lunes, 21 de marzo de 2022

Deforestación sin permisos se agudiza en QRoo por el Tren Maya, acusan agrupaciones

Máquinas y tractores en la selva dentro de Quinta Roo están talando miles de árboles y aislando a animales en el tramo cinco del Tren Maya de Cancún a Tulum, una zona única en el mundo por sus cenotes y cuevas subterráneas, también tapadas sin permisos ambientales, advirtieron científicos apartidistas.

Sin permisos ambientales, la tala de árboles y cobertura de cuevas subterráneas en Quintana Roo se ha agudizado para abrir paso al Tren Maya en el tramo Cancún-Tulum, alertó la Unión Mexicana de Agrupaciones Espeleológicas (UMAE), dedicada a promover la conservación de las aguas subterráneas, consideradas patrimonio biocultural por ser una mezcla de biodiversidad, vestigios prehispánicos, selva y mar Caribe.

La asociación civil Moce Yax Cuxtal, con sede en Playa del Carmen, calculó —a partir de un estudio en Puerto Morelos— que se desmontarán alrededor de 8 millones de árboles de la selva quintanarroense.

“Como el tiempo les está comiendo [les quedan 21 meses], han comenzado la deforestación en el paso del Tren Maya en lugares como Playa del Carmen, Río Secreto, Akumal y Tulum, sin estudios de suelo, sin rescate de fauna ni flora [como jaguares y murciélagos], sin manifestaciones de impacto ambiental”, alerta en un informe que plantea ser apolítico y que va dirigido al Presidente Andrés Manuel López Obrador.

 

En el tramo V, el Tren pasaría por un puente a lo largo de la carretera federal 307, pero por la presión del tiempo rumbo a diciembre de 2023, y por propuesta del sector hotelero, se reajustó hace casi dos meses a selva adentro, un territorio desconocido sin estudios ambientales ni geofísicos, lo que, alertaron los científicos, pone más en riesgo la selva de Quintana Roo, de las últimas bien conservadas y sanas a nivel nacional desde las bacterias hasta el jaguar.

Pero al fragmentarla y deforestarla, se aísla reproductivamente a la flora y fauna —ya sin tiempo de reubicar y condenada al riesgo de extinción—, además de impactar irreversiblemente a los sistemas subterráneos únicos en el mundo.
“Solamente entraron en la selva con máquinas derribando todo lo que haya a su paso”, lamentaron los 250 grupos afiliados de la UMAE.
Roberto Rojo, uno de los biólogos miembros, afirmó vía telefónica que la deforestación y devastación de corales ya se vivía por el boom inmobiliario y turismo masivo, pero hace unos días vio varios árboles derrumbados en Playa del Carmen y una cueva de cuatro meros de alto, que hace poco descubrieron con una grisón hembra y sus crías, ya estaba cubierta con tierra y restos de los desmontes. No obstante, enfatizó, el peor impacto ambiental será en el futuro cuando surjan los fraccionamientos, cruceros y ríos de turistas.

El Presidente López Obrador aseguró hace unos días que sólo se desmontarán “100 hectáreas” a lo largo de los mil 500 kilómetros de vías y como mitigación se sembrarán 200 mil hectáreas.

SinEmbargo solicitó a Fonatur confirmar ese dato y pronunciarse sobre la falta de permisos para la tala, pero no obtuvo respuesta.
“¡Nunca nos escucharon en las reuniones! Avisamos que había cuevas y ahora la Sedena [encargada del tramo V norte] se sorprende de encontrar cuevas en selva adentro. Se van a encontrar cientos y cientos en el camino, quizá miles, y no las pueden estar tapando porque se caerá en algún momento”, lamentó el biólogo comparándose con la película de Don’t look up en la cual se evidencia cómo los gobiernos no escuchan las voces científicas para dar prioridad al poder político y económico.
Para Rojo, el nuevo trazo de este tramo del Tren Maya es inviable por lo que, para que sea seguro independientemente de la premura presidencial, no debe pasar por ahí. “La dinámica de la región es que cada cenote es un hundimiento en el terreno. Tenemos bajo nuestros pies un gran tesoro subterráneo con la cueva inundada más grande del mundo con ductos subacuáticos que se siguen descubriendo […] Pero con este proyecto, sin Manifestación de Impacto Ambiental, vulnera la estabilidad de toda una región”.
Desde la Península de Yucatán, el politólogo ambiental Pablo Montaño, coincidió con los espeleólogos en que Grupo México, la compañía del magnate Germán Larrea Mota encargada del tramo V sur (Playa del Carmen–Tulum), ha deforestado la selva sin estudios ni permisos, por lo que no puede cuantificarse cuántas hectáreas están siendo taladas.
“[Grupo México] sólo cuenta con la misma impunidad que le permitió dejar 63 mineros enterrados en una mina de carbón en 2006 [en Coahuila], envenenar el Río en Sonora en 2014 y ahora arrasar la selva virgen”, acusó el activista parado en suelo donde hace unas semanas vivían árboles filtradores de agua y reguladores de temperatura en una región calurosa.
Este medio pidió una postura a la compañía, pero no obtuvo respuesta hasta el momento.

UN TREN SOBRE SUELO FRÁGIL

Tanto la Unión Mexicana de Agrupaciones Espeleológicas como colectivos de buzos y otras organizaciones locales, cuestionan el paso del Tren Maya sobre el suelo kárstico de la Península de Yucatán, ya impactado por la deforestación en proceso y en cuya superficie hay cuevas frágiles que albergan agua dulce y a miles de murciélagos y peces endémicos.
“La preocupación de la UMAE radica en el impacto que ocasionará el proyecto Tren Maya en el agotamiento y contaminación del acuífero de la Península de Yucatán, debido a que la región de Quintana Roo es de especial cuidado por la cantidad de ríos subterráneos que corren de oeste a este, mientras que la ruta está trazada de norte a sur, lo que impactará a este delicado sistema subterráneo”, argumentan los espeleólogos.
Un impacto ecológico en la superficie, como la actual tala de la capa forestal y el cambio en la estructura de suelo, con el terreno mejorado preparado para que soporte la estructura férrea, causará un impacto no solo en las cavidades, añade, sino también en los vestigios arqueológicos que albergan.

En Quintana Roo, documenta la UMAE, están los sistemas subacuáticos más extensos del mundo conocidos como Dos Ojos-Sac Actún; bioespeleotemas únicos en el mundo conocidos como las Hells Bella; y evidencia paleontológica donde han encontrado diez esqueletos humanos de antigüedad de entre 13 mil 700 y 8 mil años, así como restos óseos de fauna del Pleistoceno tardío.
“Los ríos subterráneos requieren de la selva arriba para hacer todos sus procesos que dan vida a la región, porque vivimos sobre nuestro acuífero subterráneo que además tienen restos paleontológicos de la Edad de Hielo, hombres y mujeres que vivieron aquí hace más de 10 mil años, y que gracias a ellos estamos aprendiendo sobre la historia de la humanidad local; hay restos de animales gigantescos, miles de vestigios mayas en las cuevas llenas de animales ciegos con la piel transparente adaptados a la oscuridad y endémicos de la región”, dijo el biólogo Roberto Rojo.
Incluso la ruta anterior por la carretera federal era peligrosa, ya que en verano de 2020 se abrió un socavón derivado del suelo kárstico y las aguas subterráneas, bautizado como “Me lleva el Tren”. En 2015 ocurrió algo similar.

La selva maya es una de las últimas saludables de México con 114 especies de mamíferos terrestres, entre ellas el jaguar en peligro de extinción por su caza ilegal, de las cuales más del 46 por ciento dependen directamente de las cuevas y cenotes para su refugio y abastecimiento. Del total de fauna detectada, cerca de 54 especies son murciélagos, controladores de plagas.

“Afectar las cuevas, las selvas y los arrecifes tendrá afectaciones ecosistémicas, estructurales, a la salud, a la biodiversidad, a la economía y mucho más. Debemos preservar nuestro patrimonio biocultural y subterráneo. Es único en el mundo y no nos podemos dar el lujo de perderlos”, dijeron en unísono los espeleólogos de Quintana Roo, una entidad además golpeada por la inseguridad y la especulación inmobiliaria.

FUENTE: SIN EMBARGO.
AUTOR: DULCE OLVERA.

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