martes, 7 de mayo de 2024

Guerrero: la expansión del narco asfixia a los desplazados

El narco ha llegado a Chichihualco, refugio de los expulsados de la Sierra de Leonardo Bravo. Las frecuentes balaceras, la más intensa la del 24 de abril último, fuerzan a los habitantes de ese municipio a pensar en otro éxodo. En tanto, el gobierno de Evelyn Salgado no reconoce esta situación.

En Chichihualco, cabecera municipal de Leonardo Bravo, las balaceras que se desataron en junio de 2023 se reanudaron en marzo último y mantienen a la localidad aislada y a los habitantes con el temor de que algo les pase, y lo mismo sucede con quienes pretenden entrar a esta localidad.

El problema, dicen sus habitantes, es que no se sabe en qué momento puede comenzar un nuevo enfrentamiento.

En particular ahora que irrumpieron en la cabecera municipal hombres armados que se presentan como miembros de la Policía Comunitaria de Heliodoro Castillo y que son los mismos que en noviembre de 2018 expulsaron a habitantes de los pueblos de la Sierra de Leonardo Bravo, quienes llegaron a Chichihualco como desplazados. Muchos de ellos siguen ahí.

Los supuestos policías comunitarios se quedaron con las casas en los pueblos abandonados. Leonardo Bravo y Heliodoro Castillo son dos municipios vecinos, cruzados por la región Sierra.

Una muestra de que el panorama puede cambiar intempestivamente en esta cabecera municipal ocurrió el miércoles 24 de abril, cuando se cumplirían 12 días sin incidentes, pero esto cambió: hubo tres horas de disparos y muchas más en penumbras.

Los grupos criminales han hecho de Chichihualco el escenario para dirimir a balazos sus diferencias por obtener el poder económico.

Antes de esa balacera la energía eléctrica fue cortada y montones de tierra y troncos de árboles fueron atravesados en la carretera que conecta con Chilpancingo, la capital del estado, para impedir por unas tres horas que entrara “el gobierno”, como en Chichihualco se refieren a los operativos policiacos.

Serían alrededor de las siete de la tarde, a punto de anochecer, cuando los carros varados a la altura del punto conocido como El Pueblito, después de El Palmar, comenzaron a avanzar lentamente en dirección hacia la cabecera.

Se supo que las balas cesaron en ese momento, después de tres horas de refriega, y que después llegaron los agentes policiacos.

“¡Ay, madre mía!”, “¡Ay, Dios mío!”, susurra una mujer en un video, en el que se ve la carretera cerrada con troncos que bambolean a los carros que pasan sobre ellos; también una máquina excavadora abandonada, que al parecer fue usada para colocar los obstáculos en la carretera.

El temor no es figurado: el camino a Chichihualco es una carretera estatal, pero ese miércoles 24 de abril al anochecer parecía una vereda tenebrosa de una zona marginada.

Aun así, quienes se quedaron varados esperaron para volver a su casa, porque Chichihualco es el hogar, según los datos oficiales de los últimos censos poblacionales, de 12 mil 483 habitantes, aunque no todos nacidos allí.

Esta cabecera municipal fue el refugio de mil 800 personas que salieron de manera forzada de los pueblos serranos de Leonardo Bravo hace casi seis años. Proceso documentó (https://desplazados.proceso.mx/), como parte de una serie especial sobre el desplazamiento forzado interno, lo complicado que es vivir ahora en Chichihualco, al grado de que muchas de estas personas vivieron un segundo desplazamiento.

El panorama para quienes siguen ahí se torna más complicado ahora que llegaron quienes los expulsaron la primera vez.


Salones vacíos

Los hechos violentos han parado varias actividades. No hay clases de manera presencial en las escuelas; nunca se inició en los salones de Chichihualco el ciclo escolar 2023-2024.

El subsecretario de Educación Básica, Ricardo Castillo Peña, informó que en la mayoría de las escuelas de este nivel en todo el municipio las clases son virtuales, en particular en la cabecera municipal, donde los maestros se las arreglan como pueden, ya sea que asignen tareas por redes sociales, se comuniquen por videollamada o envíen cuaderno de tareas.

Dijo que en algunos de los planteles de la Sierra las clases son híbridas y presenciales en unos cuantos. En las zonas alejadas hay menos estudiantes.

Esta situación se presenta en estas escuelas: 11 planteles de preescolar, donde están inscritos 532 estudiantes; 12 primarias, de las cuales ocho están en la cabecera, donde hay mil 666 alumnos, y 12 telesecundarias en las comunidades con 446 alumnos, además de una secundaria técnica y otra estatal de la cabecera.

En Chichihualco también hay un plantel del Colegio de Bachilleres y una Preparatoria Popular afiliada de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro), para las cuales la situación es la misma.

Aunado a ello, existen denuncias de los habitantes de que, desde junio pasado, las balaceras entre grupos criminales son constantes, al punto de que hay colonias completas deshabitadas. La Trinchera, por ejemplo, está sin gente, reportaron hace unos días.

Esta colonia es la entrada a la cabecera por la comunidad de Iyotla, una conexión a la Sierra de Leonardo Bravo, por donde entraría el grupo criminal de Los Tlacos, según algunos habitantes que hablaron con Proceso a condición de no revelar sus identidades por temor.

El mapa criminal oficial ubica la presencia de Los Tlacos y el Cártel de la Sierra en el municipio de Leonardo Bravo. En la zona que conecta con Chilpancingo se señala la presencia de remanentes del Cártel del Sur.

El grupo de supuestos policías comunitarios que llegaron a Chichihualco el último viernes 3 de mayo, de acuerdo con habitantes de la cabecera municipal, están ligados al grupo criminal de Los Tlacos. Previo a su llegada hubo varios desencuentros a balazos.

El mismo día del ingreso de los hombres armados circuló en los medios de comunicación locales una información —no se especifica si es oficial, pero es el mismo texto en todos lados— a nombre del subsecretario de Desarrollo Político y Social de la Secretaría General de Gobierno, Francisco Rodríguez Cisneros, donde expone que estuvo en Chichihualco en una reunión con comisarios municipales para conocer sus demandas.

Lo acompañó el presidente municipal de Leonardo Bravo, Saúl Villa Adame, quien de acuerdo con los habitantes llevaba alrededor de un año sin aparecerse por Chichihualco.

En esa misma información exponen que la Mesa de Coordinación para la Construcción de la Paz ha fortalecido "los operativos y despliegues en la cabecera municipal, Chichihualco y zonas colindantes con la Sierra".

Este acto fue considerado por algunos habitantes de Chichihualco como un “recibimiento” a los supuestos policías comunitarios de parte de las autoridades.

En la información del subsecretario nunca se menciona que se trate de un encuentro con ellos.

Vivir entre balas

La vida cotidiana ahora en Chichihualco, compartieron algunos habitantes, transcurre entre correr a refugiarse a sus casas al mínimo rumor de un nuevo enfrentamiento, quedarse agazapados por dos, tres horas o más, esperar hasta que lleguen los agentes policiacos y salir a hacer sus compras para varios días, por si acaso hay que volver a encerrarse.

“Estamos aprendiendo a vivir así”, dice una mujer del grupo de desplazados de la Sierra que pensó residir en Chichihualco para siempre, aunque con todo lo que ocurre, el desplazamiento es el camino que ya tomaron varios habitantes. Ella todavía se resiste porque no quiere pasar por lo mismo otra vez.

“¿Qué más nos queda?”, dice Mari, una de las habitantes, con cierta resignación.

Uno de los grupos criminales en conflicto en Chichihualco cortó la energía eléctrica el 24 de abril alrededor de las 15:40 horas, y unos diez minutos después comenzó la balacera, que paró cerca de las 19:00 horas.

Se quedaron sin luz eléctrica hasta las diez de la mañana del día siguiente y también sin la posibilidad de comunicarse por teléfono, porque la señal telefónica también la pierden cuando pasa esto. Mari lo atribuye a una intención de mantenerlos incomunicados a todos en la cabecera.

Habitantes del norte de la ciudad de Chilpancingo, es decir, la parte que se comunica con Chichihualco, han contado que hay días en que también se quedan sin señal telefónica, y lo atribuyen a lo que pasa en la cabecera municipal vecina.

El transporte y el comercio en la cabecera está sujeto a los hechos violentos.

Mari contó que va al mercado pasadas las ocho 30 de la mañana, lo que es tarde e inusual en un lugar como Chichihualco, con hábitos propios de pueblo, porque es más probable que se suelte de pronto una balacera en las primeras horas de la mañana.

Compra rápido y se va a casa. Le ha tocado en la calle que alguien dice que hay una nueva balacera y todas las personas corren y los negocios cierran.

Debido a la incomunicación, se supo de la última balacera en Chichihualco hasta el jueves 25 de abril, porque para el gobierno estatal, encabezado por la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, nunca ocurrió. Ninguna dependencia estatal informó de estos hechos. El gobierno estatal guarda silencio en general sobre lo que ahí ocurre.

Incluso, desde el martes 23 de abril, ante la situación prevaleciente en Chichihualco, Proceso solicitó información a través de los enlaces de Comunicación Social a las secretarías General de Gobierno y a la de Seguridad Pública para saber qué acciones realizan para garantizar la movilidad de los habitantes en la cabecera municipal, pero la respuesta que dieron no fue clara.

En ambos casos, los enlaces respondieron que esperaban los datos o la autorización (de sus superiores). La encargada de la Secretaría General de Gobierno es Anacleta López Vega, y el secretario de Seguridad Pública, el general Gabriel Zamudio López, ambos nombrados hace un mes.

Ni Salgado Pineda ni funcionarios de su gobierno han mostrado reconocer la situación de inseguridad en Guerrero.

La única acción institucional que se conocía en Chichihualco previo a esta balacera la difundió la Secretaría de Seguridad Pública Estatal, mediante un comunicado de tres párrafos en sus redes para informar que emplearon una operación policiaca coordinada en esa cabecera municipal.

“El personal policial (de Policía Estatal) trabaja de forma coordinada con personal de la Secretaría de la Defensa Nacional, Guardia Nacional y Fiscalía General del Estado”, es uno de los párrafos del comunicado del 12 de abril. Habitantes de Chichihualco denunciaban que ése era el sexto día consecutivo de balaceras.

El viernes 26 abril por la noche, la dependencia emitió otra publicación similar.

Todo esto ha hecho de Chichihualco una zona aislada, aun cuando está a unos 40 minutos de Chilpancingo, sede de los tres poderes estatales.

La comunicación desde la capital

El tramo carretero entre Chilpancingo y Chichihualco es en realidad corto, pero para transitarlo en estos días se necesita más que unos minutos y voluntad.

Todas las personas que fueron consultadas por Proceso para saber si es posible acudir a Chichihualco recomendaron que no. “Sería peligroso, porque van a ver que eres gente desconocida”, dijo por teléfono una mujer que vive en la cabecera.

Un hombre que solía visitar la cabecera contó su experiencia. Estuvo allá hace unas semanas para acudir a una fiesta. Se quedaría de cinco a siete y media de la tarde, pero tan pronto llegó al lugar hubo tensión entre los invitados porque se decía que había una balacera.

Temió no poder regresar pero, al final, alguien se ofreció a sacarlo hasta Chilpancingo. Se sabe que desde finales de 2023 suspendieron todas las celebraciones nocturnas en el pueblo.

Este mismo temor se percibe desde Chilpancingo. En la base del transporte público hacia Chichihualco, ubicada frente al mercado Baltasar R. Leyva Mancilla, las camionetas de pasajeros ya no esperan estacionadas en la explanada del sitio, sino que llegan hasta que les toca su turno para subir pasaje, informaron los administradores del sitio.

Desde la avenida Insurgentes se ve que el sitio está vacío; al parecer como una medida de seguridad. En Chilpancingo son frecuentes los ataques al transporte público, con la finalidad de impedir que los habitantes se desplacen. Desde julio de 2023 a la fecha, ha habido tres crisis en la ciudad por esta táctica.

La situación del transporte en Chilpancingo complica aún más la condición de Chichihualco. Los problemas de inseguridad continúan en esta cabecera municipal sin indicios de que el panorama cambie en un plazo inmediato.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: MARGENA DE LA O.

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