jueves, 6 de mayo de 2021

El Banco del Bienestar, destinado a ser un elefante blanco como el de otros sexenios

El de la 4T va por la misma ruta que transitaron los gobiernos del PRI y del PAN y que fallaron al tratar de impulsar un banco gubernamental con presencia en los 500 municipios más pobres y alejados del país para distribuir el dinero de los programas sociales. Además, de acuerdo con la información oficial existente, el Banco del Bienestar aún no opera y al cierre de 2020 ya padeció pérdidas por 260 millones de pesos y pasivos por 61 mil millones de pesos.

Los contratos de emergencia con diversos bancos vía adjudicación directa para dispersar los recursos de los programas sociales de la Cuarta Transformación, y el abandono de las redes y cuentas bancarias que dejó el gobierno de Enrique Peña Nieto son la antesala del Banco del Bienestar, cuya operación deberá superar los errores cometidos por el PRI y el PAN con el Banco Nacional de Servicios Financieros (Bansefi).

Aunque los gobiernos del PRI y del PAN también buscaron impulsar, vía el Bansefi, un banco con presencia en los 500 municipios más pobres del país para la dispersión directa de los recursos de los programas de transferencias gubernamentales, y no depender de la banca comercial, la Tesorería de la Federación (Tesofe) les demostró que ese proyecto generaba mayores costos –una especie de subsidios cruzados– para esa institución, que sólo operó 500 sucursales.

Con pérdidas al cierre de 2020 por 260 millones de pesos y pasivos por 61 mil millones de pesos, el Banco del Bienestar en la 4T corre el mismo riesgo; aún sin haber iniciado sus operaciones enfrenta ya un desequilibrio en su balance: sus gastos superan sus ingresos.

Pese a ello, el Bansefi ha iniciado una agresiva campaña para contratar personal para atender las mil sucursales que tiene previstas para este año, aunque el objetivo son 2 mil 600.

De acuerdo con los contratos firmados en 2019 para la dispersión de recursos bancarios, los bancos reciben una contraprestación mensual de cinco pesos más IVA por cada cuenta.

Por la emisión de cada tarjeta el pago a la banca es de 10 pesos más IVA. En el caso de Banco Azteca, sólo 200 mil tarjetas se expidieron sin costo y los gastos por reposición corren a cargo del beneficiario. A los 24 millones de beneficiarios de los programas de apoyo, como Crédito a la Palabra, Adultos Mayores, Niños con Discapacidad, Jóvenes Construyendo el Futuro y la entrega de microcréditos, no se les aplican comisiones, con excepción de la reposición de las tarjetas en caso de extravío.

El objetivo del gobierno federal es que el Banco del Bienestar sirva, vía una gran red de sucursales con cajeros automáticos, para que “la gente pobre, hasta en los pueblos más apartados, pueda cobrar la ayuda del gobierno y que, en esa misma cuenta, también pueda recibir remesas y otros ingresos, así como mantener sus ahorros con rendimientos y garantías de seguridad”, de acuerdo con la exposición de motivos que se presentó para modificar la Ley Orgánica del Banco del Ahorro Nacional y Servicios Financieros, SNC, y crear el Banco del Bienes­tar en junio de 2019.

Dos gobiernos, sin embargo, han fracasado en el proyecto de operar un gigante bancario que mantenga contacto directo con los beneficiarios de programas sociales, mientras la corrupción en la asignación de contratos se agudizó durante el sexenio de Peña Nieto.

Fragmento del reportaje publicado en la edición 2322 del semanario Proceso

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: CLAUDIA VILLEGAS.

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