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Lo acosaban en el trabajo, lo humillaban. Y un día dieron desgrasante a beber. Murió

El caso de Carlos Gurrola, empleado que murió después de días de agonía tras ingerir un desengrasante, pone al descubierto un problema estructural en México: la violencia laboral. La combinación de conductas normalizadas, protocolos insuficientes, vacíos legales y falta de seguimiento convierte los centros de trabajo en escenarios de riesgo. Mientras tanto la familia de Carlos clama justicia.

La historia de Carlos Gurrola, un empleado de limpieza que murió en Torreón, Coahuila, tras ingerir desengrasante en su bebida Electrolit, se ha vuelto el rostro más inhumano de la violencia y el acoso laboral. Su familia ha denunciado que el químico que lo llevó a la muerte fue colocado como una “broma” por parte de sus propios compañeros de trabajo. Esa "broma" acabó con la vida de un hombre que, de acuerdo con su familia, soportaba un acoso constante.
“Toda la familia está muy dolida por su pérdida, por nuestra pérdida, pero todo se lo dejamos a las manos de la justicia; tarde o temprano van a hacer justicia. O sea, eso es lo que puedo decir, que no se vaya a quedar impune esto que le pasó a mi hermano”, dijo Karina Gurrola, hermana de Carlos, en entrevista con SinEmbargo.
Aunque la Fiscalía de Coahuila investiga el caso, no lo aborda por el momento como un homicidio. En declaraciones a medios en días pasados y tras reunirse con los familiares de la víctima, el Fiscal de esa entidad, Federico Fernández Montañez, señaló que “al momento, no se cuenta con indicio alguno que presuma la comisión de un delito de naturaleza dolosa”.

Fuentes consultadas por SinEmbargo  indicaron que no siguen la línea de homicidio porque “al momento, los servicios periciales y los videos mostrados a la familia no revelan homicidio”.

Mientras la investigación sobre la muerte de Carlos Gurrola continúa en manos de la Fiscalía, su familia mantiene viva la exigencia de justicia y la esperanza de que el caso no quede en la impunidad.
“Ahorita lo que más quiere la familia es justicia, que se haga la justicia como debe de ser con mi tío. Su caso no debe quedar impune”, expresó Alejandra, sobrina de Carlos, en entrevista con SinEmbargo.
En tanto que Karina, la hermana, agregó: “Esperemos en Dios que sí se haga justicia y que todos se lo dejamos a las manos de la justicia".

Carlos Gurrola, de 47 años y conocido como “Papayita", falleció después de pasar 19 largos días en agonía y sufriendo por ingerir desengrasante en una bebida. Tras su muerte, la familia de Carlos denunció que su envenaniento fue culpa de sus compañeros de trabajo que le colocaran desengrasante a uno de sus electrolitos como una “aparente broma”.

Para la familia lo importante es que se reconozca el infierno disfrazado de bromas que Carlos vivió en su entorno laboral. Alejandra, su sobrina, denunció que Carlos era víctima constante de acoso por parte de sus compañeros de Multiservicios Rocasa, que es la empresa que presta lo servicios de limpieza para la cadena HEB.

El hostigamiento que padecía no se limitaba a comentarios o intimidaciones, sino que incluía acciones concretas que afectaban su vida cotidiana.
“Le robaban su lonche, le robaron un teléfono, una bicicleta y ya las bromas más pesadas eran que le ponchaban su bici y él se venía, desde el trabajo hasta su casa, a pie a altas horas de la noche porque le ponchaban su bici y él se venía caminando ”, relató Alejandra.
El acoso que vivía incluso hizo que en varias ocasiones llegará llorando a casa.


La normalización de la violencia laboral

El caso de Carlos ha generado indignación nacional e incluso atención internacional., pero más allá del impacto mediático, la tragedia revela un problema mucho más grave y de fondo en México: la violencia laboral y su invisibilización, en donde la combinación de conductas normalizadas, protocolos insuficientes y vacíos legales convierte a muchos centros de trabajo en escenarios de riesgo.
“La violencia laboral está cobrando más vidas de las que podemos imaginarnos. Hay casos con desenlaces tan fatales como el de Carlos; otros llevan a las personas a quitarse la vida o afectan gravemente su salud física y mental. Muchas veces, quienes sufren estas violencias se ven obligados a separarse de sus empleos, exponiéndose a precariedad económica, porque nadie hizo nada”, señaló Alix Trimmer, abogada laboral y especialista en el tema.
Para Trimmer, lo ocurrido con Carlos es “la punta del iceberg” de la violencia laboral en México. Explicó que este tipo de situaciones no surgen de manera aislada y que a menudo se normalizan bajo la excusa de una “broma”.
“Todos los centros de trabajo tienen personas expuestas a distintos tipos de violencia laboral. La sociedad tiende a normalizar estas conductas con frases como ‘Así nos llevamos, no es para tanto, es una broma’, como ocurrió en este caso. Pero una broma jamás podría tener estos tintes”, afirmó la especialista. Destacó que la violencia laboral no distingue tamaño de empresa; incluso espacios con solo dos personas pueden convertirse en escenarios de agresión.
El entorno laboral de Carlos no le ofreció un espacio seguro. Los abusos constantes le causaban dolor: a veces regresaba a casa llorando. Aunque denunció los acosos ante la empresa, las quejas fueron ignoradas o minimizadas. Le decían que iban a hablar con sus compañeros, pero nada cambió. El acoso solo se incrementó, narraron sus familiares.
“Sí, [Carlos] les comentó un tiempo en la empresa (el acoso que sufría). La versión que nos daba él era de que le decían que sí, que iban a hablar con ellos, con los que lo acosaban. Tiempo después, seguían acosándolo más y era más frecuente el bullying, hasta el grado que llegamos ahorita”, detalló Alejandra.
Pero la tragedia de Carlos no solo refleja la actuación de sus agresores, sino también las carencias del sistema laboral mexicano. “Tenemos una normativa incompleta en México para enfrentar este tipo de casos”, lamentó Alix Trimer.

Mientras tanto, la familia de Carlos Gurrola sigue firme en su demanda de justicia. Su petición es clara: que el caso no quede impune y que la muerte de Carlos sea reconocida como consecuencia de un entorno laboral violento que nadie debería tolerar.
Los hechos

El incidente que derivó en la muerte de Carlos Gurrola tuvo lugar la tarde del pasado sábado 30 de agosto, luego de que el trabajador dejara una botella de electrolit cerca de su puesto de trabajo para salir comer. Al regresar de su horario de comida, le dio un trago y luego notó un sabor extraño y escupió la bebida. Sin embargo, empezó a sentirse mal.

La familia relató primero a medios locales de Coahuila que la empresa donde trabaja Carlos se comunicó con ellos tres horas después, hasta 6:00 de la tarde y les dijeron que sería trasladado a la clínica 66 del IMSS porque Carlos manifestaba que no podía respirar y refería sentir “quemaduras internas”.

Los médicos que lo atendieron determinaron que tenía daño severo en pulmones y tráquea a causa de una sustancia ingerida, por lo que fue trasladado a la Clínica de Alta Especialidad 71 del IMSS. Desde que se dio a conocer el caso, la familia ha denunciado que Carlos sufría bromas y acoso.

Inicialmente, el delegado Región Laguna de la Fiscalía General del Estado de Coahuila (FGE), Carlos Rangel, indicó a medios locales que se abrió una carpeta de investigación para esclarecer el caso. Asimismo, se solicitó material de videograbación de la sucursal y realizan entrevistas para obtener más información y determinar cómo ocurrió la intoxicación.

En esta semana, desde el pasado lunes, la familia sostuvo una reunión con la Fiscalía de Coahuila. El Fiscal Federico Fernández posteriormente indicó que en la reunión se les mostraron algunas videograbaciones y los avances en la carpeta de investigación, a lo que los familiares, quienes –según dijo el funcionario– manifestaron su conformidad con el trabajo realizado hasta el momento.
“El día de hoy esta reunión se llevó a cabo tal cual lo planeado, y, pues, bueno, los familiares de Carlos Burrola y sus asesores jurídicos se les mostraron algunas videograbaciones, así como los avances en la carpeta de investigación, mismos que manifestaron su conformidad con la investigación que hasta el momento realiza la Fiscalía General del Estado”, señaló el fiscal el pasado 22 de septiembre.
No obstante, el funcionario señaló que los videos no han mostrado elementos para presumir un delito doloso.
"Al momento es importante señalarlo, no se cuenta con indicio alguno que presuma la comisión de un delito de naturaleza dolosa, por lo que se acordó en dicha reunión continuar con la integración de la carpeta de investigación de manera conjunta y transparente con familiares directos y asesores jurídicos del señor Carlos Burrola”, abundó.
Por su parte, tanto Alejandra como Karina, sobrina y hermana de Carlos, respectivamente, han señalado que la familia ha optado por abogados propios: “Pues es que ya los licenciados están haciendo su trabajo. Ya están avanzando con las carpetas de investigación. Eso es todo lo que puedo decirles”, dijo Karina.

–La fiscalía ya les mostró los videos, ¿en los videos se ha visto a alguien poniendo el desengrasante en su bebida?, se le cuestionó a una de las familiares.

“Ya, eso se están encargando los licenciados”, respondió Alejandra.


Sin herramientas reales para prevenir del acoso laboral

El caso de Carlos probablemente comenzó con acoso laboral entre pares, conocido como mobbing, una forma de violencia psicológica que puede escalar hacia lo físico, según explica Alix Trimmer.
“Este tipo de conductas son la evolución en el mundo laboral de las conductas dañinas escolares que llevan ya el nombre de bullying… es una violencia inicialmente psicológica que puede tornarse en violencia física y que claramente puede tener alcances como los de este caso tan lamentable”, detalló la especialista entrevistada.
Aunque el término no aparece en la legislación mexicana, las conductas de mobbing están previstas legalmente y forman parte de lo que la academia identifica como violencia laboral. La especialista enfatizó que el hecho de que la legislación no nombre explícitamente estas conductas no significa que sean inexistentes o legítimas.

El caso de Carlos también revela fallas estructurales en la manera en que las empresas manejan la violencia laboral. la familia denunció que había reportado previamente robos de su lonche y hasta de su bicicleta, sin que la empresa tomara medidas efectivas.

Aunque la Ley Federal del Trabajo obliga a las empresas a contar con un protocolo para atender violencia, hostigamiento y discriminación laboral, no obstante, la normativa es vaga y permite el cumplimiento formal sin acción real: “El problema… es que solamente dice que se tiene que contar con el protocolo. No nos dice qué lleva, no nos dice cómo se tiene que implementar… Si imprimieran un documento con el título de protocolo, con un único artículo que dijera: ‘Todas las personas trabajadoras tienen que respetarse y no puede haber violencias’, sería suficiente para cumplir con la norma”.

Trimmer explicó que esta falta de concreción puede justificar la inacción de las empresas: “La empresa… puede que sí tenga un protocolo, puede que no… pero sí habría formas tristemente de librarse de la responsabilidad sin que eso signifique que estaban haciendo bien las cosas desde una perspectiva humana”.

Y ejemplificó: “Si imprimieran un documento con el título de protocolo, con un único artículo que dijera: 'Todas las personas trabajadoras tienen que respetarse y no puede haber violencias', eso sería suficiente para cumplir con lo que dice la norma. Así de vacío está”, aseguró Trimmer.

Es así como, a pesar de los protocolos legales, la justicia laboral aún no garantiza protección efectiva: “Por más que se incluya esta obligación del protocolo en la ley, todavía dista mucho de ser una realidad en la que las personas genuinamente puedan no ser víctimas de violencia laboral o obtener alguna resolución ante una vivencia de esta naturaleza”, insistió la especialista´

Incluso, el tema de las violencias laborales está tan desatendidos, que hasta hay una invisibilidad sobre la dimensión del tema, pues no hay datos ni cifras oficiales específicos que aborden la dimensión real sobre violencia laboral en México. Por ejemplo, estadísticas disponibles, como las del Inegi, se centran en mujeres y no reflejan la totalidad del fenómeno, detalló la especialista. “El sistema tiene una invisibilidad estadística importante de los conflictos de violencia laboral que generan alguna otra afectación… muchos hombres que son víctimas no denuncian por miedo a recibir un juicio social”, dijo.

Trimmer lamentó que hasta que ocurren casos como el de Carlos se habla un poco del tema:
“Hasta que hay un resultado fatal es que la gente se preocupa de entender por qué y de investigar, y no se enfocan en algo que sería mucho más útil, que es la prevención y la atención temprana de conductas que, si no son detenidas, pueden terminar en esto”, afirmó, destacando que los protocolos deben ir más allá del cumplimiento mínimo y convertirse en herramientas efectivas: capacitar al personal, generar sensibilización y erradicar de manera permanente los fenómenos de violencia laboral, sin importar su tamaño, forma o medio.
Finalmente, la abogada laboral advirtió que el caso de Carlos Gurrola, por trágico que sea, representa solo una parte del problema de la violencia laboral en México. “Tenemos mucho por hacer todavía. Existen dos obligaciones muy puntuales: una, del Estado, que es normar mejor estos temas; y otra, de los centros de trabajo, que no basta con cumplir el requisito por cumplirlo, también es importante asumir como propia la responsabilidad de crear espacios laborales seguros”, afirmó la especialista poniendo énfasis en que, sin reformas legales y una verdadera implementación de protocolos, muchas personas seguirán siendo víctimas de conductas que afectan su salud, seguridad y, en casos extremos, su vida.
El pasado viernes 19 de septiembre, Carlos fue velado y despedido entre reclamos y el clamor de justicia. Durante el funeral, su madre, María del Pilar, exigió justicia: “Yo le pido que, por favor, me hagan justicia a mi hijo, porque no se vale. Ahorita fue mi hijo, al rato va a ser otro y otro, y que no quede la muerte de mi hijo impune. Quiero ayuda, ayúdenme. […] Le quemaron sus riñones, el pulmón, todos sus órganos. Por eso no quería que le hicieran la autopsia a mi hijo, porque tanto que sufrió”, expresó a medios locales.

Posteriormente, el domingo 21 de septiembre, familiares, amigos y vecinos de Carlos marcharon en Torreón para exigir justicia. Entre pancartas y consignas como “Papayita no murió, lo mataron”, la manifestación inició en el ejido La Concha y avanzó hasta la sucursal de HEB Senderos, donde los manifestantes exigieron la entrega de los videos de seguridad y la detención de los responsables de la broma que culminó en la muerte. Tras la protesta, según reportaron medios locales, Elke González, gerente de Relaciones Públicas de HEB, aseguró que la empresa colaborará con las autoridades y que no se tolerará ningún acto que atente contra la dignidad de las personas.

Más adelante, en un comunicado oficial, HEB México expresó sus condolencias, afirmó que respeta la exigencia de justicia de la comunidad y destacó que ha entregado información y videos a la Fiscalía. También señaló que mantiene un “diálogo cercano” con la familia de Gurrola en conjunto con Multiservicios Rocasa, compañía de limpieza para la que trabajaba.
“Compartimos plenamente la exigencia de justicia y reiteramos nuestro compromiso para que los hechos se esclarezcan con total transparencia”, señaló la empresa en el documento, donde además insistió en su política de “cero tolerancia” hacia la violencia, el acoso o el maltrato.
HEB también informó que este lunes se realizará una reunión entre la familia y la Fiscalía para presentar avances de la investigación. Sin embargo, los familiares y vecinos han insistido en que la empresa para la que trabajaba Gurrola debe asumir responsabilidad directa.

FUENTE: SIN EMBARGO.
AUTOR: SUGEYRY ROMINA GÁNDARA.

“Exigimos un trato digno”: trabajadores del INIFED denuncian violencia laboral y que llevan 7 meses sin recibir su pago

A los empleados por honorarios del Instituto Nacional de Infraestructura Física Educativa les dicen que no se preocupen, “que sus recursos están asegurados”, pero sus pagos no llegan; deben colegiaturas, renta, han tenido que pedir préstamos y recurrir al empeño para subsistir estos meses.

A los trabajadores del Instituto Nacional de Infraestructura Física Educativa (INIFED), organismo descentralizado dependiente de la Secretaría de Educación Pública (SEP), les aseguran que su sueldo está garantizado, pero cuando preguntan cuándo se les depositará no reciben respuesta: viven en la incertidumbre y llevan siete meses ya sin recibir su pago.

Personal que está bajo el esquema Capítulo 3000 (servicios profesionales por honorarios) denuncia que solo recibió el sueldo correspondiente de enero y febrero, pero a partir de marzo, a la mayoría de los afectados −alrededor de 100 personas− no le han hecho ningún pago. Apenas este mes unas 20 personas recibieron solo lo correspondiente a julio.

En agosto les dijeron que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), dependencia por la que supuestamente se han retrasado los pagos, les autorizó la firma de contrato por los últimos cuatro meses del año, y que cada mes les depositarían un extra para subsanar lo que se les debe, pero ya está por terminar septiembre y nada se ha concretado.

Ante la situación, los empleados decidieron enviar un oficio a la dirección de administración del INIFED, encabezada por Roberto Huerta, en el que le solicitan el pago de los adeudos, que se garanticen contratos y que no haya más atrasos. No hubo ninguna respuesta. El oficio llegó a la dirección general, pero nuevamente, silencio total.

Fue hasta el viernes 19 de septiembre cuando Roberto Huerta los convocó a una reunión −la primera en siete meses de impago− en la que se comprometió a que el sueldo de julio lo recibirían a finales de este mes. Otro compromiso fue mejorar la comunicación para informales cómo va avanzando el tema.

Trabajadoras y trabajadores entrevistados por Animal Político coinciden en que su situación es muy complicada, deben colegiaturas, renta, han tenido que pedir préstamos y recurrir al empeño para subsistir estos meses, e incluso, sin recursos, deben conseguir para pagar la gasolina y poder trasladarse a ciertas obras y cumplir con su trabajo.

“Seguimos cumpliendo con la chamba de la mejor manera, no hemos parado. A cambio, no tenemos pagos ni respuestas, cualquier comunicación sobre lo que ocurre es informal, pasan los meses y nuestra situación se agrava”, dice uno de los trabajadores.

Lisa, quien tiene más de 5 años laborando en el INIFED, cuenta que en marzo ya no les pagaron bajo el argumento de que “no había dinero”. La mayoría decidió seguir trabajando bajo la promesa que todo se resolvería, pero los meses pasaron y la respuesta solo era “no se preocupen, los recursos están asegurados”.

Un grupo decidió que lo mejor era desarrollar sus proyectos desde casa; los que no pudieron tuvieron que lidiar también con falta de luz y de agua en las oficinas.

“Las lámparas no sirven, no hay agua en los baños. Las personas que hacen la limpieza sacan agua de una fuente para echarle a los baños, pero no tenemos para lavarnos las manos. Es decir, ni siquiera tenemos las condiciones mínimas para trabajar dentro del instituto”, señala Lisa.

Denuncian violencia laboral

Otra trabajadora con la que conversó Animal Político denuncia agresiones verbales por parte del coordinador técnico, Rafael Estrada Cano quien, según la empleada, se refiere a sus compañeras con gritos y con calificativos de “pendejas”, “idiotas”, y amenaza con tener poder en la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum y ser muy cercano de Mario Delgado, titular de la SEP.

“Las amenazas han llegado a tal punto que nos advierten que si nos quejamos no nos van a pagar, por eso muchos meses hemos guardado silencio”, señala.

En la última reunión, del 22 de septiembre, les advirtió que el empleado que no esté dispuesto a seguir trabajando bajo las condiciones actuales lo notifique para que ya no se les asignen los contratos pendientes.

Los trabajadores cuentan que desde el INIFED supuestamente se fomenta la denuncia por violencia laboral, pero la gente tiene miedo, además de que por la forma en la que están contratados les han hecho sentir que “son trabajadores de segunda”, de honorarios y “sin derechos”.

“Nos piden que saquemos el trabajo porque la presidenta Sheinbaum se comprometió, desde el inicio de su administración, a dar preferencia al programa Escuelas Prioritarias, que se enfoca en establecimientos educativos ubicados en zonas de alta marginación, con bajos ingresos, y que atiende a poblaciones vulnerables (…) Nosotros somos los que administrativamente vemos todo el tema del dinero, de los proyectos, y están muy interesados que no paremos porque es un tema que están cuidando mucho, pero hay agresiones, hay amenazas y no nos pagan. Ojalá que ella se entere de todo lo que está pasando”.

“Lo que pedimos es que nos den la certeza, que nos digan si va a existir ese contrato o no. Nunca nos hemos negado a trabajar, pero también nos afecta emocionalmente no saber si tenemos una estabilidad laboral, económica. Exigimos que nos traten de una manera digna y sobre todo que den la cara, que alguien tenga esa mínima responsabilidad moral de decir está pasando esto, ustedes decidan”, dice una de las trabajadoras con más de 7 años de antigüedad.

El INIFED es el encargado del fortalecimiento de la infraestructura educativa, el apoyo en la reconstrucción o rehabilitación de planteles a nivel nacional. El expresidente Andrés Manuel López Obrador quiso desaparecerlo, pero eso no se concretó.

Igual que los trabajadores del INIFED, alrededor de 400 empleados del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), laboran bajo el Capítulo 3000, esquema que no les permite el reconocimiento de sus derechos básicos, como la seguridad social, vacaciones, aguinaldo o la posibilidad de generar antigüedad para adquirir una vivienda. Han denunciado precarización y malos tratos, por lo que exigen a autoridades un proceso de regularización estructural y que se abra una ruta formal, pública y calendarizada de diálogo y negociación para remediar su situación, principalmente el retraso de sus pagos.

En la misma situación están trabajadores de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade), a cargo del exclavadista olímpico Rommel Pacheco, quienes han denunciado retrasos en su salario y que laboran bajo la amenaza de perder sus empleos si, a pesar de no cobrar, dejan de asistir.

Animal Político ha buscado a las instituciones para conocer las razones del retraso de los pagos, cuántos empleados están en esta situación y si hay alguna fecha estimada para que se resuelva el problema, pero hasta la publicación de esta nota no hubo respuesta.

FUENTE: ANIMAL POLÍTICO.
AUTOR: TANIA CASASOLA.

Trabajadores de Puebla exhiben cómo se les ordena hablar bien de Armenta en redes

Empleados del Gobierno de Puebla relataron a SinEmbargo que desde el Poder Ejecutivo de esa entidad se les exhortó a que dejaran comentarios positivos en las publicaciones de las redes sociales del Gobernador Alejandro Armenta, con el propósito de inflar la imagen del mandatario.

Trabajadores del Gobierno de Puebla denunciaron que están siendo víctimas de ciberacoso por parte de la Administración de Alejandro Armenta, la cual les ordenó dejar mensajes positivos en las publicaciones oficiales del Gobernador, para lo cual incluso crearon una aplicación llamada Nódica, la cual vigilaba dicha actividad, misma que fue desactivada luego de que se exhibió esta situación.

Empleados del Gobierno de Puebla relataron a SinEmbargo que desde el Poder Ejecutivo de esa entidad se les exhortó a que dejaran comentarios positivos en las publicaciones de las redes sociales del Gobernador Alejandro Armenta. Primero, este llamado fue “voluntario”, afirmando que el no hacerlo no afectaría su área laboral, pero después con la creación de Nódica, la tarea se convirtió en obligatoria y de vigilancia continua.

Fue el portal e-consulta el que dio a conocer la existencia y propósito de Nódica. Incluso, el periodista Ignacio Gómez Villaseñor, a través de su cuenta de X, publicó pruebas de que el Gobernador Armenta administraba el sitio, mismo que era utilizado para inflar su imagen en redes sociales. “No deja duda que usan ilegalmente Nódica para inflar las redes del gobernador. Y no solo eso, aquí les demuestro que el mismo gobernador es administrador”, escribió Gómez Villaseñor.
El medio digital dio a conocer los videos que los empleados recibieron en los que se les daba a conocer la forma en la que funcionaba la plataforma, a través de la cual, los burócratas estaban obligados a comprobar si cumplían con la cuota de “activación” –los mensajes que debían publicar en favor del Gobierno poblano– semanal, de acuerdo a un calendario de actividades que la Coordinación General de Comunicación Social del estado creo.

De acuerdo con este cronograma, a cada una de las 82 dependencias estatales que conforman la Administración que encabeza Armenta se le designó tres días a la semana para apoyar las publicaciones que en redes sociales difunde el Gobierno de Puebla. Asimismo, cuando alguna de estas entidades no lleva a cabo esta labor, se publica una lista con el nombre de las entidades evidenciado que no se “activaron” conforme a la designación que se estableció en el calendario.

Los trabajadores afectados expresaron a SinEmbargo que están obligados a cumplir con esta actividad de “apoyo voluntario” por miedo a perder su empleo y que incluso se siente “cercados” ya que les ha impuesto el subir evidencia de su participación “en las publicaciones de las redes sociales del Gobernador Armenta”, tarea que es conocida por algunos como ciberactivismo gubernamental, pero que en realidad se trata de un cibieracoso contra estos empleados burócratas.


El trabajador de una de las dependencias estatales, quien solicitó mantener el anonimato, evidenció cómo desde el Ejecutivo estatal, mediante los mandos medios, principalmente, se dan instrucciones, a través de grupos de WhatsApp, para que los trabajadores dejen mensajes de apoyo en las redes sociales del Gobernador Armenta.
“Mis compañeros y compañeras tienen que estar subiendo las evidencias de manera periódica, básicamente dependiendo de la agenda que tenga el Gobernador. En este escenario, que ya es de por sí complicado, en lugar de estar nuestro trabajo, ahora nuestros superiores, mandos medios sobre todo, y superiores, nos están solicitando que participemos en este tipo de activaciones de las redes del Gobernador, cosa que es obscena, es insultante”, dijo.
“Para los que somos de izquierda es una pena ver cómo toda esta gente que llegó de la 4T improvisada al Gobierno del estado no ha hecho más que recurrir a estar prácticas priistas de la vieja política”, agregó el trabajador, quien enfatizó que muchos empleados han sido obligados a “participar en grupos de WhatsApp”, en los cuales “hay mucha gente”, quienes “tienen que subir las evidencias” [los mensajes de apoyo en redes sociales en favor de Armenta*.


La información de e-consulta señala que la creación de Nódica fue idea de Fansel Miroslava Pastor Betancourt, directora de Monitoreo y Redes Sociales del Gobierno de Puebla y promotora de la activación digital, quien justificó que la plataforma era usada para monitorear y atender situaciones de riesgo para la población, pese a que las pruebas periodísticas muestran que con la App se obligaba a los trabajadores estatales a dejar mensajes positivos en favor de Armenta.

Por su parte, en respuesta a los señalamientos del periodista Gómez Villaseñor, José Tomé Cabrera, coordinador general de Comunicación Social del Gobierno de Puebla, aseguró que Nódica fue una herramienta que no tuvo costo para la administración estatal, misma que fue dada de baja desde el pasado viernes cuando se evidenció dicha actividad. “Muestra el contrato. No existe porque es una herramienta que para nosotros no tuvo costo. ¿Qué parte no entiendes que no se puede acusar en falso?”, dijo Tomé en su cuenta de X.
El GobernadorArmenta Mier suma ya varias polémicas en nueve meses de administración. Antes fue señalado por agresiones a periodistas y medios de comunicación locales, a los cuales se sumó la “Ley Censura”, con la que su gobierno buscaba blindarse frente a la crítica ciudadana.

Oriundo de Izúcar de Matamoros, Puebla, Armenta inició su carrera política a los 23 años cuando fue elegido por plebiscito para Presidente municipal de Acatzingo de Hidalgo. Posteriormente, fue Diputado local de 2002 a 2005, en la segunda mitad del sexenio del Gobernador priista Melquíades Morales.

En el gobierno de Mario Marín (2005-2011) fungió como director del DIF Estatal, Secretario de Desarrollo Social y en 2010 se convirtió en dirigente estatal del Partido Revolucionario Institucional (PRI), donde le tocó la designación de los candidatos para la gubernatura, alcaldías y diputaciones.

En 2015 fue designado como Diputado federal por el PRI en el Distrito 7 de Tepeaca; y en 2017 acudió a un evento organizado por Morena en contra de la corrupción, por lo que el PRI decidió suspender temporalmente su militancia al considerar que había asistido a un evento partidista de otro órgano político.

En respuesta, Armenta anunció su renuncia al PRI y su incorporación a la militancia de Morena en abril de 2017. Rápidamente, en las elecciones de 2018 fue elegido como Senador por el partido guinda y, desde entonces, ha ocupado importantes puestos. En la Cámara alta, lo logró con el apoyo de Ricardo Monreal.

Al inicio del Segundo año legislativo de la LXV legislatura y después de tres votaciones, fue electo como Presidente de la Mesa Directiva del Senado para el período 2022-2023, él era el candidato de Monreal y en ese periodo quedó exhibida una ruptura dentro de la bancada morenista, pues poco menos de la mitad rechazaban la llegada de alguien cercano a Ricardo.

Y en 2024 se convirtió en el candidato al gobierno de Puebla por la coalición Sigamos Haciendo Historia; es el gobernador poblano desde el 14 de diciembre de ese año.

FUENTE: SIN EMBARGO.
AUTOR: NORA GASPAR RESÉNDIZ.

Muere trabajador en Torreón tras presunta broma por parte de sus compañeros

Los familiares señalan que el incidente podría estar relacionado con acoso laboral, ya que denunciaron que Carlos era víctima de constantes burlas por parte de compañeros de trabajo.

Carlos Gurrola Arguijo, de 47 años y conocido como “Papayita”, falleció el 18 de septiembre luego de permanecer 19 días hospitalizado tras ingerir una sustancia tóxica en su centro de trabajo, la tienda HEB Senderos de Torreón.

De acuerdo con versiones de sus familiares, el 30 de agosto alrededor de las 15:30 horas, Carlos consumió una botella de Electrolit que había dejado cerca de su área de limpieza. Tras dar un sorbo, comenzó a sentirse mal y fue trasladado de urgencia a distintas clínicas del IMSS, donde médicos reportaron quemaduras en tráquea, pulmones y vías respiratorias.

Los familiares señalan que el incidente podría estar relacionado con acoso laboral, ya que denunciaron que Carlos era víctima de constantes burlas, robos y agresiones por parte de compañeros de trabajo, situaciones que aseguran habían reportado previamente sin recibir atención.


El 19 de septiembre, H-E-B México emitió un comunicado oficial a través de su cuenta de X, en el que lamentó el deceso y afirmó que el incidente está siendo investigado.

La empresa indicó que mantiene comunicación constante con las autoridades y los empleadores directos de Multiservicios Rocasa S.A. de C.V., la compañía a la que Carlos prestaba servicios. H-E-B reiteró su compromiso con la transparencia y prometió colaborar con las autoridades para esclarecer los hechos, aunque no detalló medidas específicas tomadas hasta el momento.
La familia interpuso formalmente una denuncia el 3 de septiembre en la Delegación Laguna I de la Fiscalía, además de abrir la página de Facebook “Justicia para Carlos Gurrola Arguijo” para exigir que se esclarezca el caso y se sancione a los responsables.

La Fiscalía General de Coahuila abrió una carpeta de investigación y confirmó que ya se han recabado testimonios de testigos y se revisan las cámaras de seguridad del establecimiento. Sin embargo, la botella presuntamente contaminada fue desechada por empleados de la tienda, lo que impide determinar con certeza qué sustancia provocó las lesiones.


FUENTE: ARISTEGUI NOTICIAS.
AUTOR: REDACCIÓN.