AUTOR: JUAN M. NEGRETE.
GUADALAJARA, Jal. Son números fríos y duros. Hablan por sí mismos. En las universidades públicas mayores del país la cifra de los aspirantes rechazados supera toda lógica. Sólo la UNAM escapa de esta dinámica perversa. En 2004 albergó a 276 mil alumnos; este año ocupan sus espacios 336 mil estudiantes, un incremento de 31%. En contraste, en la UdeG, de acuerdo al nuevo ingreso por el calendario 2013B, de 41mil 661 aspirantes, sólo fueron admitidos 15 mil 829 (38%), mientras los rechazados suman 25 mil 832 (62%).
Mucho peor están los datos de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM): de 36 mil 166 aspirantes sólo fueron admitidos 3 mil 582 (9.9%). “La UAM se ha negado de manera permanente a abrir más espacios”, según informó La Jornada el jueves 11.
Hay en la ensaladera más variables, por ejemplo el de la carrera aspirada. Al revisar los datos de la UdeG, mientras la medicina, la abogacía y la psicología son las más peleadas, las que reciben menos solicitudes son ingeniería en teleinformática, geografía y agrobiotecnología. Se entiende que el interés por los estudios de la producción agropecuaria no atraiga a los jóvenes, sobre todo si el campo está tronado. Pero es raro que la informática sufra un rechazo tan notorio.