AUTOR: MATHIEU TOURLIERE.
Debajo de la imagen pública de internet corre subterránea una red oscura cuyos mensajes, páginas, blogs y chats no se pueden rastrear. Ahí conviven hackers, crackers, criptoanarquistas y ciberactivistas, pero también narcotraficantes y pedófilos. En sus sitios se pueden adquirir productos ilegales: drogas y hormonas, armas, pasaportes y tarjetas de crédito robados, fotos y videos snuff… Sus transacciones se realizan con una moneda virtual y una regla única: Encriptar la información y mantener el anonimato de los navegantes.
MÉXICO, D.F. Sólo seudónimos aparecen en la llamada red oscura. Detrás de ellos se esconden hackers, crackers, activistas de Anonymous y WikiLeaks, disidentes políticos… pero también narcotraficantes y pedófilos.
Generada por un flujo de transmisiones invisibles e irrastreables, la red oscura cuenta con sus propias cultura, ideología y moneda. Hay una regla única: el anonimato de sus navegantes y la encriptación de sus informaciones. En su seno gravitan decenas de miles de páginas imposibles de encontrar con los motores de búsqueda tradicionales.