AUTOR: ANTONIO JIMÉNEZ.
El pasado 20 de noviembre, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) canceló, después de 72 años de celebración, el desfile de la conmemoración de la Revolución Mexicana.
El único evento que se realizó fue un breve desfile militar –organizado de manera apresurada en la madrugada del mismo día- y una plana ceremonia de ascensos a las fuerzas armadas, todo ello bajo un fuerte cerco del Estado Mayor Presidencial que separaba a la ciudadanía del acto cívico.
Este hecho ha cimbrado de manera violenta la identidad del priismo y ha develado que en la actualidad el PRI es un partido carente de principios, de ideología y que sólo se respalda en la retórica vacía y la demagogia absoluta.
Y es que el origen primario del priismo es, en esencia, la Revolución, aquella que duró más de diez años y que dejó más de tres millones de muertos. Una Revolución que se gestó en la búsqueda de la justicia y el bienestar social y que entregó como fruto, en 1917, un pacto político que instituía derechos sociales para todos los mexicanos.