viernes, 21 de enero de 2022

Banamex, listo para entregarse a "la mafia del poder"

Los grupos empresariales de Slim, Salinas Pliego y Hank figuran entre los mayores beneficiarios de concesiones y contratos públicos durante los últimos sexenios, situación que continúa en el gobierno de López Obrador.

Carlos Slim Helú, Ricardo Salinas Pliego y Carlos Hank González, los tres magnates mexicanos que el presidente Andrés Manuel López Obrador destacó el pasado 13 de enero como posibles compradores de Banamex, representan la oligarquía que nació con negocios al amparo del poder y creció con favoritismos y vínculos privilegiados con los presidentes en turno.

El grupo empresarial de Slim tiene pendiente el colapso de la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México; el de Salinas Pliego debe 39 mil 470 millones de pesos al Servicio de Administración Tributaria (SAT) y aclaraciones sobre su participación en la operación de Grupo Fertinal; y el de Hank arrastra las acusaciones de corrupción sobre su familia paterna y sus vínculos con el PRI de antaño.

Los grupos empresariales de estos tres magnates figuran entre los mayores beneficiarios de concesiones y contratos públicos durante los últimos sexenios, situación que continúa en el gobierno de López Obrador: en los primeros tres años de esta administración, las empresas de Slim recibieron por lo menos 38 mil 500 millones de pesos en contratos, las de la familia Hank ganaron por lo menos 32 mil millones de pesos, mientras que las de Salinas Pliego obtuvieron más de 13 mil millones de pesos del erario.

En un video que difundió el pasado jueves 13, López Obrador expresó su preferencia de que Banamex sea controlado por uno de estos tres multimillonarios mexicanos –que antes de asumir el poder tachaba de “mafia del poder”– y no caiga en manos de un grupo extranjero que, según el mandatario, no reinvertiría sus ganancias en el país.

“Celebro que Ricardo Salinas Pliego haya manifestado su interés de comprarlo; él tiene ya Banco Azteca y yo creo que tiene los recursos suficientes para hacerlo. Lo mismo podría pensarse de Carlos Slim, de Inbursa; de Carlos Hank González, de Banorte; de otros”, dijo López Obrador desde su aislamiento por el covid-19.

Y para dejar claro que la decisión sobre el próximo comprador del cuarto banco más importante del país deberá pasar por Palacio Nacional, añadió: “Desde luego, esto no significa impedir que (extranjeros) participen en la convocatoria, subasta, en la licitación; nosotros no estamos cerrados, no somos chovinistas, no estamos en contra de los extranjeros, pero sí nos gustaría que se mexicanizara este banco”.

Tras su privatización en 1991 y su adquisición por Roberto Hernández Ramírez, su socio Alfredo Harp Helú –primo de Slim– y un grupo de accionistas, Banamex se convirtió en un refugio para multimillonarios mexicanos que surgieron durante las privatizaciones realizadas durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, entre ellos Pablo Aramburuzabala, Carlos Hank Rhon y Jorge Larrea Ortega.

Esta situación continuó después de su adquisición por el gigante estadunidense Citibank en 2001, en una operación de 12.5 mil millones de dólares que se llevó a cabo sin pagar impuestos: a la fecha, el Consejo de Administración de Banamex está integrado por los magnates Valentín Diez Morodo –su presidente–, Emilio Azcárraga Jean (Televisa), Álvaro Fernández Garza (Alfa), Ricardo Martín Bringas (Soriana), Daniel Servitje Montull (Bimbo), Eduardo Tricio Haro (Lala), Juan Francisco Beckmann Vidal (José Cuervo), además de Harp y Hernández.

Después de mencionar a los magnates, López Obrador también resaltó que le mandó un “recado” a José Javier Garza Calderón, fundador nuevoleonés de la asociación civil Empresarios por la Cuarta Transformación, y señaló –sin darle mayor importancia– que “ellos podrían también, junto con otros inversionistas, reunirse para comprar el banco”.

Ganadores transexenales

Slim, Salinas Pliego y Roberto González Barrera –abuelo de Carlos Hank González– llegaron a la lista de multimillonarios de Forbes durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari: el primero obtuvo Teléfonos de México, el segundo Imevisión, que convertiría en TV Azteca, y el tercero adquirió Banorte. 

No han dejado de crecer desde ese momento gracias a sus relaciones con los presidentes en turno, incluyendo a López Obrador.

Además de ejercer durante dos décadas un monopolio sobre las telecomunicaciones –y cobrar tarifas excesivas a los usuarios–, Slim se convirtió en uno de los principales contratistas de gobierno en los sectores de construcción, seguros, telecomunicaciones y el energético, y permanece como el principal proveedor de la llamada Cuarta Transformación.

Durante los primeros tres años de gobierno, la relación de Slim con López Obrador se ha estrechado. El pasado 27 de diciembre el mandatario se refirió al magnate como “amigo y buen empresario”. Previamente, el 23 y el 29 de junio –en medio de los señalamientos a Cicsa, de Grupo Carso, por su presunta responsabilidad en el ­trágico accidente de la Línea 12 del Metro– Slim se reunió en Palacio Nacional con el presidente y con la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum. Al finalizar la segunda reunión el hombre más rico del país anunció que su empresa se hará cargo de las obras de reparación de esa línea. La Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México se ha abstenido de ­imputar a la constructora de Slim por las fallas en la construcción de dicho tramo del Metro.

Hank González, por su parte, heredó del gigante financiero Banorte de su abuelo, y en julio de 2018, días después del triunfo de López Obrador, concretó la absorción del banco Interacciones, fundado por su padre Carlos Hank Rhon. Con esta fusión, Banorte se convirtió en un banco XXX, pues Hank Rhon jugaba con sus influencias en los gobiernos federal y estatales para otorgarles préstamos.

A su vez, Hank Rhon es hijo del exgobernador mexiquense Carlos Hank González, destacado priista originario de Atlacomulco, un municipio que dio su nombre al grupo de poder del PRI integrado por Salinas de Gortari, Arturo Montiel, Enrique Peña Nieto y otros políticos envueltos en acusaciones de corrupción. 

De los tres magnates avalados por López Obrador, el más ruidoso en torno a Banamex fue Salinas Pliego. Como parte de su estrategia de imagen pública, el dueño del Grupo Salinas lanzó una serie de publicaciones provocativas en su muy activa cuenta de Twitter, donde expresó su interés para comprar el banco, al que se refirió como “changarro”.

El magnate también ganó sexenio tras sexenio desde el periodo de Salinas de Gortari: tras la compra de Imevisión gracias, entre otros, a un préstamo secreto de 30 millones de dólares de Raúl Salinas de Gortari –el “hermano incómodo” del entonces presidente–, el magnate creó TV Azteca e ingresó a la lista de multimillonarios de Forbes, de la que no salió desde ese entonces.

En las últimas décadas el empresario y su grupo corporativo han participado en operaciones cuestionables, que implicaron la elusión de miles de millones de pesos en impuestos en el desmantelamiento de Mexicana de Aviación, durante el sexenio de Felipe Calderón, y la venta a sobrecosto de Grupo Fertinal a Pemex durante la ­administración de Enrique Peña Nieto, ambos documentados por Proceso.

En el caso de Fertinal, Pemex presentó una denuncia ante la Fiscalía General de la República en marzo de 2019, la Secretaría de la Función Pública ha impuesto varias sanciones a exdirectivos de Pemex, y López Obrador se ha referido al caso como “peor” que el caso de sobornos en la compra de la planta de Agronitrogenados –también por parte de Pemex en el sexenio pasado–, aunque pidió no hacer un “juicio sumario” a Salinas Pliego.

La semana pasada Proceso reveló que la participación del Grupo Elektra en el desmantelamiento de Mexicana de Aviación llevó al SAT a determinar créditos fiscales por cerca de 27 mil millones de pesos a la empresa de Salinas Pliego, los cuales han sido confirmados por el Tribunal Federal de Justicia Administrativa. En total, la autoridad tributaria reclama 39 mil 470 millones de pesos a las dos ramas de Grupo Salinas –Grupo Elektra y TV Azteca– por prácticas fiscales irregulares realizadas en el pasado.

En el tema fiscal, tanto Salinas Pliego como Slim sacaron grandes ventajas en los sexenios de Calderón y Peña Nieto: de acuerdo con los datos ­transparentados por la organización Fundar, las empresas de Slim se beneficiaron de por lo menos 13 mil 294 millones de pesos de condonaciones de impuestos y las de Salinas Pliego de 6 mil 833 millones de pesos. Banamex obtuvo condonaciones de por lo menos 9 mil 918 millones de pesos, mientras que las empresas de Hank González se han amparado para evitar que el SAT dé a conocer los montos que les fueron condonados. 

Ironía del asunto: López Obrador adelantó que la próxima operación de compra de Banamex “dejaría también impuestos, miles de millones de pesos entrarían a la hacienda pública para el desarrollo del país, para que ese presupuesto siga destinándose al bienestar de nuestro pueblo para mantener la paz y la tranquilidad, en el entendido de que la paz es fruto de la justicia”.   

Texto publicado en el número 2359 de la edición impresa de Proceso

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: MATHIEU TOURLIERE.

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