No escatima mecanismos, no repara en recursos, no se deja acotar por la ley. Y lo hace a marchas forzadas.
Según operadores del PRI, empleados de alcaldías, documentos oficiales y partidistas, delegados municipales, “promotores” del voto y dirigentes opositores, así como fotografías, videos y formatos de enrolamiento –todos consultados por Proceso–, la estrategia electoral priista en el Estado de México se basa en tres estructuras operativas: la G, del gobierno; la P, que designa al PRI, y la H, que identifica a los ayuntamientos, pero también echa mano de estructuras alternas como gremios y sindicatos oficiales.