jueves, 3 de marzo de 2022

Desabasto de medicamentos y falta de atención en las instituciones incrementa hasta 40% el gasto de bolsillo en salud.

Las personas tienen que poner de su bolsa y acudir a consultas privadas o comprar fármacos porque no encuentran la atención adecuada en el sistema público sanitario, no tienen acceso a esto o no les surten las recetas.

En México más de 31 millones de personas no tienen derecho a servicios médicos públicos, y los que sí los tienen enfrentan atención deficiente y desabasto en los medicamentos.

Durante 2020 y 2021 se otorgaron la mitad de las consultas médicas que en 2017 y no se surtieron efectivamente 9.7% del total de las recetas expedidas por las instituciones públicas de salud. Esto ha provocado que el gasto de bolsillo para enfrentar las enfermedades suba en las familias mexicanas un 40%.

Así lo muestra el informe Radiografía del Desabasto en México, elaborado por la organización Cero Desabasto, en colaboración con el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (Ciep) y el Instituto de Investigación e Innovación Farmacéutica (Inefam). 

Tan solo en 2020, explicó Judith Senyacen Méndez, coordinadora de Salud y Finanzas Públicas de Ciep, durante la presentación del informe, 5 millones de personas más que en 2018 tuvieron que pagar por recibir consulta o medicamentos.
Animal Político logró encontrar precisamente uno de estos casos. A la señora Silvia Valerio, de 69 años, no le surtieron completas sus recetas en la Clínica 186 del IMSS, en Tlalnepantla, Estado de México. Durante noviembre y diciembre de 2021 no había el fármaco Clopidogrel, que se usa para prevenir problemas graves del corazón y los vasos sanguíneos. Su esposo tuvo que comprarlo en la farmacia, la caja con 14 tabletas le costó 278 pesos en presentación genérica. 

Tampoco le dieron Levetiracetam, para controlar crisis convulsivas, ni ipatropio, un broncodilator que facilita la respiración. Por ambos medicamentos, la familia tuvo que pagar en la farmacia 672 pesos. 

El gasto de bolsillo promedio en las familias se incrementó 40%, de acuerdo con datos de Ciep, al pasar de 2 mil 358 en 2018 a 3 mil 299 en 2020. Este gasto se compone de tres conceptos: gasto en atención primaria o ambulatoria, atención hospitalaria y medicamentos sin receta. 

En términos porcentuales, el mayor incremento se presentó en el gasto en medicamentos con 68% más que en 2018 y pasó de un gasto promedio de 376 pesos en ese año a 632 en 2020. En términos absolutos, la atención primaria tuvo el mayor aumento con una diferencia de 604 pesos.

Quienes más impacto tienen son las personas de menores ingresos y mayor condición de vulnerabilidad. El mayor incremento en el gasto de bolsillo se presenta en el decil X que tiene mayor capacidad de pago. Sin embargo, en términos porcentuales, los hogares de menores ingresos son los que enfrentaron mayores aumentos en el gasto de bolsillo por conceptos de salud. 

En los deciles I-VI (los de menores ingresos), los aumentos por concepto de compra de medicamentos sin receta superan el 90%; el más alto se presenta en el decil III con un incremento de 125% al pasar de un gasto de 244 pesos en 2018 a 549 en 2020.

Las personas tienen que poner de su bolsillo para enfrentar problemas de salud porque no encuentran la atención adecuada en el sistema público sanitario, no tienen acceso a esto o no les surten las recetas. 

Caídas en la atención y escasez de fármacos

En México, explicó Méndez, desde 2016 la tasa de atención del sistema público era inferior al 50%. Solo 4 de cada 10 personas que reportaban tener una necesidad de atención, la encontraban en el sistema público.  

Con la pandemia por Covid-19, el uso de los servicios públicos se redujo al pasar de 44.6% en 2018 a 33.3% en 2020. Esto significa que alrededor de 7 de cada 10 personas que tuvieron una necesidad de salud se atendieron en el sistema privado, lo que conlleva a un gasto de bolsillo en los hogares. 

Todos los subsistemas de salud reportaron caídas en la tasa de atención; sin embargo, en Pemex la tasa alcanza 43% mientras que en el IMSS-Bienestar, a donde acude la población más desprotegida, esa tasa es de 12%.

Andrés Castañeda, coordinador de la organización Cero Desabasto explicó que hay una coyuntura que ha permitido llegar a este escenario de desabasto y falta de atención: el cambio del modelo de compra de medicamentos, el cambio del Seguro Popular al Instituto de Salud para el Bienestar y la pandemia de COVID-19. 

Estos sucesos, entre otros, han impactado de manera negativa el acceso a los servicios de salud en México. Por ejemplo, la cantidad de las atenciones ofrecidas por las unidades de la Secretaría de Salud se redujeron considerablemente al grado de que durante 2020 y 2021 se otorgaron la mitad de las consultas que en 2017 y se practicaron cerca de medio millón de procedimientos quirúrgicos menos.

Además, en México, de acuerdo con datos del censo de población y vivienda 2020 del INEGI, más de 31 millones de personas no tienen derecho a los servicios médicos. 

La exclusión de servicios de salud afectó en mayor medida a los hogares más pobres, a población indígena y a quienes viven en zonas rurales. Entre 2018 y 2020, quedaron excluidas del acceso a la salud 2 millones de personas indígenas, 4.8 millones de personas en zonas rurales, 12.5 millones de personas en condición de pobreza y 4 millones de personas en pobreza extrema.

En tanto que el número de recetas surtidas en las principales instituciones públicas de salud ha ido disminuyendo en los últimos años. El peor escenario se ha tenido en 2021, de acuerdo con el informe Radiografía del Desabasto, el año pasado no se surtieron efectivamente un poco más de 24 millones de recetas en las principales instituciones de seguridad social (IMSS, ISSSTE, Pemex, Sedena y Semar) Esto representa un 9.7% de recetas no surtidas. 

Tan solo en el IMSS se negaron más de 18 millones de recetas en 2021, esto equivale a que no se surtiera medicamento más de un mes; mientras que en 2017, el número de recetas no surtidas era apenas de 1.7 millones. 

Además del gasto de bolsillo, el desabasto tiene otras implicaciones, señala el informe, como alentar el mercado negro. En septiembre de 2021 se registraron 187 denuncias anónimas de medicamentos robados y falsificados, lo que significa un incremento del 136.7% con respecto a las 79 de 2020.

Sobre los cambios en el modelo de compra de medicamentos, Enrique Martinez, de Inefam, explicó que los resultados observados en 2021 exhiben un deterioro en el desempeño de la compra pública, denotando una caída en piezas, aproximada en 5.9% (apenas 1,078 mdpz) respecto a 2020, con un precio promedio unitario de 59.39 pesos.

Las adjudicaciones directas muestran la mayor participación en número de eventos con más de 70% respecto al total de los analizados por Inefam. Hacia 2021, crecen prácticamente al triple respecto a 2017, concentran más del 80% de procedimientos y explican más del 53% de piezas adquiridas, ganando terreno a las licitaciones (incluidas las consolidadas), que llegaron a concentrar más de 80% históricamente. 

Como consecuencia, las adjudicaciones directas se convirtieron en la principal vía de pago en 2020 y 2021, con más de 40 mil millones de pesos en cada año, lo que representa más de 60% del total de importes.

FUENTE: ANIMAL POLÍTICO.
AUTOR: ANDREA VEGA.

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