miércoles, 5 de mayo de 2021

Línea 12: Ebrard, culpable; Sheinbaum, negligente

"Ahora, que Ebrard pague las consecuencias y de paso se despida de su añorada candidatura presidencial para 2024. Esa ya la perdió".

La tragedia en la Línea 12 del Metro –hasta la hora de entrega de esta columna iban 24 muertos y 79 heridos–, tiene responsables y nombres. Y son ellos los que tienen que responder ante la justicia por este episodio negro en la historia de la Ciudad de México.

Los nombres:

Marcelo Ebrard, como responsable principal de la obra que registró… ¡más de 11 mil fallas! Ebrard nombró directamente a los funcionarios encargados de planearla, operarla y construirla. Avaló la obra. A Marcelo se le reportaban todos los avances y problemas –que no fueron pocos– que presentaba la llamada “Línea Dorada” que, al paso del tiempo, resultó una trampa de muerte. Aún más: en su momento, al entonces Jefe de Gobierno se le alertaron los riesgos de utilizar neumáticos equivocados y otras negligencias en la obra, incluida la construcción. Le valió un carajo. Su soberbia lo hundió. Siempre desdeñó las advertencias sobre los peligros de la obra. Incluso, tuvo que exiliarse en Francia para evitar ser llamado a comparecer durante el sexenio anterior. “El que nada debe, nada teme”, dijo ayer en un lance de cinismo y conformismo. Ahora, que Ebrard pague las consecuencias y de paso se despida de su añorada candidatura presidencial para 2024. Esa ya la perdió.

Mario Delgado, quien como Secretario de Finanzas del Gobierno de Ebrard no sólo infló los presupuestos en la compra de trenes – costaron 21 mil millones de pesos en arrendamiento, pero pudieron haberse adquirido en seis mil millones de pesos pagados al contado, según reportó Reporte Índigo el 29 de abril de 2014-, sino que fue el funcionario encargado de autorizar la compra de materiales (ahora sabemos que defectuosos) a las empresas constructoras responsables – ICA, Carso y Alstom-, sin hacer caso a las advertencias de especialistas sobre los malos procedimientos de construcción en la Línea 12. Delgado tiene, al igual que Ebrard, una responsabilidad mayúscula de la cual no puede escapar.

Claudia Sheinbaum. La negligencia de la consentida de López Obrador, es innegable: sabía desde hace medio año de los altos riesgos de accidente que tenía la estación Olivos con sus estructuras agrietadas y pandeadas, y nada hizo. “Desde octubre pasado lo sabían. Revisaron el problema. Pero nada hicieron. Se cruzaron de brazos con la fallida Línea 12. Es responsable Ebrard y también Sheinbaum y la directora del Metro, Florencia Serranía. La NEGLIGENCIA CRIMINAL es manifiesta”, alerté en mi cuenta en TW a las 11:43 PM del lunes pasado, basado en las revisiones que se realizaron en la estructura del Metro a la altura de San Lorenzo Tezonco, comprobadas con una serie de fotografías subidas por ciudadanos a las redes y que prueban que, efectivamente, hubo revisión del gobierno capitalino y se conocían los riesgos en esa parte de la estructura. “El año pasado hubo una revisión de la estructura, pero pues tenemos que hacer toda la investigación para saber qué fue lo que pasó…”, reconoció Sheinbaum ante reporteros a la medianoche del lunes. Es decir: sí revisaron, se lo reportaron a Sheinbaum –como ella misma lo acepta– y absolutamente nada hicieron. Estamos ante un claro caso de negligencia criminal. Y más: la falta de mantenimiento a esa parte de la Línea 12 hoy queda como prueba máxima e irrefutable de que no hubo tal, porque si hubiera existido el mantenimiento adecuado, no habría habido ninguna tragedia. ¿Pruebas, señora Sheinbaum? Allí están 23 cadáveres ante sus ojos.

Miguel Ángel Mancera, quien fue cómplice de la tragedia junto con Marcelo Ebrard. Aunque terminaron enemistados y Ebrard no baja de “traidor” a Mancera, éste bien pudo haber investigado a fondo y con imparcialidad todas las fallas registradas dentro de la Línea 12 del Metro, exhibido omisiones, materiales de mala calidad y presupuestos inflados, pero no lo hizo. Prefirió lavarse las manos y no denunciar penalmente a su exjefe, a pesar de la montaña de pruebas que había en su contra. Sólo cerró la línea seis meses y después autorizó su operación. Y como la política es un juego de intereses, a Mancera le bastó con exiliar a Ebrard a París y dejarlo fuera del camino para que no le estorbara en su pacto fallido con Peña Nieto, mediante el cual, Mancera buscaba ser, en alianza, candidato presidencial del PRI en 2018. Mancera calló sobre el peligro de la “Línea Dorada”, y en ese silencio también lleva responsabilidad para con las víctimas mortales.

La pregunta, empero, es:

¿Se atreverá López Obrador y su Gobierno a proceder penalmente en contra de Marcelo Ebrard y de Claudia Sheinbaum por sus omisiones, responsabilidades y negligencias en la tragedia de la noche del lunes 3 de mayo de 2021 en la estación Olivos del Metro de la Ciudad de México?

La respuesta es NO.

Desde ayer martes, en su “mañanera”, AMLO respaldó públicamente tanto a Marcelo como a Sheinbaum, nada menos que sus dos principales alfiles para relevarlo en la Presidencia en 2024.

Por lo pronto, a López Obrador solamente le quedará un alfil presidencial y es mujer porque, aun con su negligencia manifiesta en la tragedia, todavía le alcanzará el combustible para pelear la candidatura presidencial por Morena.

Pero quien ya debe despedirse de la candidatura presidencial es Marcelo Ebrard, a quien se le vio derrotado y desencajado en la “mañanera” de ayer. Ebrard siempre traerá tatuados en la frente a los muertos de Olivos, y jamás se le borrarán. Es un cartucho quemado. Y eso bien que lo sabe López Obrador. Políticamente, Ebrard está muerto por soberbio. Su soberbia lo mató. Y ya sabemos que la soberbia es el pecado de los estúpidos.

Muertos en Olivos. Muertos en política.

Fueron innumerables las alertas llegadas desde todos los frentes sobre los peligros que representaba la Línea 12 del Metro. Hoy sabemos que no estaban erradas:

“Por eso, el Sistema de Transporte Colectivo presentó ante el Consejo de Administración el informe que pone fundamentalmente en riesgo a los miles de usuarios que a diario utilizan esta vía para llegar a sus destinos”.

Principalmente porque se pone en riesgo la vida de las personas, el Gobierno del Distrito Federal (GDF) está obligado a informar de manera detallada el peligro que representa operar la Línea 12 en estas circunstancias. No se ha hecho.

“Porque las fallas que precisan los documentos confidenciales del STC, fundamentalmente existen en la obra civil y en las instalaciones electromecánicas”.

Dichas fallas “afectan al cuerpo entero, en lugar de una sola parte o un solo órgano; el Sistema de Transporte Colectivo no puede garantizar en términos de operación aspectos como: la seguridad de la transportación de personas ante los movimientos forzados entre el bogie y la vía, la eficacia de los tiempos de viaje por las reducciones de velocidad para mitigar los movimientos forzados y un posible descarrilamiento.

“El STC destaca que la obra de la Línea 12 presenta lo que en obra se denomina ‘vicios ocultos’, aquellos defectos que repetitivamente aparecen o se detectan en los equipos después de las revisiones”. (Reporte Índigo Peligro en la Línea 12 Icela Lagunas 17/Febrero/2014).

El reportaje de Lagunas es profético: “…fallas en la obra civil… se pone en riesgo la vida de las personas”. Nada se hizo.

“El segundo problema se observó en una columna del tramo Nopaleras-Olivos, la cual presentó desprendimiento del recubrimiento y un agrietamiento significativo de su parte inferior, lo que podría haber debilitado su funcionamiento integral en el soporte de peso y elasticidad.

“El sismo dejó afectaciones en las trabes ubicadas en las columnas 40 y 41, entre las curvas 11 y 12. También hubo deformación de vías en la curva 10; una afectación a la catenaria y se conoció de un movimiento de la unión con la ballena (trabe) en la estación Nopalera, con dirección Mixcoac y otro movimiento de la pasarela de la estación Zapotitlán, con dirección Mixcoac”. (El Economista Alejandro de la Rosa Marzo/2018).

Es decir: siempre supieron de las fallas en este tramo, y nada hicieron.

Y ante la tragedia en la Línea 12, indigna también la actitud de López Obrador en su conferencia “mañanera”: en lugar de dedicar todo su tiempo a apoyar – incluso visitar el sitio del accidente-, en las tareas de rescate con recursos adicionales, equipos, maquinaria, rescatistas, etc., prefirió continuar con sus ataques a los periodistas que lo critican. Siguió con sus embates contra la prensa. Sólo dedicó 15 minutos al caso de la estación Olivos. Una vergüenza la actitud del Presidente de México ante un desastre que costó vidas.

A la tragedia humana, la insensibilidad presidencial.

FUENTE: SIN EMBARGO.
AUTOR: MARTÍN MORENO-DURÁN.

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