AUTOR: JESÚS CANTÚ.
MÉXICO, D.F. La iniciativa de reforma energética presentada por el presidente Enrique Peña Nieto fue modificada radicalmente para adecuarla por completo a las demandas de las compañías petroleras internacionales, idénticas a las establecidas en la iniciativa presentada por el Partido Acción Nacional, con lo que –más allá del lenguaje– se abre paso a los contratos de producción compartida y a las concesiones, llamadas “licencias” en la reforma pero que en realidad tienen los mismos alcances que aquéllas.
La mala recepción por parte de la comunidad financiera internacional, las compañías petroleras y el empresariado de la tímida iniciativa presidencial (Proceso 1921) y la aprobación de una reforma hacendaria y social, de la mano del PRD, que generó descontento en el sector empresarial mexicano (Proceso 1932), obligaron al gobierno federal a conceder más de lo que preveían las expectativas más optimistas.


