Una decena de mujeres, entre ellas Lidia y Eréndira, han sido liberadas del Cefereso 16 mediante un mecanismo promovido por organizaciones civiles; más de 40 internas podrían verse beneficiadas con una liberación anticipada.
Lidia tiene 24 años y es mamá soltera; proviene de una familia de escasos recursos. Sus hijas tienen 7 y 9 años. Vivía con su mamá, su papá y sus dos hermanos, además de sus hijas, en un departamento de un cuarto en Pénjamo, Guanajuato, antes de ser encarcelada en el Cefereso 16. Invertía su semana completa en trabajar su estética.
Aunque ahí obtenía recursos suficientes para aportar al hogar, no siempre le garantizaban comida para toda su familia o para pagar las necesidades escolares de sus hijas. El 2 de marzo de 2022 la acusaron falsamente de cometer un delito y la enviaron a prisión. Su detención ocurrió por haber estado en “el lugar y momento equivocado”, una fiesta a la que salió aquella noche.
Elementos de la Fiscalía General de la República detuvieron en el lugar a dos hombres y dos mujeres. Lidia, además, se enfrentó a la violencia que se ejerció para someterla y golpearla. Su abogado de oficio nunca le explicó lo que estaba ocurriendo y le recomendó firmar una declaración que la hacía responsable. Nunca recibió una explicación clara por parte de su defensor, permaneció más de dos años en prisión preventiva y el 6 de octubre de 2023 la sentenciaron por el delito de posesión bajo la recomendación de su abogado.
Hasta hace una semana, Lidia trabajaba en la “industria” del Cefereso 16, para enviarle a su mamá el dinero que ganaba, destinado a los gastos de sus hijas. Gracias a la campaña de fondeo “Libéralas”, pudo acceder a un beneficio y recuperar su libertad el pasado 26 de mayo. Si no hubiera sido por eso, una multa de solo 16 mil pesos, con los que no contaba, la habría atado a permanecer otros tres años en prisión injustamente.
A la campaña que permitió la liberación de Lidia le antecede un mecanismo impulsado por organizaciones de la sociedad civil para rastrear y detectar a mujeres privadas de la libertad susceptibles de ser beneficiarias de una libertad anticipada. Con ello, buscan visibilizar los obstáculos y problemáticas que enfrentan esas mujeres, muchas de ellas encarceladas sin sentencia o sin haber cometido algún delito.
CEA Justicia y Elementa DDHH se propusieron reunir sus saberes –el trabajo directo en reclusorios y la investigación, respectivamente– para hacer una evaluación de mujeres que se encontraran en este caso, con ayuda del órgano penitenciario, empezando por el Cefereso 16, que en los últimos años ha representado un punto de interés específico debido a las muertes de mujeres que se han documentado al interior.
En entrevista, Renata Demichelis, de Elementa DDHH, explica que mediante el estudio de estos casos, las organizaciones detectaron que en muchos, como el de Lidia, su encarcelamiento injustificado o sin el proceso adecuado, se debe a que los defensores públicos suelen sugerirles declararse culpables con el fin de que accedan a un proceso abreviado, no estén mucho tiempo en prisión preventiva y puedan negociarse reducciones de pena o la sentencia mínima. De acuerdo con la organización, más de mil 900 mujeres en prisión por delitos de drogas enfrentan violencia y fallos en el sistema judicial.
El mecanismo arrancó en el Cefereso 16 y contempla todas las oportunidades que las distintas leyes permiten para que una persona pueda obtener su libertad anticipada, en el caso de sentenciadas. La vinculación con el órgano penitenciario llevó a las organizaciones a poder ingresar al centro penitenciario, entrevistar a poco más de 50 mujeres que permanecen ahí por delitos contra la salud, particularmente posesión y transporte de sustancias, con el fin de identificar también cómo habían sido sus detenciones, si habían tenido defensas adecuadas y cuál era el estatus de su sentencia.
Con ello, analizaron a cuáles beneficios de preliberación podían acceder. La idea es hacer sostenible el mecanismo para que, por un lado, perdure en el tiempo, y por otro, pueda replicarse en otros centros de reclusión. A las conversaciones se sumó posteriormente la Secretaría de las Mujeres, explica Demichelis, sobre todo para el proceso de liberación, y regreso seguro y digno. La participación se complementa con representantes directos de la Secretaría de Gobernación y de la Consejería Jurídica.
Dado que las organizaciones no representan legalmente de manera directa a las mujeres y no cuentan con acceso a sus expedientes, las autoridades compartieron una lista de quienes identificaron que podían ser liberadas. Elementa DDHH y CEA Justicia continuaron el proceso con las entrevistas y el análisis jurídico de los beneficios que existen, precisa Demichelis, al tiempo que generaron el trámite de solicitud de las liberaciones anticipadas.
Luego de entrevistar a poco más de 50, alrededor de 42 eran susceptibles de obtener un beneficio y 19 podían ser liberadas casi de manera inmediata. “Los diferentes beneficios implican que tienen que cumplir ciertos requisitos y cada beneficio son distintos, pero en general son buena conducta, que sean primo delincuentes, obviamente que los delitos estén en un catálogo de delitos que se permite que accedan a este tipo de beneficios, pero por ejemplo, también que cumplan con los pagos que tienen de fianza, multa o reparación. En el caso de los delitos de drogas no hay reparaciones porque son delitos que no tienen víctimas”, señala la especialista.
En muchos casos, pese a cumplir el resto de los requisitos, si no tienen para pagar las multas, que sí existen –como en el caso de Lidia—, no pueden ser liberadas. En otros casos, una vez prescritas las multas, ya podía obtenerse la liberación con un simple trámite. Así fueron liberadas las primeras nueve mujeres.
Entre ellas, para algunas se logró el pago de las multas mediante un particular. Cinco mujeres más que ya se había identificado que cumplían plenamente todos los requisitos y además fueron encarceladas injustamente, requerían solo el pago de la multa. Ellas dieron vida a la campaña de fondeo “Libéralas”.
Un regreso digno y seguro a casa
Eréndira, liberada junto con Lidia la semana pasada, nació en Michoacán. Se dedicaba a la pizca de limón en el campo. Vivía con sus cinco hijos, la más chica de 14 años, seis nietos y tres hermanas.
También de escasos recursos y ante la precariedad del trabajo agrícola con pagos de menos de 3 mil pesos mensuales, no tenía suficiente dinero para cubrir las necesidades de comida, ropa y calzado de su familia. El 20 de abril de 2018 fue detenida por policías municipales en Guerrero. No le explicaron las razones, no pudo hablar con su defensor de oficio y nunca había tenido acceso a su expediente. Eréndira tiene dificultades para leer y escribir.
Fue privada injustamente de su libertad durante 6 años y 9 meses en el Cefereso 16. Luego de ser detenida junto con otras tres mujeres, se le sentenció sin pruebas a 13 años 10 meses y 15 días por supuesta posesión de marihuana y cartuchos. Desde antes de ser liberada, sabía que al salir quería conseguir trabajo, continuar sus estudios y cumplir su sueño de ser maestra de kinder. Para ella, la educación es una manera de reparar la violencia en el país.
Pero el regreso y la reinserción después de la liberación no siempre es fácil. “Una de las cosas que tiene nuestro sistema de justicia es que a pesar de que tiene como objetivo la reinserción social, una vez que salen las personas de la cárcel no hay nadie que les garantice un regreso a casa seguro, unas condiciones que les permitan reinsertarse y retomar; les abren la puerta y les desean buena suerte”, sostiene Demichelis.
Además, en el caso de un centro penitenciario como el Cefereso 16, que es federal, hay personas privadas de la libertad originarias de toda la República. Con un simple “suerte”, tienen que regresar a la sierra de Guerrero, de Chihuahua, o algún poblado de Chiapas, con el riesgo y el costo que implica, sin forma de comunicación e incluso, posiblemente, de identificación. Por eso, la campaña “Libéralas” fue pensada para financiar las multas, pero también el regreso digno y seguro a casa.
“Nosotras hicimos un estimado, ya también conociéndolas a ellas, sus lugares de origen o a donde quieren regresar, porque no todas quieren regresar a su lugar de origen por condiciones de seguridad o lo que sea; hicimos un estimado para cubrirles los traslados, por ejemplo, revisiones médicas, una semana de alimentos para que puedan por lo menos tener esa seguridad en lo que buscan empleo, se establecen nuevamente con sus familias, y para poder también pagarles traslados a recuperar documentos, o muchas veces las preliberaciones se dan bajo la condición de que tienen que regresar a firmar mes con mes”, explica.
Con los 90 mil pesos que ya llevaban recaudados de los 250 mil que contempló la campaña, el viernes 23 de mayo se pagaron las multas para las liberaciones de Lidia y Eréndira, que se hicieron efectivas el lunes 26 de mayo, después de la audiencia respectiva. Ellas ya están de regreso a casa, pero Luna, Margarita y María Isabel aún esperan correr con la misma suerte.
“Ojalá lo que haga sea fomentar nuevas donaciones como de ‘sí funciona’, ya se está materializó la libertad de cinco mujeres”, desea Demichelis. Los casos de mujeres sentenciadas injustamente les permitieron, además, identificar ciertas características similares entre ellas: provenir de contextos de mucha precariedad, pobreza y altos índices de violencia; haber tenido una defensa inadecuada; tres de ellas madres solteras y el sostén de la casa, quienes tuvieron que dejar a sus hijos al cuidado de las abuelas, así como haberse enfrentado a la fabricación de delitos y violencia durante su detención, ya sea violencia física, o amenazas de violencia sexual.
Para Demichelis, el objetivo poco a poco se va consiguiendo: “Hacer ver que son injusticias, porque estas mujeres no cometieron el delito, pero que también estamos frente a un sistema de justicia penal que castiga la pobreza, la precariedad, que castiga a ciertas poblaciones en específico; hemos visto una respuesta positiva, pero de pronto no somos muy dados a accionar. Ha sido increíble porque hemos registrado en la plataforma donativos de 30 pesos, y me parece algo increíble, porque 30 pesos suman.
“El alcance es increíble, a pesar de no estar cerca de la meta, pero el objetivo no es solamente la recaudación; es poder llegar a más personas con esos mensajes, poder decir que esto es lo que pasa en un país como México, en donde se castiga de forma desproporcionada conductas que no tienen víctimas, que además si lo comparamos con la cantidad de personas que están privadas de la libertad por delitos de narcotráfico de alto impacto, es mucho mayor la gente que está por delitos menores; realmente se está castigando a los eslabones más bajos sin tocar las estructuras más grandes del mercado ilícito de drogas”, concluye.
FUENTE: ANIMAL POLÍTICO.
AUTOR: MARCELA NOCHEBUENA.