicanas está en manos de estos grupos de poder?

–Calculo que alrededor de 70% ya cayó bajo su control. Y actualmente hay un total de 319 centros penitenciarios en todo el país, principalmente estatales y federales, los cuales albergan a más de 220 mil personas privadas de su libertad, según el más reciente censo penitenciario del Inegi, el de 2022.

“Por lo general, los grupos de poder prefieren las prisiones grandes porque les dejan mayores ganancias económicas. Por ejemplo, en Zacatecas desecharon las prisiones pequeñas y escogieron primordialmente a la prisión de Cieneguilla, por ser una de las más pobladas. Por igual motivo, en Chiapas prefieren la cárcel del Amate o la de Tapachula.

“Hay lugares con cárceles tan pequeñas que difícilmente vamos a ver grupos que se las disputan. Esas prisiones están generalmente bajo el control exclusivo de las autoridades legalmente constituidas, para así aparentar que el gobierno controla todo el sistema penitenciario”.

Este texto es un adelanto del reportaje publicado en el número 2410 de la edición impresa de Proceso

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: RODRIGO VERA.

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