miércoles, 22 de junio de 2022

Los dos sacerdotes y el guía de turistas fueron ubicados en Urique, anuncia Campos

La Gobernadora de Chihuahua Maru Campos anunció que se recuperaron los cuerpos de los dos jesuitas y el guía de turistas asesinados en la Sierra Tarahumara.

Los cuerpos de los sacerdotes jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora, así como el del guía de turistas Pedro Palma, fueron recuperados, informó esta tarde la Gobernadora de Chihuahua María Eugenia Campos.

“Hemos logrado localizar y recuperar, y esto comprobado por medicina forense, los cuerpos de los sacerdotes jesuitas Javier Campos, Joaquín Mora, y el guía de turistas Pedro Palma, esperamos tener información más adelante, les estaremos informando”, anunció la Gobernadora en un video publicado en redes.

Minutos antes, la Fiscalía General del Estado de Chihuahua anunció una recompensa de cinco millones de pesos a quien o quienes aporten información que conduzca a la captura de José Noriel Portillo Gil, alias “El Chueco”, asesino de los sacerdotes jesuitas.

También se activó, junto con la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), una cédula de búsqueda por el delito de homicidio calificado ocurrido en Cerocahui, Chihuahua.

Se trata del presunto responsable de los asesinatos de dos sacerdotes y un guía de turistas, así como del secuestro de cuatro personas.

De acuerdo con las investigaciones, se le ha visto en las regiones de Cerocahui, Bahuichivo, Porochi, Poblado Rodeo y Urique, en esa entidad.

Por acuerdo del Gabinete de Seguridad Nacional fue desplegado un operativo especial para su búsqueda, en coordinación con autoridades estatales y municipales.

Las autoridades pidieron a la ciudadanía que para cualquier información relacionada con “El Chueco” se comuniquen al número 089 Denuncia Anónima.
Los dos sacerdotes jesuitas fueron asesinados en un templo del norte de México y sus cuerpos fueron sustraídos junto al de otra víctima por personas armadas, informaron ayer el Gobierno y la congregación religiosa.

La remota comunidad de Cerocahui, en el municipio Urique, en el estado de Chihuahua, se vio estremecida el lunes tras el asesinato de los jesuitas mexicanos Javier Campos Morales y Joaquín Mora Salazar, así como de un guía turístico en el templo de la parroquia Francisco Javier. Las muertes coincidieron con la desaparición de cuatro personas, entre ellos una mujer y un menor, en esa misma localidad.

Aún afectado por las muertes, Toño Gallardo de Morales, primo de Campos Morales, dijo a The Associated Press que el sacerdote “nunca tuvo miedo” a pesar de vivir en una región dominada por grupos delictivos dedicados al tráfico de drogas.
“Él estaba consciente de lo que implicaba vivir en condiciones difíciles… pero siempre lo enfrentó con mucho valor, con confianza y mucha fe”, agregó.
Campos Morales, quien era conocido como “El Gallo” por su afición a los gallos, era oriundo de la capital mexicana, pero luego se trasladó a la ciudad norteña de Monterrey, donde pasó su niñez y adolescencia.

Desde una iglesia capitalina donde se realizó la noche del martes una misa en memoria de los dos sacerdotes, Gallardo indicó que su primo nunca quiso abandonar la Sierra de Tarahumara a pesar de la inseguridad porque “estaba muy comprometido” con los habitantes. “Él pidió a su comunidad (jesuita) que lo designaran para trabajar allá con la gente”.

 

Hombres armados detuvieron poco después de la 1 de la tarde del lunes al guía turístico de Cerocahui, identificado como Pedro Eliodoro P.G., quien fue llevado hasta un templo de la comunidad, donde fue asesinado junto con los dos sacerdotes, dijo el Gobierno del estado.

De acuerdo con el relato que ofreció un jesuita sobreviviente, Campos Morales y Mora Salazar le exigieron al presunto delincuente detener el ataque en la iglesia y minutos después fueron todos ejecutados de varios disparos. Los atacantes se llevaron los cuerpos a pesar de las súplicas del sacerdote sobreviviente, quien pidió que los dejaran en el lugar, informó la oficina de prensa de la Compañía de Jesús en México.

Campos Morales, de 79 años, y Mora Salazar, de 80, tenían más de cinco décadas en la Compañía de Jesús. Los dos jesuitas eran parte del equipo de religiosos y laicos que están en la Sierra de Tarahumara, donde realizaban trabajo social y pastoral desde hace varias décadas, el cual incluía fortalecer la cultura de la comunidad indígena tarahumara y la preservación del medio ambiente.

FUENTE: SIN EMBARGO.
AUTOR: REDACCIÓN.

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