AUTOR: ERNESTO VILLANUEVA.
Hace una semana la Ciudad de México se vio inerme ante el asalto de Telcel a los intereses de los capitalinos. Sigilosamente retiró el servicio a buena parte de la población de la capital del país. Nada pasó. Pocos, muy pocos, dijeron algo. La Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel) se enteró como todos, y como si fuera una organización de la sociedad civil respondió con la fuerza de un boletín de prensa carente de efecto jurídico. Hoy discute para “proponer a la SCT” la “posibilidad” de que haya una multa a Telcel. Ese hecho, que no es aislado, pone de relieve que en México el poderoso no avisa simple y sencillamente porque puede incurrir en una conducta como ésta sin que pase nada. Ese es el poder. Para bien del mundo y para mal del país eso no sucede en el entorno internacional. Veamos.







