Nacional

Imágenes del tema: kelvinjay. Con la tecnología de Blogger.

Estados

Política

Violencia

Las reformas a la ley de desapariciones: Del diálogo al desencanto

Familiares de víctimas que participaron en las mesas de trabajo con la Segob consideran que su realización fue un pretexto para legitimar las modificaciones a la ley propuestas por Sheinbaum y la creación de un “sistema de vigilancia masiva”, mientras otras voces aplauden la posibilidad de participar en el proceso y señalan que fue una respuesta al caso Teuchitlán.

Las reformas a la Ley General en Materia de Desapariciones aprobadas por el Congreso son consideradas por familiares de víctimas desde un logro, debido a que pudieron incidir en el proceso legislativo mediante las mesas de trabajo organizadas por la Secretaría de Gobernación (Segob), hasta “una trampa” de la presidenta Claudia Sheinbaum, que les recuerda otros acercamientos entre el Gobierno federal y las víctimas.

“Es un gran logro, porque en el sexenio [de Andrés Manuel López Obrador] no hubo oportunidad de dialogar ni de proponer”, asegura Martín Villalobos, vocero del Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México (MNDM), quien busca a su cuñada Mónica Alejandrina Ramírez, desaparecida en 2004 en la Ciudad de México.

Para Patricia Manzanares, del colectivo Todos Somos Iguales de la Ciudad de México y de Nuevo León, el proceso fue “una trampa” de Sheinbaum. “Las mesas sirvieron para legitimar una modificación a la ley que la presidenta ya había mandado y que detuvo para hacer un circo mediático con las familias y [poder] decir después: las familias aceptaron”, señala la madre de Juan Hernández, policía federal desaparecido en 2011 en Nuevo León. 

La principal reforma a la ley es la creación de una Plataforma Única de Identidad que permitirá realizar búsquedas y obtener alertas en tiempo real al cruzar la Clave Única de Registro de Población (CURP) de las personas desaparecidas con bases de datos como el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO), el Banco Nacional de Datos Forenses y la nueva Base Nacional de Carpetas de Investigación de Personas Desaparecidas y No Localizadas. La CURP, tras las modificaciones aprobadas a la Ley General de Población, se convierte en la “fuente única de identidad” en México; incorporará datos biométricos como huellas dactilares y fotografía, y su uso será de carácter obligatorio para realizar trámites o contratar servicios.

El uso de la Plataforma Única de Identidad estará condicionado a la existencia de una ficha de búsqueda o un número de carpeta de investigación, y la consulta de los datos biométricos a la búsqueda, localización e identificación de una persona desaparecida. Para poder tener acceso al padrón del Instituto Nacional Electoral será necesaria, como hasta ahora, la firma de convenios de colaboración.

Jorge Verástegui, cofundador de Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Coahuila (Fundec), una de las primeras organizaciones de familiares de víctimas constituida durante la “guerra contra el narcotráfico”, asegura que las reformas a la ley no solo reflejan el desconocimiento del Gobierno federal respecto a cómo abordar la crisis de desapariciones y el rezago forense, sino la intención de esta administración por montar “un sistema de vigilancia masiva”. 

“Se está utilizando la problemática de las desapariciones para montar este sistema. No hay nada lo suficientemente bueno en el dictamen para respaldarlo, es mucho más grave el resultado que los beneficios”, insiste el también representante de las familias organizadas en torno a la Glorieta de las y los Desaparecidos de la Ciudad de México, quienes habían solicitado un Parlamento Abierto para discutir las reformas. Verástegui busca a su hermano Antonio y a su sobrino Antonio de Jesús, desaparecidos en 2009 en Coahuila.

Entre las modificaciones que incorpora el dictamen aprobado por el Senado el 27 de junio —que pasó sin cambios en la Cámara de Diputados tres días más tarde— se incluye el concepto de familia social, relativo a las redes afectivas, de cuidado, convivencia o acompañamiento solidario de una persona con las que no tiene un lazo consanguíneo. Esta disposición busca proteger a personas LGBTIQ+ y en situación de calle desaparecidas, considerando que suele ser la familia social —y no la biológica— quien encabeza su búsqueda.

Se incluyó también la obligación de asegurar el trato y resguardo digno de los cuerpos y restos humanos bajo custodia del Estado y, dentro de los transitorios de la ley, que todas las instituciones encargadas de dicho resguardo diseñen, en un plazo máximo de tres meses, programas específicos para la atención del rezago en las identificaciones. A nivel estatal, se obliga a las instituciones forenses a sistematizar sus bases de datos y registros en un plazo no mayor a un año tras la entrada en vigor de la ley.

¿Cómo modificar lo que todavía no se cumple?

Segob informó que recibieron 570 propuestas de los 450 colectivos, redes y plataformas de familiares de personas desaparecidas que participaron en 84 mesas de trabajo realizadas entre abril y junio. Sus propuestas se tradujeron en 30 modificaciones a la iniciativa de reforma de la ley.  

Las mesas de trabajo, apuntan familiares y organizaciones acompañantes, no estuvieron exentas de problemas, en un principio por la falta de difusión de la convocatoria, y después por trabas administrativas de la dependencia que impidieron la participación de algunos colectivos. 

“Nosotros no sabíamos de esas reuniones”, asegura Héctor Flores, cofundador de Luz de Esperanza Desaparecidos Jalisco, quien busca a su hijo Héctor Daniel Flores, desaparecido en 2021 en Guadalajara. 

Un periodista le compartió el correo al que su colectivo tenía que escribir si quería sumarse a las mesas. Tras contactar a la Segob, fue invitado a una reunión presencial en el último minuto —“a quemarropa”, dice Flores— y no pudieron acudir; después, dice que la dependencia canceló su participación en una reunión virtual por no haber reconfirmado su asistencia.

Otro problema de las mesas tuvo que ver con el formato, explica Blanca Estela Ramírez, secretaria de la Red de Desaparecidos en Colima, quien busca a su sobrina Joana Isabel López, desaparecida en 2019. Específicamente, con el reducido tiempo de las intervenciones. “En cinco minutos no puedes dar a conocer la problemática que tiene tu colectivo”. 

Manzanares señala un problema más de fondo, relacionado con la complejidad del fenómeno de las desapariciones y con procesos de búsqueda que, como el suyo, comenzaron hace más de una década: “Algunas familias fuimos a defender una ley que fue creada por nosotros. Yo le decía a la secretaria de Gobernación [Rosa Icela Rodríguez]: ‘¿Cómo se va a modificar [la ley] cuando ni siquiera ha sido utilizada, respetada?’”.

Edgar Cortéz Morales, coordinador de proyectos del Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia, advierte también sobre el peligro de aprobar reformas cuando lo dispuesto en el texto original aún no se cumple. “El riesgo es que ahora se condicione todo a montar la Plataforma [Única de Identidad] y a la CURP, y que eso condicione y postergue todos los pendientes de la ley [original]: el Programa Nacional de Búsqueda, el Programa Nacional de Exhumaciones, la mejora en la calidad de la información en el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas, o completar el Banco Nacional de Datos Forenses”.

Respecto al dictamen aprobado en el Congreso, Manzanares alerta sobre el riesgo que supone la nueva CURP con datos biométricos y su monitoreo en tiempo real. “No nos han explicado cómo lo van a trabajar y nos preocupa no saber cómo serán utilizados esos datos. No cualquier persona puede tener tu información y, de última, eso no sirve para buscar a desaparecidos”, comenta. 

Sobre este punto se pronunciaron más de cien colectivos del país, días antes de la aprobación del dictamen, insistiendo en la idea de que imponer un sistema de vigilancia no contribuye a la búsqueda de sus seres queridos. Contrario a lo sostenido por la Segob, aseguran que las reformas no partieron de una consulta amplia y pública, como sí sucedió con la Ley General en Materia de Desapariciones, aprobada en 2017 después de un proceso de tres años en el que participaron familiares, personas expertas, organizaciones defensoras de derechos humanos y autoridades.

“Hoy por hoy, ninguna organización, ninguna plataforma, puede decir que habla por todas las víctimas o por todos los colectivos”, apunta Meyatzin Velasco Santiago, coordinadora del área de educación del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Centro Prodh). Con estas mesas, afirma la defensora, no se agotan las demandas y propuestas de quienes viven día a día la crisis de desapariciones, familias que no están representadas por los colectivos, redes y plataformas con los que Segob se reunió.

Velasco considera que una de las limitantes de las mesas de diálogo fue la centralidad de la Ciudad de México. Aunque la Segob facilitó algunas reuniones virtuales, insiste en que la dependencia debería apostar por descentralizar la atención institucional, por ir a los territorios —donde tienen lugar las desapariciones— y escuchar a las víctimas, de la mano de organizaciones de la sociedad civil locales que llevan años, incluso décadas, acompañándolas.

La defensora menciona también la falta de claridad sobre la metodología para sistematizar o canalizar las propuestas, que incluían la renuncia de las titulares de la Comisión Nacional de Búsqueda, Teresa Guadalupe Reyes Sahagún, y de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, Rosario Piedra Ibarra. 

“La mayoría [de las familias] estábamos en la postura de que, por dignidad, tienen que renunciar”, sostiene Manzanares. 

Tampoco hubo claridad en cómo se seleccionaron las propuestas de colectivos que se tradujeron en las 30 modificaciones a la ley. 

Un tema del que no se quería hablar

Fue hasta el pasado 5 de marzo, cuando el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco informó sobre el hallazgo del rancho Izaguirre en Teuchitlán, donde el Cártel Jalisco Nueva Generación operaba un centro de adiestramiento en el que se hallaron fragmentos de restos óseos calcinados, que la presidenta Sheinbaum posicionó el tema de las desapariciones en la agenda pública y tomó acciones concretas. Ese mismo mes, el día 27, envió al Senado las iniciativas de reforma a la ley, y el 2 de abril la Segob emitió una convocatoria para reunirse con colectivos de búsqueda en mesas de trabajo. 

“El rancho Izaguirre y la presión internacional obligaron a la Presidencia a responder ante un tema que para nada había sido del agrado [del oficialismo] desde el sexenio de Andrés Manuel”, asegura Juan Carlos Trujillo, cofundador de la Red de Enlaces Nacionales, una plataforma que aglutina a más de 200 colectivos de familiares en todo el país. 

La apertura del Gobierno federal  obedece a un proceso de contención del caso Teuchitlán, pero también a la decisión tomada el 4 de abril por el Comité contra la Desaparición Forzada de la ONU de activar el artículo 34 en México, considera Trujillo, quien junto con su madre, María Herrera Magdaleno, busca a sus hermanos Jesús, Raúl, Gustavo y Luis Armando, desaparecidos en 2008 y 2010. 

Villalobos señala que estas mesas fueron el resultado de los acercamientos —menos publicitados— que, desde el inicio del sexenio, mantuvieron distintos colectivos y plataformas con el Gobierno federal, incluido el propio MNDM, pero reconoce que el caso Teuchitlán fue lo que reforzó el sentido de urgencia del tema. 

Las reuniones con la Segob se realizaron 14 años después de que el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, encabezado por el poeta Javier Sicilia, forzara la apertura de un diálogo público, de alcance nacional, sobre los impactos de la violencia. En 2011 se hablaba de 10,000 personas desaparecidas, actualmente son más de 129,000.

Durante el primero de los llamados Diálogos de Chapultepec, el 23 de junio de 2011, decenas de familiares de víctimas como Sicilia, padre de Juan Francisco, asesinado junto con otras seis personas en 2011, y Araceli Rodríguez, madre del sargento Luis Ángel León Rodríguez de la Policía Federal, desaparecido junto con otras siete personas en 2009, se reunieron en el Alcázar del Castillo de Chapultepec con el presidente Felipe Calderón y parte de su gabinete.

“Lo que en ese momento me tocó sentir [era] que algo podía cambiar en el país”, dice Trujillo al recordar los diálogos, en los que participó también su madre. Ese intercambio derivó en la Ley General de Víctimas, aprobada por el Congreso en abril de 2012, e impugnada por Calderón, que presentó una controversia constitucional ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación para impedir su publicación. 

“Él no quería que existiera”, asegura Rodríguez, quien califica como “cruel y trágica” la decisión del mandatario de “vetar” una ley que recuperaba la voz y la experiencia de las víctimas, sus deseos y necesidades.

El presidente Enrique Peña Nieto cumplió su compromiso de campaña y, en enero de 2013, promulgó la Ley General de Víctimas. “Para nosotros, como Movimiento por la Paz, era un gran logro: algo que no existía empezó a existir para darle certeza jurídica a las familias”, explica Rodríguez. A partir de ese momento, algunas familias comenzaron a recibir asesorías jurídicas gratuitas, y atención psicológica o médica, aunque otras, reconoce, “se quejaban porque [la ley] no era tan operable”. 

Con la desaparición forzada de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, el 26 de septiembre de 2014, dio inicio otro proceso de diálogo para enfrentar la crisis de desapariciones en México.

Decenas de colectivos de familiares de víctimas —acompañados de representantes de organizaciones de la sociedad civil y de organismos internacionales— lograron que el 16 de noviembre de 2017 se promulgara la Ley General en Materia de Desapariciones.

Las reuniones con Peña Nieto estuvieron reservadas a las madres y padres de los normalistas desaparecidos, actitud similar a la que mantuvo López Obrador, a pesar de que el mandatario se había comprometido a mantener un diálogo permanente con los familiares de víctimas.

“[Su llegada] fue un retroceso, pasamos prácticamente un sexenio sin ser atendidas”, dice Rodríguez. “Nunca he podido aceptar tanta indiferencia, apatía, cerrazón de puertas. No hubo manera de abrirlas, así, de a cachito”.

Villalobos recuerda los primeros meses del gobierno de López Obrador, que comenzaron “fuertes”. Tras la designación de Karla Quintana al frente de la Comisión Nacional de Búsqueda en 2019, se crearon dos instancias destinadas a atender el rezago en la identificación forense: el Mecanismo Extraordinario de Identificación Forense (MEIF) en 2019, y el Centro Nacional de Identificación Humana (CNIH) en 2022. “Lamentablemente, todo eso lo desmantelaron al final de su sexenio”.

Ya en el gobierno de Sheinbaum, las mesas con la Segob, insiste Verástegui, fueron “una forma de administrar un problema que les explotó en la cara, del que no querían hablar”. También es un logro de las familias, acota Velasco, del Centro Prodh, para quien estas reuniones son el resultado de “un contexto que nunca dejó de existir”.  

Al grado de que, dos días después de que la Segob comenzara a reunirse con familiares y personas buscadoras, el Comité contra la Desaparición Forzada de la ONU anunció la activación del artículo 34, por considerar que las desapariciones forzadas ocurren en México “de manera generalizada o sistemática”. La Presidencia, el Senado y otras instituciones del Estado rechazaron la afirmación. 

“Más de 127,000 personas no desaparecen solo por el crimen organizado”, respondió Tania Ramírez, integrante de H.I.J.O.S. México —hija de Rafael Ramírez Duarte, desaparecido en 1977 durante la llamada “guerra sucia”—, durante una de las mesas de trabajo.

Tan solo en los meses de abril y mayo, mientras se desarrollaban las mesas, se reportó el hallazgo de fosas clandestinas en Tijuana y Tecate, Baja California; La Paz, Baja California Sur; Madera, Chihuahua; Colima, Colima; León e Irapuato, Guanajuato; Aquila, Michoacán; Valle de las Salinas, Nuevo León; Palmar de Bravo, Puebla; Culiacán, Mazatlán, Elota y El Dorado, Sinaloa; Hermosillo y Cajeme, Sonora; Río Bravo, Tamaulipas; Santiago Sochiapan, Veracruz, y Villa de Cos, Zacatecas.

Algunos de estos hallazgos se realizaron sin el adecuado acompañamiento de las autoridades, como sucedió en Zacatecas, donde la Guardia Nacional se negó a dar asistencia al colectivo Escarabajos, mientras en la capital funcionarios de la Segob se reunían con familiares de víctimas. Olimpia Montoya, fundadora del colectivo Proyecto de Búsqueda de Guanajuato y una de las asistentes a las mesas —quien busca a su hermano Marco Antonio, desaparecido en 2017 en Celaya—, recuerda ese momento: “Les dijimos, ¿cómo es posible que estemos sentadas cuando eso está pasando con las compañeras?”.

“Esto no es un show, no es actuado, no fingimos nada, es la realidad. Todos los días está pasando, se están llevando a personas de todas las edades, de todos los sexos”, señala Adriana Ornelas Gutiérrez, del colectivo Madres Buscadoras de Jalisco, y madre de Paulo Gabriel Sánchez Ornelas, desaparecido en 2024 junto a los hermanos Xavier y Fernando Zaragoza en Guadalajara. Ornelas fue una de las primeras buscadoras en entrar al rancho Izaguirre, el pasado enero.

Villalobos espera que el diálogo del Gobierno federal con las familias continúe, incluso más allá de las reuniones de seguimiento previstas con la Segob para revisar temas relacionados con la implementación de las reformas, su reglamentación y presupuesto. “Seguiremos pidiendo [desde el MNDM] una reunión con la presidenta, porque creemos que el empuje que debe tener este tema [las desapariciones en México], tiene que darse desde el más alto nivel”, asegura. 

Para poder “imaginarnos un país en donde no haya más desapariciones”, acota Velasco, es necesario que cualquier proceso que busque proteger los derechos de las víctimas tenga un genuino interés en escucharlas, y que garantice su participación y consentimiento en cada paso, consultándoles y recibiendo retroalimentación constante. De otra forma, asegura, se perderá una vez más la oportunidad de atender “de manera real, profunda, esta crisis”.

FUENTE: A DÓNDE VAN LOS DESAPARECIDOS.
AUTOR: MARCO NUCAMENDI.

Denuncian prácticas de control social en CURP biométrica incluída en reforma a ley de desaparición en México

En un proceso de apenas cuatro meses, el Gobierno Federal reformó la Ley General de Desaparición Forzada, que había permanecido ocho años sin cambios sustantivos. Las familias organizadas participaron de una manera cosmética en el proceso, siendo invitadas a una serie de eventos apodados “diálogos en Gobernación”, los cuales fungieron como un gran desahogo de múltiples problemáticas que atraviesan las familias en búsqueda, pero no como espacio de consulta sobre estas modificaciones importantes. Sobre todo, porque las familias tendrían muchas cosas que agregar sobre lo que no funciona en la búsqueda de las más de 120,000 personas desaparecidas en México. 

La urgencia gubernamental por el cambio surgió del impacto mediático que en marzo de este año tuvo la denuncia sobre la existencia del rancho Izaguirre, en Teuchitlán, Jalisco, como un posible espacio de reclusión, entrenamiento o inhumación clandestina de personas. A pesar del tiempo transcurrido, aún no se conocen avances en la investigación ministerial del predio o sus posibles víctimas, salvo por el anuncio del Fiscal General, Alejandro Gertz Manero, que rechazó la hipótesis del crematorio clandestino, pero eso fue todo. 

La atención mediática de marzo fue perdiendo fuerza con el anuncio presidencial sobre la  “prioridad nacional” que tenían entonces las personas desaparecidas en México, y fue menor para fines de mes, cuando el Ejecutivo envió la propuesta de reforma de las leyes de desaparición y de población. Este lunes 30 de junio, la cámara de Diputados aprobó las modificaciones que ya venían avaladas del Senado, que integraron los datos biométricos y la fotografía a la clave única de registro de población, buscando convertir al documento general de identificación en el país, conocido como CURP, en una “herramienta” para la búsqueda. 

“Una de las críticas centrales a la reforma es que no toca lo más importante que es la búsqueda, fortalecer el sistema nacional y las comisiones. Lo que nosotros decimos es que es una simulación, un caballo de Troya para imponer un sistema de vigilancia masivo de la población, lo cual es muy riesgoso y poco útil para la búsqueda”, dijo en entrevista, Jorge Verátesgui, uno de los familiares movilizados, quien busca a su hermano Antonio Verástegui González y a su sobrino, Antonio Jesús Verástegui Escobedo, desaparecidos desde el 24 de agosto de 2009, en Parras, Coahuila.

CLAUSURA SIMBÓLICA

En la mañana del miércoles 2 de julio, familias de personas desaparecidas hicieron una clausura simbólica en la puerta dos de la sede del legislativo en San Lázaro, en la Ciudad de México, como una forma de mostrar rechazo por las modificaciones legales mencionadas. “Estamos en la cámara de Diputados haciendo esta acción, para dejar constancia de que fue un proceso simulado”, apuntó Verástegui durante el evento. 

La fuente apuntó que la creación de la Plataforma única de identidad, -que en la ley pasa a ser considerada una “plataforma primaria de consulta permanente”- a partir de la modificación de la ley general de población que incluye los datos biométricos de cada persona en su CURP, “registrará todo lo que se hace ante entes privados o públicos”, apuntó. 

La reforma implica la obligatoriedad para los tres niveles de gobierno de hacer un registro “administrativo y consultable en tiempo real”, del CURP de cualquier persona como “mecanismo de identidad oficial”; también se obliga a los privados a generar y compartir información referente a servicios financieros, de transporte, salud, telecomunicaciones, paquetería o “todos aquellos que tengan información útil que sume a las acciones de búsqueda”, según la información oficial publicada por Presidencia. 

“Si vas a comprar al Oxxo, al súpermercado, o hacer una compra en internet, el empresa está obligada a pedirte tu CURP y eso se va a registrar en una plataforma. Igual si vas a una oficina de gobierno a que te presten un servicio. Todo eso queda en manos del Gobierno Federal, sin que se necesite una orden judicial o que exista una investigación criminal para acceder a esos registros. Este tipo de cosas sirven para espiar a las personas, y que no sólo vulneran las privacidad sino también la seguridad, de las personas desplazadas en el país”, sostuvo Verástegui. 

Sus palabras revelan una desconfianza de las familias en búsqueda hacia las instituciones estatales: “el gobierno no ha dado muestras para confiarle todos nuestros datos de manera irrestricta, y la negativa a tener controles judiciales, genera más dudas. Así como no saber realmente quién va a utilizar la plataforma”, apuntó. Según la ley, ésta deberá ser desarrollada en un plazo no mayor a 90 días naturales. 

SIN MEJORAS

Colocando carteles con los rostros y nombres de personas desaparecidas y pintando en el piso, con grandes letras blancas la frase “Sin las familias no, espiar no es buscar”, dejaron plasmada su posición frente a las medidas del nuevo gobierno. Entre ellas, estuvo María Coronado, quien busca a su esposo Mauricio Aguilar Leroux, desaparecido desde el 27 de mayo de 2011, en Córdoba, Veracruz, quien redobló la desconfianza: “creo que esto es muy peligroso porque de por sí, las familias ya están en riesgo por buscar, ¡imagínate! Con esto van a saber todo lo que hacemos, dónde estamos, dónde nos movemos, si tenemos una reunión. Todo esto es para ponernos en bandeja de plata”, contó en entrevista a Desinformémonos. 

Para la buscadora, la desconfianza ha sido la tónica en la relación con el poder público, la cual se ha nutrido, en sus palabras, por la falta de un diálogo genuino con quienes viven este flagelo: “creo que las reuniones del gobierno con las familias sobre este tema han sido una farsa, porque no invitó a todas. Ellos dan una cifra de que recibieron a más de 500 colectivos y familias que estuvieron de acuerdo con los cambios, cuando eso es una mentira. Desde ahí vuelven a engañar a la sociedad, pero nosotros sabemos que nos siguen poniendo trabajas para encontrar a nuestras familias”, analizó. 

En su caso, considerado de “larga data” en los ámbitos gubernamentales, dado los 14 años y un mes, -según contó Coronado- que lleva en búsqueda: “al gobierno no le importa mi caso, ni los presos políticos hacia atrás y mucho menos los de esta época. Entonces, en la actualidad, día a día, seguimos viendo las desapariciones y no podemos encontrarlos. Somos las familias quienes ponemos a los ministerios públicos, toda la información sobre sus familiares”, apuntó una situación que es común a las buscadoras, quienes además de cargar con el dolor que las embarga, deben cargar con el peso de las investigaciones. “En el caso de mi esposo, lo que ellos tienen es porque yo investigué y lo puse sobre la mesa. Pero cuando voy a verlos, me presentan lo mismo que les dije y les reclamo ¡dime algo que yo no sepa! ¡que tú hayas investigado!”, acusó. En su caso, han pasado tres funcionarios ministeriales encargados de su carpeta, sin mayores avances. 

El día de su desaparición, su esposo salió de la ciudad de Córdoba, Veracruz, y en el trayecto por el municipio de la Concepción, “él venía en coche y se lo tragó la tierra”, contó. “Iba a recoger a mi hijo, que iba a hacer unas prácticas de fútbol en Querétaro, en segunda división, pero ya no llegó. Yo vivía entonces en Coahuila y quise poner la denuncia allá, pero me dijeron que tenía que ir a Veracruz y cuando llegué, los mismos policías me decían: ¡ah! ¡es que fue atravesando el triángulo de las bermudas! ¡ahí todo el mundo desaparece!”

La aceptación de la desaparición sin la mayor conmiseración que les mostraron los funcionarios públicos, obligó a las familias a afrontar la difícil situación por su cuenta: “tú sola tienes que ver los medios, para moverte, para buscarlos. En ese tiempo, mi hijo enfermó de cáncer y yo corría del hospital, a la marcha, a fiscalía. Era una locura. Y no te das cuenta que tu familia se desintegró, porque el papá está desaparecido, pero la mamá prácticamente también, porque desde temprano sale de la casa y llega hasta la noche, por andar de un lado a otro. Desgastada emocionalmente, físicamente. Ha sido todo muy difícil para nosotros como familia. Y no quiero siquiera ya pensar en cómo está él, en qué condiciones. Todo eso no nos deja en paz, por eso, hoy estamos aquí”, concluyó.

FUENTE: DESINFORMÉMONOS.
AUTOR: ELIANA GILET.

A cinco años de la ley en materia de desaparición, 109 mil personas siguen desaparecidas y hay mecanismos aún pendientes

Se cumplen cinco años de que entró en vigor la ley contra la desaparición de personas, sin que se haya concretado el Plan Nacional de Búsqueda o el banco de datos que debe operar la FGR. Mientras, en el país ya hay más de 109 mil personas desaparecidas.

A cinco años de que se concretaran los esfuerzos de familias buscadoras para que en México entrara en vigor la ley en materia de desaparición forzada de personas, diversos mecanismos contemplados en esta siguen pendientes, mientras que la cifra oficial ya rebasa las 109 mil personas desaparecidas.

Familiares de desaparecidos piden armonización de la ley general

Una semana después de haber entrado en vigor la Ley General en Materia de Desaparición, el Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México demandó armonizar sus estructuras, “considerando y garantizando en todo momento la participación plena de los colectivos de familias que participamos en esta ley y que estamos a lo largo y ancho de México”.

El gobierno federal, agregó, tiene que dotar a la ley de los recursos que ésta necesita para su implementación.

Promulga hoy Peña Ley General de Desaparición Forzada

Ciudad de México. En una ceremonia privada, cerrada a medios de comunicación, el presidente Enrique Peña Nieto promulga en Los Pinos la Ley General en materia de Desaparición Forzada de Personas, Desaparición cometida por particulares y del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas.

Esta ley fue aprobada por las Cámaras de Diputados y Senadores en abril y octubre de este año, respectivamente. 

Registro inexistente, mandos sin sanción: 8 ausencias en la ley contra desaparición forzada

Un análisis de 14 organizaciones de víctimas y activistas advierte fallas graves en la norma pueden derivar en impunidad y no en la resolución de los casos.

La falta de un registro  de víctimas de desaparición forzada, la imposibilidad para investigar y castigar a mandos que ordenen a sus subordinados detener ilegalmente a una persona, la ausencia de un instituto forense independiente que ayude en la búsqueda e identificación de las personas. 

Lo anterior son ejemplos de puntos y herramientas clave que no están contemplados en el dictamen por el que se crea la primera Ley General de Desaparición Forzada de Personas y Desaparición Cometida por Particulares en México.

Leyes contra desaparición y tortura, aún atoradas en el Senado

Ciudad de México. Pese a que el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) recomendó ayer a los senadores la aprobación de las leyes contra la desaparición forzada y la tortura, la negociación entorno a ambas está atorada.

Los presidentes de las comisiones de derechos humanos y de justicia, Angélica de la Peña y Fernando Yunes, negociaron anoche con los representes del gobierno federal, y no llegaron a un acuerdo, por lo que se volverán a reunir hoy.

De acuerdo con los legisladores, el gobierno federal pretende varios cambios que reducen el alcance de la ley en materia de desaparición forzada y de la ley para prevenir y sancionar la tortura.

En esta última, insisten en que haya dos tipos penales, uno para tortura y otro para tratos crueles y degradantes. En el caso de desaparición forzada una de las pretensiones es que en ligar e una fiscalía especializada se trate sólo de una unidad.

En lo que sí hay acuerdo y se aprobará durante la sesión de hoy es la nueva ley de ejecución penal, que permitirá liberar a personas detenidas por delitos patrimoniales menores y a quienes están procesados y encarcelados por llevar consigo más de los 5 gramos de mariguana permitida para el consumo personal.

Se aprobará también la nueva ley de justicia penal para adolescentes.



Fuente: La Jornada
Autor: Andrea Becerril y Víctor Ballinas
http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2016/04/27/leyes-contra-desaparicion-y-tortura-aun-atoradas-en-el-senado

Pospone Senado debate sobre desaparición y tortura

Ciudad de México. Las comisiones de Justicia, de Derechos Humanos y la de Estudios Legislativos del Senado, que deberían dictaminar las leyes de desaparición forzada y la de tortura, no sesionaron este martes a petición del grupo parlamentario del PRI, que aún tiene reservas en la tipificación del delito de tortura y tratos crueles inhumanos y degradantes.

Asimismo, en el caso de la ley de desaparición forzada de personas también, la bancada del tricolor en la Cámara Alta, ha manifestado preocupación en la clasificación de personas “no localizadas” y el término de “desaparecidas”, por lo que ha pedido más tiempo para precisar esos términos.

El presidente de la Comisión de Justicia, el panista Fernando Yunes, manifestó ayer que las comisiones sesionarían este martes y también lo confirmó la Comisión de Derechos Humanos, pero ayer por la noche se informó que hasta nuevo aviso se posponían las reuniones de trabajo.

En la sesión de este martes se espera que queden de primera lectura las leyes de Ejecución Nacional Penal y la de Justicia para Adolescentes. Funcionarios de la Secretaría de Hacienda se reunieron ayer con senadores de las comisiones que dictaminaron esas iniciativas para hacer puntualizaciones en los apartados de presupuesto.

Asimismo en la sesión de este martes se tienen agendados 103 dictámenes para su discusión y aprobación, entre ellos más de una decena de embajadores y cónsules.


Por la tarde los presidentes de las comisiones de Derechos Humanos, la perredista Angélica de la Peña, y el de Justicia, Fernando Yunes, recibirán el informe final de los integrantes del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI).

FUENTE: LA JORNADA.
AUTOR: VÍCTOR BALLINAS, ANDREA BECERRIL.
LINK: http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2016/04/26/posponen-sesion-sobre-desaparicion-y-tortura-en-senado