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SEP Morelos investiga omisión de funcionario en firma de certificados de 5 mil estudiantes de bachillerato

Karla Herrera Alonso, titular de la secretaría de Educación estatal, señaló que existe una jurisprudencia en el proceso para determinar la situación legal del funcionario denunciado y la afectación a los estudiantes

Tras darse a conocer que el director de Educación Media Superior y Superior de la Secretaría de Educación de Morelos, Guadalupe Torres Godínez, se niega a firmar alrededor de 5 mil certificados de bachillerato, la secretaría de Educación estatal informó que ya se está investigando el caso.

En entrevista con Lo de Hoy Morelos, Karla Herrera Alonso, titular de la dependencia, explicó que existe una jurisprudencia en el proceso para determinar la situación legal del funcionario denunciado y la afectación a los estudiantes que ya suman un año sin recibir su certificado que valide sus estudios de bachillerato.

“Efectivamente este caso se encuentra en una jurisprudencia donde ya se involucran algunas resoluciones pendientes por parte de los órganos jurisdiccionales. Nosotros no podemos dar más detalles dado a que el caso se encuentra bajo estos principios de legalidad y justicia, por lo que seremos respetuosos de ello”, señaló la titular de la dependencia al medio morelense.

Una vez que estos procedimientos sean desahogados, agregó, se buscará dar solución al tema garantizando la legalidad.

Funcionario buscó amparo

Animal Político reveló que unos 5 mil estudiantes del Instituto Azteca de Formación Empresarial y del Instituto Competencias Educativas y Profesionales, con sede en Cuautla, Morelos y quienes concluyeron su bachillerato, no pueden continuar sus estudios ni trabajar porque Torres Godínez, se niega a firmar sus certificados.

Pero no solo eso, sino que después de ser denunciado ante el Tribunal de Justicia Administrativa del Estado de Morelos por omisión en sus funciones, se amparó para evitar que lo obligaran a cumplir con su trabajo.

Aunque este medio buscó a la secretaría de Educación de Morelos y al funcionario señalado para conocer su versión de los hechos, no hubo respuesta.

FUENTE: ANIMAL POLÍTICO.
AUTOR: DALILA SARABIA.

Desechan uno de los amparos tramitados a nombre de los hijos de AMLO por caso de huachicol fiscal

El juzgador también retomó las declaraciones públicas de Francisco Javier Rodríguez Smith MacDonald, abogado de Rafael Caro Quintero, quien rechazó haber tramitado una demanda a nombre de Andrés Manuel, José Ramón y Gonzalo López Beltrán, como se desprendía de la demanda.

Un juez federal en la Ciudad de México desechó uno de los tres amparos tramitados a nombre de los hijos del expresidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, y otras personas involucradas en el caso de huachicol fiscal, en los que fueron reclamadas posibles órdenes de aprehensión en su contra. 

El juez Primero de Distrito en materia Penal en la Ciudad de México, Carlos Rico Mondragón, quien había recibido el amparo que originalmente fue presentado ante el juzgado Noveno de Distrito en materia Administrativa, señaló que, ante la existencia de otra demanda exactamente igual en el estado de Zacatecas, el expediente en su juzgado debía ser desechado.

En su resolución, cuya versión pública está disponible en la página del Órgano de Administración Judicial (OAJ), el juzgador también retomó las declaraciones públicas de Francisco Javier Rodríguez Smith MacDonald, abogado de Rafael Caro Quintero, quien rechazó haber tramitado una demanda a nombre de Andrés Manuel, José Ramón y Gonzalo López Beltrán, como se desprendía de la demanda. 

“Es del dominio público que, a través de diversos medios informativos, el promovente Francisco Javier Rodríguez Smith MacDonald, precisó no haber promovido ningún juicio de amparo en favor de los quejosos señalados en líneas procedentes, incluso refirió que presentó la denuncia correspondiente por la posible comisión de algún delito.  

“Y en la red social denominada Instagram, se encuentra un escrito de fecha diecisiete de septiembre de esta anualidad en el cual Andrés Manuel López Beltrán, refirió que él ni su hermano han tramitado demanda alguna”, señaló el juzgador. 

Asimismo, el juez indicó que ante el juzgado Noveno de Distrito en materia Administrativa otro de los quejosos que aparece en la demanda se desistió de la misma, por lo que con estos datos el juzgador decidió desechar el caso. 

Sin embargo, el amparo tramitado ante el juez Segundo de Distrito en el estado de Zacatecas, registrado con el número 1728/2025 continúa en trámite, pues hasta el momento ninguno de los hijos del exmandatario federal ha presentado un desistimiento, pese a que ellos han acusado un montaje orquestado por la oposición. 

En cambio, César Reyna Carrillo y Roberto Blanco Cantú ya presentaron ante los juzgados de la CDMX y de Zacatecas sus escritos de desistimiento. 

Reyna Carrillo es un exfuncionario de la Agencia Nacional de Aduanas de México (ANAM) y Blanco Cantú es un empresario conocido como “el señor de los buques” contra quien pesa una orden de captura por el caso del huachicol fiscal que involucra a elementos de la Secretaría de Marina.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: DIANA LASTIRI.

Morena propone que médicos puedan negarse a practicar el aborto en Puebla

La iniciativa de la diputada Nayeli Salvatori llega pese a que la SCJN ya resolvió que la objeción de conciencia no puede ser barrera para la interrupción legal del embarazo.

La fracción de Morena en el Congreso de Puebla propuso una reforma a la Ley Estatal de Salud que plantea el derecho a la “objeción de conciencia” para que el personal de salud de hospitales de Puebla pueda negarse a practicar un aborto. 

Presentada por la diputada Nayeli Salvatori Bojalil, la iniciativa retoma una figura que ya fue invalidada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) al señalar en 2021 la inconstitucional el Artículo 10 Bis de la Ley General de Salud y asentar que “la objeción de conciencia” no puede ser barrera para la interrupción legal del embarazo. 

No obstante, la diputada de Morena propone que el personal médico y de enfermería pueda ejercer el derecho de “objeción de conciencia cuando se oponga de forma directa, auténtica y grave contra sus convicciones”. 

Cabe señalar que apenas hace un año, en julio de 2024, el aborto fue despenalizado en esta entidad donde aún se contemplaba pena de cárcel para las mujeres que recurrieran a la interrupción del embarazo. 

Sin embargo, las agrupaciones feministas han advertido que aún está pendiente la reforma a la Ley Estatal de Salud para que las mujeres tengan acceso al servicio médico de manera gratuita. 

Desde marzo de 2023, CAFIS, Odesyr y GIRE ganaron un amparo a favor del derecho a las mujeres a decidir, lo cual obligó al gobierno de Puebla a establecer que el aborto gratuito se podía llevar a cabo en siete hospitales de la entidad, siempre y cuando fuera con el acompañamiento de esas organizaciones. 

Recientemente, colectivas feministas que participan en la Campaña por el Aborto Legal en Puebla denunciaron que a pesar de haberse despenalizado y de que el Poder Judicial respaldó el derecho de las mujeres a decidir, en Puebla las mujeres que solicitan un aborto en hospitales públicos se enfrentan a la falta de medicamentos y equipos, y a la actitud hostil del personal médico que, incluso, con frecuencia intenta disuadirlas. 

Además, advirtieron que las mujeres de diversas regiones de la entidad en condiciones de pobreza no tienen acceso al derecho a la interrupción legal del embarazo, pues en las unidades de salud pública de sus municipios les niegan el servicio y les aseguran que ese procedimiento sólo puede llevarse a cabo en la capital de la entidad.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: GABRIELA HERNÁNDEZ.

Ayotzinapa: Once años sin verdad, ni justicia

En 11 años de búsqueda de justicia, de exigir respuestas, algunos padres ya han fallecido, otros están enfermos y enfrentan el desgaste de luchar contra todo el sistema político, que ha permitido el crimen y su encubrimiento. “El gobierno quiere que nos muramos, para que todo quedé impune”.

Han pasado 11 años de la desaparición de 43 estudiantes de Ayotzinapa, el 26 de septiembre del 2014, y “no hay avances, no hay verdad, no hay justicia para nosotros”, dijo María Concepción Tlatempa Cisneros, madre de uno de los 43 normalistas, al dirigirse a estudiantes de la Universidad Autónoma de México (UNAM).  

En la explanada de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPYS), mientras las y los estudiantes dialogaban para determinar si realizar un paro estudiantil en el marco de la conmemoración del caso, la comunidad dio el micrófono a las madres de los normalistas Adán Abraján de la Cruz y Jesús Jovany Rodríguez Tlatempa, desaparecidos en Iguala.

“Ya 11 años y el gobierno no quiere dar ni una respuesta. Sabemos perfectamente que los militares tienen toda la culpa de lo que pasó la noche del 26 y madrugada del 27 de septiembre del 2014 (...) pero el gobierno no lo quiere reconocer, que fueron los policías de Iguala y los militares”, dijo María Concepción Tlatempa Cisneros.  

Los padres y madres de Ayotzinapa, exigen la entrega de 800 folios en posesión de la Secretaría de la Defensa Nacional (Defensa) que el gobierno se negó a entregar al Grupo Interdisciplinario de Expertos y Expertas Independientes (GIEI).  

El GIEI investigó el caso Ayotzinapa en dos etapas, primero durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, después durante el periodo de Andrés Manuel López Obrador. En ambas, sus integrantes salieron de México por presiones, y los militares se negaron a entregar información crucial para localizar a los estudiantes. 

“Que los militares entreguen ya los 800 folios que hacen falta para que lleguemos a la verdad. No se vale que este gobierno nada más este jugando con nuestros sentimientos y se burlen”, enfatizó la madre del estudiante desaparecido hace más de una década.      

Tras la negativa del gobierno a entregar los folios, el GIEI se retiró de la investigación y desde entonces no hay avances. “Gracias a Dios que los expertos nos dejaron las líneas, cuatro expedientes que el gobierno tiene que seguir. Pero no le conviene al gobierno sacar esas cuatro porque saben que el Ejército participó”, explicó Tlatempa Cisneros.  
“El Ejército desaparece gente, desaparecen estudiantes y al gobierno nadie lo puede investigar. Se sienten poderosos porque pasa un gobierno, llega otro y no hay avances”.  
Enrique Peña Nieto, presidente de México en 2014 permitió la creación de la “verdad histórica” que estableció que los normalistas habían sido incinerados en el basurero de Cocula, versión que fue más adelante refutada por el grupo de expertos. Peña Nieto radica actualmente en Madrid, “terminó su mandato y no hizo nada”, expresaron las madres.

“Se fue, vino el expresidente López Obrador y lo mismo: llegó se tomó la foto con nosotros. Nada más son buenos para tomarse las fotos, pero para apoyar en los avances no hubo nada”, manifestó.  

“Dijo en Iguala que iba a estar con nosotros hasta llegar a la verdad, que él no iba a encubrir a nadie. ¿Y qué pasó? Que mientras ya estábamos llegando a la verdad se detuvo todo, el fiscal Omar Trejo se tuvo que retirar porque ya no había avances. No quiso el militar entregar todos los expedientes que tenía”.  

Mientras el nutrido grupo de estudiantes de la FCPYS escuchaba con atención, los familiares de los desaparecidos expresaron su hartazgo por las mentiras de todos los gobiernos, desde el de Enrique Peña Nieto, hasta la presidenta Claudia Sheinbaum, pasando por el expresidente Andrés Manuel López Obrador.  

“Gracias a los expertos aprendimos y vimos, ya estamos abriendo los ojos y ya no nos van a engañar los militares (...) Nosotros ya estamos cansados de tanta mentira (...) Fue un crimen de Estado, porque participaron todas las fuerzas de Iguala, ahora dicen que fue la delincuencia (...) Ellos mismos son los criminales”, expresaron las madres.     

Recientemente, ante el estancamiento del caso, algunos miembros del GIEI manifestaron su voluntad de regresar a México y continuar con su labor, pero únicamente si el gobierno accede a abrir los folios del Ejército.   

“Los expertos quieren venir de nuevo a la Ciudad de México, pero solo si el Ejército entrega los expedientes que hacen falta (...) si no sueltan los expedientes los militares, no tiene caso que vengan”, expresaron las madres de Ayotzinapa.   
“La gente nos dice ‘ya dejen a sus hijos, sus hijos ya están muertos’ ¿A poco la gente sabe en dónde están nuestros hijos? ¿Saben a dónde vamos a llevarles flores, a dónde les vamos a llorar?” 
Así mismo, exigieron que se lleve a la justicia a los responsables, como a Tomás Zerón que está en Israel.

“Como nosotros somos gente pobre no nos hacen caso, pero si fuera de un funcionario ya lo hubieran encontrado, ya estaría en su casa su hijo (...) Nosotras como madres, sentimos el dolor, no vamos a descansar porque un hijo es un hijo. Y no es fácil, 11 años sin saber de nuestros hijos”. 

María Concepción Tlatempa Cisneros explicó que el 24 de diciembre es el cumpleaños de su hijo. Lo que antes era un día familiar y de festejo se ha convertido en un implacable recordatorio de la ausencia, y de la angustia de no saber qué le sucedió a su hijo, sufrimiento que la acompaña todos los días.  

“Desde el 26 de septiembre, nosotros no descansamos”, expresó Delfina Cruz, madre de Adán Abraján de la Cruz.  

En 11 años de búsqueda de justicia, de exigir respuestas, algunos padres ya han fallecido, otros están enfermos y enfrentan el desgaste de luchar contra todo el sistema político, que ha permitido el crimen y su encubrimiento. “El gobierno quiere que nos muramos, para que todo quedé impune” dijo Tlatempa Cisneros.  

“Aquí seguimos, aunque sea enfermos, pidiéndoles su apoyo para que no nos dejen solos, para que cada 26 de septiembre nos acompañen, (...) porque está lucha es de todos, no nada más es de Ayotzinapa”.  

En México hay más de 125 mil personas desaparecidas, de acuerdo con la Secretaría de Gobernación.  
“Queremos que nos apoyen en las marchas, que el gobierno vea que no estamos solos”, pidieron a las y los estudiantes, en un llamado a la sociedad a no olvidar este caso.
Las madres también estuvieron acompañadas por un estudiante normalista que destacó la historia de resistencia y de lucha de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, “Raúl Isidro Burgos”.  
“Esta una frase que nosotros como delegación de Ayotzinapa tenemos: ‘ser estudiante es un pecado, ser normalista es un delito, pero ser de Ayotzinapa merece la muerte’, y eso es algo que el gobierno ha venido demostrando todos estos años, no solo el 26 de septiembre”.  
“Ayotzinapa ha sido criticada desde 1926, desde que se fundó esta normal (...) se ha caracterizado como una escuela revolucionaria, de crear conciencia y eso es lo que el gobierno no quiere”, expresó el estudiante normalista.

Tras las participaciones, los estudiantes de la FCPYS emitieron gritos de apoyo y cantaron consignas. “Porque vivos se los llevamos, vivos los queremos”. Resultado de la asamblea estudiantil, la FCPyS de la UNAM acordó realizar un paro total de actividades, desde la noche del jueves 25 hasta el viernes 3 de octubre, para participar en las jornadas de protesta por Ayotzinapa y en conmemoración del 2 de octubre.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: LUISA DÍAZ GONZÁLEZ.

Desaparecidos en Culiacán: madres buscan respuestas en medio de la guerra del Cártel de Sinaloa

Más de 3 mil personas desaparecidas y 2 mil asesinadas deja un año de guerra interna del cártel de Sinaloa, mientras madres organizadas recorren calles y comunidades en busca de sus hijos e hijas ante la mirada lejana de los ‘punteros’ del narco que todo lo controla.

–Desde que mi hijo desapareció, yo estoy muerta. Muerta en vida. Veo su silla vacía en la mesa… y me derrumbo. Pero luego pienso: tiene cuatro hijos que todos los días me preguntan por él. Y yo quiero darles respuestas. Quiero decirles dónde está su papá.

Es jueves 11 de septiembre, 8 en punto de la mañana. Lorena Gutiérrez, madre de Mario Aristeo Galindo, desaparecido el 30 de abril de 2024 cuando tenía 26 años, se ajusta sobre su cabeza un sombrero negro para cubrirse del sol que empieza a quemar en Culiacán. Ha sido de las primeras en llegar al estacionamiento de un centro comercial, punto de reunión del colectivo Sabuesos Guerreras. Todas las mujeres visten playeras blancas de manga larga con la fotografía de sus seres queridos estampada en el pecho y espalda, acompañada de un número telefónico.

Minutos después, aparecen arriba de camionetas de color gris deslavado los soldados de la Marina: portan aparatosos fusiles de asalto y cinturones cargados de granadas que cruzan el torso. Ellos van a custodiar a la brigada.

Esta vez ni Lorena ni el resto de madres traen picos, palas, ni varillas para hurgar la tierra y olerla en busca de pistas. Hoy cargan, como si acunaran a un bebé, paquetes con las fotografías plastificadas de sus hijos. Durante un par de horas las irán pegando a pie en postes de luminarias y muros en La Palma, una pequeña localidad del municipio vecino de Navolato.

La jornada no será un paseo por el campo. El pueblo está plagado de ‘punteros’, los espías del Cártel de Sinaloa, fracturado desde hace un año en dos bandos enfrentados: ‘chapitos’ y ‘mayitos’. Tampoco el trayecto de algo más de media hora será tranquilo. Lo revelan los silencios de los soldados y los semblantes tensos de las madres, que caminan con la esperanza colgada del cuello, en forma de fotografía.

En una guerra que se ha cobrado en apenas un año 2 mil asesinatos y al menos 3 mil desaparecidos según los colectivos, ellas se niegan a rendirse: siguen buscando.

“A los desaparecidos no se les juzga, se les busca”

Un retén de militares, uno de los cientos que brotan por la ciudad, marca la salida de Culiacán hacia Navolato. Por las ventanillas del coche pasan campos de chile, grano y tomate, que se mezclan en el paisaje con ranchos para bodas y quinceañeras. Algunos lucen abandonados, fantasmagóricos, en mitad de la carretera casi desierta.

El convoy que custodia a las madres buscadoras –y en el que también viajan los periodistas de Animal Político y Noroeste– acelera al cruzar lugares que ya son símbolos de esta guerra. Transita, por ejemplo, por las inmediaciones de Huertos del Pedregal, la finca donde el 25 de julio asesinaron a Héctor Melesio Cuén, ex Rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, y donde uno de los hijos de ‘El Chapo’ secuestró a su antiguo socio, Ismael ‘El Mayo’ Zambada. Luego pasan por Campo Berlín; una pista aérea en mitad de la nada desde donde despegan avionetas para regar sembradíos. Fue desde allí que partió el aparato que llevó clandestinamente a ‘El Mayo’ a Texas, donde ya lo esperaba la DEA. Ambos lugares son considerados epicentros del desastre que hoy vive Sinaloa.

Kilómetros más adelante, la geografía del terror continúa. A eso de las 9:30 am, el convoy se desvía ligeramente hacia la izquierda para continuar hacia Navolato. A la derecha queda Culiacancito, tal y como anuncia un enorme arco de bienvenida. Apenas unos metros antes de cruzarlo, se ve, a plena luz, el cadáver de una mujer tirado en el asfalto junto a una palmera. El cuerpo está rodeado por policías de la Fiscalía, una camioneta del servicio forense, y cintas amarillas que prohíben el paso a la escena del crimen.

Para entrar a La Palma hay que pasar por un camino de terracería bordeado de palmeras y puestitos ambulantes de mariscos. Al llegar, las madres buscadoras bajan cargadas con garrafones de agua y suero. El calor y la humedad son terribles a las 10 de la mañana. Se colocan gorras, sombreros y paliacates en el cuello y comienzan a caminar por el centro del pueblo, donde hay tráfico y la gente se mueve con aparente normalidad.

Lorena Gutiérrez, acompañada de su marido, cuenta que su hijo trabajaba con ella en el negocio que tienen de tacos de camarón en San Pedro, otra pequeña localidad de Navolato. El joven también la ayudaba entregando pedidos a domicilio. De hecho, fue en este lugar, en La Palma, donde desapareció el 30 de abril de 2024, tras recibir un llamado para entregar una orden de tacos. Desde entonces, asegura el matrimonio, no han recibido ni una llamada pidiendo rescate ni extorsión alguna. Ninguna pista, nada.

–Hay una sábana de llamadas con posibles puntos de localización, pero eso es todo –dice Lorena, que le pide a su marido que le pase la primera ficha, en la que aparece un joven sonriente, con lentes, camisa blanca y corbata amarilla, que pegarán en el poste de una luminaria junto a muchas otras de personas desaparecidas.

Tras completar el primer punto del recorrido, los marinos, desplegados para cubrir el perímetro, urgen a las madres a no detenerse demasiado y seguir avanzando. La zona está caliente tras el hallazgo del cadáver en el vecino Culiacancito. Nada más comenzar con la pega de las fichas, un coche se detiene en un paso peatonal; el conductor baja la ventanilla y advierte a un soldado que extremen precauciones. Al parecer, ‘punteros’ del crimen organizado habían estado persiguiendo a los reporteros en motocicletas, sin que éstos se dieran cuenta.

–Está muy pesado acá –comenta Lorena, secándose el sudor de la frente–. Pero aún así, nos animamos a entrar a este lugar. Porque tenemos la esperanza de que alguien sepa algo y haga una llamada anónima con alguna pista.

El grupo de madres avanza hacia el siguiente punto: tres postes de madera junto a una gasera solitaria. Mientras camina sobre piedras y barro, Lorena confiesa que lleva algo más de un año cargando con un desgaste emocional terrible y, de algún modo, se siente culpable por lo sucedido a su hijo.

–Mi hijo era muy confiado. Confiaba en todo el mundo y pensaba que, así como él tenía un gran corazón, la gente también lo tenía. Y no. Ese fue su error. A veces, como madre, me siento culpable, oiga, por no haberle inculcado algo de malicia, por no haberle dicho que no toda la gente es buena ni todo es de color rosa.

Con un suspiro, agrega que está cansada de las críticas y del peso del estigma que enfrentan muchas madres buscadoras, del clásico ‘algo habrán hecho’.

–Mi marido y yo estamos muertos en vida y aún tenemos que cargar con las críticas, con los señalamientos, con que te digan ‘no fuiste una buena madre, no supiste cuidar a tu hijo’. No saben que yo, como mamá, soy súper protectora. Y si yo le marcaba mil veces, él mil veces me contestaba. Pero la gente habla sin saber. Por eso yo siempre digo: ‘a los desaparecidos no se les juzga. A los desaparecidos se les busca’.

 “Culiacán es un infierno”

Sira Patricia Macías busca a Édgar Alejandro Rangel Macías, de 32 años. Mientras pega una ficha con su fotografía en un poste carcomido de madera, junto a un Oxxo, recuerda que su hijo desapareció el 24 de febrero de 2024, hace un año y siete meses. Ese día, tres vehículos llegaron a la vuelta de su casa, en Culiacán, y se lo llevaron a la fuerza con todo y carro. El joven se dedicaba a la renta de vehículos para servicios de Uber.

Desde entonces, al igual que su compañera Lorena, Sira no ha tenido ni una sola pista sobre el paradero de su hijo. Aunque ella sí fue víctima de una extorsión que le dejó más dolor que pérdida económica.

–Me dijeron que lo tenían en Tamaulipas, que les depositara 5 mil pesos y me lo iban a entregar. Yo deposité y fui a donde me dijeron. Estuve espera y espera hasta las 10 de la noche, cuando un hombre me llamó para burlarse. Me decía ‘sí, sí, ahí viene en un taxi’. Pero mi hijo nunca llegó. Solo me quitaron el dinero.

Tras la frase, Sira –pelo largo recogido en una trenza, gorra blanca y lentes oscuros– se une al resto de las madres. En la camiseta blanca, en la espalda, lleva el rostro de Édgar Alejandro dentro de un cuadrado naranja, el emblema ‘desaparecido’ y un lema que reza: “Aunque quieran borrarte de mi mente, estás en la memoria de mi vientre”.

María Candelaria Medina también viste una playera blanca. En el pecho luce la frase ‘hasta encontrarte’, acompañada de una flama anaranjada; en la espalda, la fotografía de su hijo, Alfonso Alberto Palazuelos Medina, desaparecido el 11 de febrero de 2020. Ahora tiene 35 años.

Ese día, un grupo armado irrumpió en su domicilio en Villas del Río. Según testigos, llegaron en dos camionetas, vestidos de negro.

–A la fecha no sé si eran policías o delincuencia organizada –encoge los hombros la mujer, que aprovecha la pausa bajo un toldo para tomar un respiro.

–Se lo llevaron junto a otros amigos. Apareció uno con vida, otro muerto, y otro quedó desaparecido junto con mi hijo, un muchachito de apenas 20 años.

Cuando se le pregunta si la persona que fue localizada con vida no aportó información para esclarecer lo ocurrido, la mujer vuelve a encoger los hombros.

–Tiene miedo de hablar, y se entiende. Ahora todo el mundo en Culiacán tiene miedo, porque la ciudad es un infierno. Solo nosotras, las madres buscadoras, que hacemos lo que sea por nuestros hijos, no tenemos miedo de meternos donde sea para encontrar a nuestros tesoros.

“¡No estás sola!”

Ya casi es mediodía. El calor en La Palma se vuelve insoportable y el ambiente se siente cargado. Las mujeres piden cambiar de punto para pegar las últimas fichas. Los marinos se miran en silencio y acceden. El convoy avanza por la calle principal del pueblo cuando tres motocicletas aparecen y se colocan junto a las camionetas gris artilladas. Pueden ser ‘punteros’, o tal vez solo unos jóvenes rumbo a la tienda. Los soldados los observan tras los pañuelos que les ocultan el rostro. Al llegar al nuevo punto, se vuelven a desplegar y urgen a las madres a terminar rápido.

En un cruce de calles de suelo de terracería, las mujeres llenan una luminaria con las últimas fichas. Ahí, la desesperación rompe a Lorena Gutiérrez. Baja la cabeza y comienza a llorar.

–Te he marcado tantas veces al celular, hijo –susurra, golpeándose suavemente el pecho–. Siempre te decía: ‘¿dónde estás, hijo?’ Y tú me respondías: ‘En tu corazón, mami, en tu corazón’. Y mientras te encuentro, ahí vas a estar siempre. En mi corazón y en el de tu familia.

Al verla llorar, María Candelaria, Sira Patricia, y la docena de madres que integran la brigada se acercan y la abrazan con fuerza. Algunos marinos observan la escena en silencio.

Juntas, se gritan: ‘¡No estás sola, no estás sola!’.

FUENTE: ANIMAL POLÍTICO.
AUTOR: MANU URESTE.

Si Ley de Amparo de Sheinbaum no se corrige, ciudadanos y derechos colectivos serán los más afectados

Si la reforma propuesta por la presidenta Claudia Sheinbaum a la Ley de Amparo se aprueba sin cambios, ciudadanos y colectivos serán los más perjudicados, mientras que las autoridades podrían salir beneficiadas, advierten abogados y organizaciones. La propuesta modifica figuras clave como el “interés legítimo” y las suspensiones en casos de prisión preventiva, limita la justicia en línea y podría generar incertidumbre jurídica, advierten

Si la propuesta de reforma de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo a la Ley de Amparo no se corrige, las y los ciudadanos serán los más perjudicados, mientras que las autoridades podrían ser las más beneficiadas, coinciden abogados y organizaciones.

Además, dentro de toda la gama de derechos que existen, los derechos individuales —que tienen que ver con la vida, la libertad, el patrimonio y la seguridad jurídica, entre otros— y los derechos colectivos, como los de los pueblos originarios, los grupos de la comunidad LGBTQ+ y a un medio ambiente sano, podrían ser lo más afectados.

En su proyecto de reforma, la presidenta Claudia Sheinbaum propuso adiciones al término “interés legítimo” —una figura bajo la cual comunidades han detenido proyectos que arrasan con el medio ambiente—, limitaciones a la figura de la “suspensión” en materia de prisión preventiva oficiosa —que tiene que ver con frenar que una persona inocente vaya a la cárcel— o la justicia en línea —que no está pensada para que personas en comunidades rurales o indígenas, sin acceso a Internet o computadoras, puedan promover un amparo.

Por este motivo colegios y organizaciones, como la Barra Mexicana Colegio de Abogados (BMA), el Ilustre y Nacional Colegio de Abogados de México, la Academia Mexicana de Ciencias Penales y el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, han criticado la propuesta de reforma de la Ley de Amparo, solicitando a la presidenta Claudia Sheinbaum ser consultados sobre las modificaciones y poniéndose en disposición de colaborar.

“La ciudadanía pierde y la autoridad gana”: exmagistrado Miguel Bonilla

El 15 de septiembre de 2025, la presidenta Claudia Sheinbaum envió al Senado de la República un proyecto de reforma a la Ley de Amparo con el que principalmente busca limitar las suspensiones y acelerar los juicios de amparo, que son una especie de “escudo legal” que las y los ciudadanos tienen para defenderse de los actos de las autoridades que puedan violar sus derechos fundamentales, como el derecho a la vida, la libertad y el patrimonio.

“Por eso si la ley de amparo no es suficientemente clara, si estas reformas y adiciones se aprueban, no van a generar una certeza. ¿Quién es el que sale perdiendo? Usted. ¿Quién sale ganando? Aunque esa no sea la intención, pues la autoridad”, señaló el exmagistrado Miguel Bonilla López, investigador de la Escuela Libre de Derecho.

Así lo dijo al participar en una sesión en la que se analizó la iniciativa de reforma a la Ley de Amparo, sobre todo en lo que tiene que ver con las modificaciones propuestas y sus efectos, convocada por la Comisión de Derecho Constitucional, Derechos Humanos y Amparo de la Barra Mexicana de Abogados.

“No quiero decir con esto que haya una intención o propósito de beneficiar a la autoridad. Lo único que digo es que cuando se redacta mal una norma que tiene que ver con la Ley de Amparo, el perjudicado es el ciudadano y la ciudadana”, agregó.

Señaló que entre los principales problemas de la propuesta de reforma no solo está que no se vayan a permitir suspensiones en casos de prisión preventiva oficiosa —que tienen que ver con los derechos a la libertad y a la presunción de inocencia— o que éstas se vayan a conceder con efectos limitados, sino que además se contrapone con las jurisprudencias existentes que permiten que se conceda la medida para evitar la detención de la persona o incluso ordenar su libertad.

Ana María Kudisch, presidenta de la BMA, indicó que la reforma es regresiva y abre la puerta a que los ciudadanos estén en incertidumbre jurídica, pues “los jueces interpretarán de una manera, los abogados de otra y los justiciables quedarán sin saber qué derechos les asisten y cuáles no”.

“Además, los derechos que están involucrados no solo son de una persona que pide pensión alimenticia y que la persona que la otorga se ampara para no pagarla a sus hijos [sino también] cuando hay, por ejemplo, una situación ambiental, una situación colectiva y cuando hay una situación más compleja que los derechos humanos simples del día a día, es cuando va a estar más complicado para los justiciables”.

Ley de amparo también pondría en riesgo a los jueces

Durante la sesión, el exmagistrado Miguel Bonilla —que especificó que él renunció a su puesto en protesta a la reforma judicial— también señaló que la reforma pone en riesgo a los propios jueces de amparo que deberán aplicarla, pues por la forma en la que está redactada se pueden crear problemas para interpretar qué principios o criterios aplicar en temas como la prisión preventiva oficiosa, la concesión de suspensiones y las recusaciones.

“No hace falta ser un juez de los de antes, un juez de los de ahora, un juez como yo que renunció. Lo que estoy diciendo es que, desde mi punto de vista, la redacción de los artículos que se proponen en la iniciativa presentan serios problemas para su aplicación práctica en un futuro”, dijo.

Lo anterior, agregó, tomando en consideración las facultades que se otorgaron al nuevo Tribunal de Disciplina Judicial (TDJ), lo que implica un riesgo para los juzgadores, tanto los de carrera judicial como los recién llegados por voto popular, de ser sometidos a procesos de investigación y sanción por el sentido de sus decisiones, por lo que tendrán que ser mucho más cautelosos al momento de interpretar la ley y aplicarla.

“Yo esperaría que eventualmente la Suprema Corte se ocupe de esos problemas y defina cómo la deberemos entender si es que se llega a aprobar. Siempre que lo define un tribunal de máximo nivel, de máxima jerarquía, se brinda seguridad política, porque estemos o no estemos de acuerdo, ya lo dijo esa autoridad máxima, pero para que eso ocurra, va a faltar tiempo”.

Ley de amparo es un “retroceso histórico”

Según la iniciativa de reforma presentada por la presidenta Claudia Sheinbaum, el amparo ha empezado a mostrar ciertas debilidades que se deben reparar, entre las que están retrasos excesivos, tácticas dilatorias, mal uso de la suspensión —que según la iniciativa a veces termina protegiendo actividades ilícitas— y procesos anticuados, dependiendo del papel en un mundo que ya es digital.

Días después de su presentación el Ilustre y Nacional Colegio de Abogados de México expresó su preocupación al considerar que podría constituir un “retroceso histórico en el acceso a la justicia, el litigio estratégico y la defensa de los derechos humanos en el Estado mexicano”.

De acuerdo con el Colegio, con la reforma constitucional en materia de derechos humanos del 2011 y la incorporación abierta del concepto de “interés legítimo”, el juicio de amparo se consolidó como una herramienta ejemplar en manos de la ciudadanía para defenderse del actuar arbitrario de la autoridad.

“(Sin embargo), la iniciativa confunde de manera catastrófica la naturaleza del interés legítimo, el cual fue diseñado para permitir el acceso al amparo a quienes, por su especial situación frente al orden jurídico, resienten una afectación real que puede proyectarse hacia el futuro, pero que sigue siendo cierta, pretendiendo equiparar dicha naturaleza a la del interés jurídico”, señaló el Colegio mediante un comunicado.
Además, resaltó el debilitamiento a la figura de la suspensión al pretender eliminar su otorgamiento en casos de enorme relevancia para las y los ciudadanos argumentando un supuesto “interés social” para blindar al Estado frente a los derechos de las personas.

“Por ello, el Colegio rechaza de manera contundente esta iniciativa y formula un enérgico llamado al Congreso para frenar esta reforma regresiva, con el firme propósito de preservar al juicio de amparo como el medio de defensa más efectivo de la ciudadanía frente al poder y asegurar que siga cumpliendo su misión histórica de salvaguardar los derechos humanos y la democracia en México”.

FUENTE: ANIMAL POLÍTICO.
AUTOR: ALFREDA MAZA.

El reclamo de los padres del caso Ayotzinapa: “Estamos jugando otra vez, ya basta"

A 11 años de la desaparición de los 43 normalistas, familiares de las víctimas denuncian opacidad castrense y falta de avances reales. Exigen a la presidenta Sheinbaum la entrega de 800 folios de inteligencia militar y critican el regreso de las investigaciones a la “verdad histórica”.

Han pasado 11 años, han tratado con tres presidentes de la República, tres fiscales especiales y dos subsecretarios de Gobernación; les han informado sobre decenas de detenidos y de búsquedas, pero la vida para los padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos el 26 y 27 de septiembre de 2014, en Iguala, Guerrero, sigue igual que entonces, sin saber qué ocurrió con sus hijos, quién y por qué se los llevaron. 

Del gobierno priista de Enrique Peña Nieto, bajo el que ocurrió la desaparición forzada, los familiares de los estudiantes de la Escuela Normal Rural Isidro Burgos sólo recibieron maltratos y “la verdad histórica”, que, a fuerza de su lucha incansable, fue desmentida gracias a la intervención del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), nombrado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).

Con la elección de Andrés Manuel López Obrador se avivó la esperanza de encontrar a sus hijos, tras las promesas hechas por el tabasqueño en campaña y las primeras acciones de búsqueda e investigación, que después se atoraron por la negativa de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) a entregar información, opacidad que se mantiene en la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum, con quien se han reunido en cinco ocasiones en Palacio Nacional. 

“Desafortunadamente no hay absolutamente nada, estamos jugando otra vez al gato y al ratón; para nosotros llegó el momento de decir ya basta”, dice Mario González Contreras, padre de César Manuel González Hernández, uno de los jóvenes desaparecidos.

En entrevista, González Contreras lamenta que en lo que va del gobierno de Sheinbaum los mayores avances se hayan reducido al cambio de titular de la Unidad Especial de Investigación y Litigio del Caso Ayotzinapa (UEILCA), de Rosendo Gómez Piedra a Mauricio Pazarán, y la promesa de la creación de un grupo de expertos, que no será de índole internacional. 
“No tenemos ningún avance en esas líneas que dejó tan recomendadas el GIEI _apunta González– Nomás están dándole vuelta y vuelta y vuelta a la ‘verdad histórica’, eso es lo que nosotros estamos viendo y por eso es el descontento de los padres”. 
Desde el sexenio de López Obrador, la exigencia de los padres de los 43 normalistas ha sido firme: que la Sedena les entregue 800 folios relacionados con la desaparición de sus hijos que fueron ubicados por los expertos independientes en los archivos de inteligencia militar, así como el esclarecimiento de la retención de 17 estudiantes en la barandilla de la policía municipal de Iguala la noche del 26 de septiembre de 2014, el análisis de dispositivos celulares de estudiantes que permanecieron activos después de los hechos, las extradiciones de Tomás Zerón de Lucio, escondido en Israel, y de quien fuera juez de barandilla José Ulises Bernabé, asilado en Estados Unidos; además de que se investigue al exgobernador de Guerrero Ángel Aguirre Rivero, y al exprocurador del estado Iñaki Blanco Cabrera, entre otrosex funcionarios. 

Con la llegada de Sheinbaum Pardo, la propuesta gubernamental fue echar mano de la tecnología para fortalecer los señalamientos de testigos protegidos que sustentan la indagatoria, fundamentalmente en el análisis de las señales de telefonía celular, de los dispositivos de los estudiantes que siguieron activos después del 26 de septiembre, sin que hasta ahora se les haya dado información relevante.

La última reunión con la presidenta, el 4 de septiembre último, fue “un poquito ríspida”, no hubo “más que reclamos” porque no se les entregó información sobre las llamadas que hizo el estudiante Julio César López Patolzin, quien ha sido identificado en documentos de inteligencia militar como Órgano de Búsqueda de Información (OBI), un soldado infiltrado en la Normal. 

“Lo que verdaderamente nos importa saber es con quién se estuvo comunicando Patolzin desde que salieron de la escuela, con quién de sus superiores, porque él tendría que informar qué estaban haciendo los muchachos o por dónde iban, cuántos iban, a la hora de que los estaban atacando. Sabemos que llevaba un teléfono iPhone, y esa información debe existir, la debe tener el Ejército, pero nada de eso nos han presentado”, explica. 

Don Mario agrega que otro punto de molestia durante ese encuentro fue la presentación que hizo el fiscal especial Mauricio Pazarán, quien habló de avances y enlistó el mismo número de detenciones derivadas de la “verdad histórica”.

Regla de encubrimiento

Recientemente la UEILCA no pudo sustentar ante un juzgado federal la detención de un presunto integrante de Guerreros Unidos, Pedro Segura Valladares, realizada por la FGR en agosto último, acusado de ser integrante del grupo delictivo y de haber participado en la desaparición de los jóvenes.  

“Cuando el fiscal nos dice ‘ya vamos avanzando’, yo le dije que no estaba avanzando en nada, si su primera detención (la de Pedro Segura) fue un fracaso; respondió, entonces, que habían sido el juez quien lo puso en libertad, lo interrumpí para decirle que siempre era lo mismo, echarle la culpa de la incompetencia de uno a otros”.

A 11 años de la desaparición de los muchachos, para el papá de César Manuel González, detrás de la falta de resultados estaría “una regla de encubrimiento” gubernamental de la que no se han librado los presidentes López Obrador y Sheinbaum Pardo, un elemento contra lo que tienen que luchar los padres de los estudiantes desaparecidos.

“No es por falta de voluntad política ni el pacto de silencio, es algo más fuerte que el mismo gobierno ahora lo está encubriendo; llegó Obrador y nos dio esos años, que en verdad sí fueron muy valiosos porque nos abrió puertas y se hicieron varios movimientos, pero cuando se topó con el Ejército definitivamente nos cerraron la puerta. 

“Se llegó a donde se tenía que llegar para encubrir todo de nuevo, a tapar todo de nuevo; creo que tiene mucho que ver el Ejército, pero también la Marina. ¿Qué fue hacer al basurero Cocula? O sea, hay pruebas, hay videos, hay todo eso. ¿Por qué no se investiga? No lo entiendo, es una regla de encubrimiento que tenemos que romper los padres, no sabemos cómo, pero es lo que nos hace falta”, dice Mario González. 

Facilidades para los militares

Directora del Centro de Derechos Humanos Agustín Pro Juárez (Centro Prodh), organización que acompaña a los familiares de los jóvenes desaparecidos, María Luisa Aguilar Rodríguez admite que el abordaje del caso Ayotzinapa en lo que va del sexenio de Claudia Sheinbaum ha sido complicado, en parte por el rompimiento de diálogo de los padres de los estudiantes con el expresidente López Obrador, precisamente por allanarse a la decisión de la Sedena de no entregar el lote de 800 folios de inteligencia militar, e imponer a Rosendo Gómez Piedra como fiscal especial, pese a la oposición de los padres. 

Aun cuando en su discurso de toma de posesión, Sheinbaum sostuvo que la resolución del caso Ayotzinapa sería una de sus prioridades, “las familias han sido muy claras con la presidenta en decir que no podían dar cheques en blanco, que por muchos años han visto que va y viene gente que está a cargo de la investigación, y que se requiere de avances concretos para poder dar una confianza y el poder decir que se está avanzando, cosa que hasta el momento no hemos visto”, dice la defensora. 

Apunta que, en un principio, a los padres les pareció “buena noticia” que Sheinbaum propusiera, “como sello de la casa”, involucrar a un equipo de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) para hacer uso de tecnología en la búsqueda de los estudiantes y en el fortalecimiento de las investigaciones ministeriales, sin que esa intervención se haya traducido en avances concretos. 

Por otra parte, “en los últimos meses la Fiscalía General de la República, a decir de las familias, va en retroceso en las investigaciones referentes a qué sucedió con los estudiantes, en la lógica de que han estado presentando acusaciones que tienen tintes de regresar a la ‘verdad histórica’ y que para las familias, que conocen muy bien sus casos, pues es de la mayor preocupación”, expone Aguilar Rodríguez, quien ha acompañado a las familias desde que ocurrieron los hechos en Guerrero. 

Si bien es cierto que ha habido operativos para localizar a los jóvenes, la defensora puntualiza que un motivo de inconformidad para las familias es que “no han visto un plan de búsqueda que tenga una explicación en sí misma de cómo se llega a cada uno de los puntos, de dónde viene esta información, de si viene de algún relato de algún testigo, cómo se puede probar, qué otro tipo de pruebas objetivas podría dar señas de que es un lugar adecuado para buscar.

“Pareciera que esas búsquedas en realidad nos están llevando a decir hay mucha acción de parte de la Fiscalía y de la Comisión de Acceso a la Justicia, pero en realidad tampoco están siendo sostenidas en información muy objetiva”

Resalta que la negativa del Ejército a entregar información ha trastocado la relación con la presidenta, porque “si bien no hay forma de saber qué hay en esos folios de inteligencia que no se entregaron al GIEI, si es posible deducir que hay información valiosa porque lo que sí se ha conocido es relevante, como transcripciones parciales de comunicaciones entre elementos del Estado, es decir, policía municipal con grupos del crimen organizado durante la noche del 26  de septiembre, que hablan claramente de la detención de los estudiantes y que el Ejército se niega a reconocer que habría más información de inteligencia militar, más interferencias de comunicaciones, etcétera, que no se han entregado y que podrían revelarnos  qué sucedió esa noche”. 

A ello se suma el trato privilegiado que los jueces le han dado al personal militar procesado por el caso Ayotzinapa, modificando las medidas cautelares. 

De 21 elementos de las Fuerzas Armadas contra quienes el primer fiscal de la UEILCA consiguió órdenes de aprehensión, sólo 16 soldados y un marino están siendo procesados por delincuencia organizada y desaparición forzada, y de ellos, sólo tres se encuentran en prisión preventiva en un penal militar. 

La gran mayoría de los elementos castrenses presuntamente involucrados en el caso Ayotzinapa “está o en prisión domiciliaria o con algunos tipos de restricciones de movilidad, pero no llevan su proceso en detención”, derivado de una actuación deficiente de la FGR. 

Para Aguilar Rodríguez, el caso Ayotzinapa ha puesto en evidencia que buena parte de los problemas de justicia en México “están centrados en las fiscalías (...) que no han logrado construir capacidades para investigar casos complejos que requieren de poder también limpiar las propias instituciones”.

Asimismo la directora del Centro Prodh reflexiona sobre cómo, siendo un punto de quiebre que colocó las desapariciones en la agenda nacional, en los hechos no generó una reacción del Estado para desarrollar políticas públicas para detener la crisis. 

Aguilar Rodríguez alerta:
En 2014 estábamos hablando de alrededor de 25 mil personas desaparecidas en los registros oficiales, que, siendo dudosos, ya eran muy preocupante, pero que no estaba en la dimensión de lo que estamos viendo el día de hoy, que estamos registrando alrededor de 130 mil casos, considerando que, en los seis años de la administración pasada (de López Obrador), hubo alrededor de más de 50 mil desaparecidos. 
Agrega que “el incremento en las desapariciones ha sido muy representativo del tipo de violencia que vive el país y de la falta de atención al tema que han dado las administraciones en los últimos 20 años, y el caso Ayotzinapa fue un punto de inflexión, fue el reconocimiento de la crisis”, que afectaba a todo tipo de personas, porque “en ese momento prevalecía la idea de que los desaparecidos ‘andaban en algo’ o porque estaban relacionadas con algún delito”.

María Luisa Aguilar lamentó que otra situación alarmante, el hallazgo de restos calcinados en Teuchitlán, Jalisco. 

“Las imágenes tan dolorosas que vimos no sólo del rancho Izaguirre sino también después de esa visita que anunció el fiscal general (Alejandro Gertz)  y que mostraba la indolencia de todas las autoridades ante las víctimas, creo que generó una necesidad de parte de las víctimas de decir ‘estamos aquí, somos visibles, se requiere de una atención que no está puesta por parte de esta administración’ y forzó a la administración actual a dar al menos un reconocimiento de que la crisis de desaparición es algo que tiene que tener una respuesta”, concluye la directora del Centro Prodh.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: GLORIA LETICIA DÍAZ.

Si Sheinbaum quiere, aún es posible esclarecer el caso Ayotzinapa: Buitrago

El Ejército sabe qué pasó con los normalistas y esa información debe estar en los archivos que se negaron a entregar dos titulares de la Sedena: los generales Salvador Cienfuegos y Luis Cresencio Sandoval; el primero, avalado por Enrique Peña y el segundo, por AMLO, afirma la exintegrante del GIEI.

La exintegrante del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) Ángela María Buitrago, quien investigó durante años la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, afirma que si la presidenta Claudia Sheinbaum tiene la “decisión política” para esclarecer ese caso, “aún es posible hacerlo”.

En entrevista con Proceso cuando se cumplen 11 años de la desaparición de los estudiantes, la exfiscal colombiana dice que esa “decisión política” es necesaria para “romper el muro” que levantaron los militares a fin de impedir que los padres de los 43, el GIEI y la Comisión para la Verdad y Acceso a la Justicia del Caso Ayotzinapa (CoVAJ) tuvieran acceso a “información sensible, de inteligencia”, que puede contribuir a esclarecer el paradero de los normalistas.

“Toda la prueba de lo que ocurrió esa noche (el 26 y 27 de septiembre de 2014 en Iguala, cuando desaparecieron los jóvenes) está ahí, en los archivos militares que el Ejército no ha querido entregar”, señala la experta que con mayor profundidad conoce el caso Ayotzinapa, el cual investigó entre 2015 y 2016, en una etapa inicial, y después, entre 2019 y 2023.

La presidenta Sheinbaum ha dicho que obtener pruebas sobre ese crimen, después de 11 años, “lleva su tiempo”, pero como indica Buitrago, en la información que ha ocultado el Ejército hay pruebas. La mandataria también confirmó ayer jueves que se han abierto “nuevas líneas de investigación”.

Buitrago considera que es bueno abrir nuevas líneas y el mismo GIEI lo había recomendado, pero dice que si estas se centran únicamente en el papel del crimen organizado en esos hechos y omiten la intervención de autoridades, policías y militares (del Ejército y la Marina) en el entramado de complicidades que propició la desaparición de los estudiantes, “sería dar un paso para atrás”.

El GIEI culminó abruptamente las dos etapas en que investigó el caso Ayotzinapa. En ambas, sus integrantes salieron de México por presiones del Ejército: la primera durante el sexenio del priista Enrique Peña Nieto y la segunda en el gobierno del morenista Andrés Manuel López Obrador. 

En las dos ocasiones, los militares se resistieron a entregar a los investigadores información que reposa en sus archivos y que es clave para esclarecer el paradero de los estudiantes.

Por eso Buitrago señala que lo que ahora haría falta es que la presidenta Sheinbaum “haga valer su condición de comandante en jefa de las Fuerzas Armadas y ordene al Ejército entregar a los investigadores del caso, cualquiera que estos sean, los archivos que se ha negado entregar a los padres, a la CoVAJ y a nosotros (los integrantes del GIEI)”.

Y explica que la información de inteligencia que contienen esos archivos –los famosos 800 folios, cuya entrega exigen los padres de los 43 cada vez que se reúnen con la presidenta— puede conducir al esclarecimiento del caso porque el Ejército había dado seguimiento, durante años, a las actividades de Guerreros Unidos, y monitoreo en tiempo real los sucesos del 26 y el 27 de septiembre de 2014 en Iguala.

Archivos esquivos

Según han demostrado interceptaciones telefónicas de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) y testimonios de los propios criminales, varios militares estaban coludidos con esa organización delictiva, la cual estuvo involucrada en el ataque y desaparición de los normalistas. 

Buitrago señala que, aunque ya se ha repetido varias veces, es necesario recordar que el 26 y 27 de septiembre de 2014 agentes de inteligencia de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) dieron seguimiento a los estudiantes desde que salieron de Ayotzinapa, se desplazaron a Chilpancingo y llegaron a Iguala.

El entonces titular de la Sedena, general Salvador Cienfuegos, identificado en los reportes como DN1, había ordenado al 27 Batallón de Infantería en Iguala, a la 35 Zona Militar y a la IX Región Militar en Guerrero dar seguimiento, incluso con fotografías “y material que se recuperara” de las actividades de los normalistas de Ayotzinapa porque estos proyectaban asistir a la Ciudad de México a la conmemoración del 46 aniversario de la masacre del 2 de octubre.

Todo este seguimiento se consignó de manera pormenorizada en los archivos de la Sedena a los que tuvo acceso el GIEI y en esos documentos “queda muy claro que había un control pormenorizado de la movilización de los jóvenes”, señala Buitrago.

Y dice que, “extrañamente”, esa fluidez informativa “se rompe” en los documentos entregados por la Sedena a los investigadores, a las 21:20 horas del viernes 26 de septiembre de 2014, justo cuando los normalistas llegan a Iguala y comienzan a ser atacados por policías municipales e integrantes de Guerreros Unidos. 

A partir de esa hora “hay un apagón informativo total” que se prolonga hasta las 22:30 horas de ese día, un lapso en el que supuestamente no ocurre nada en Iguala, pero que, según todas evidencias, es cuando decenas de estudiantes son agredidos a balazos, “levantados” por policías municipales y delincuentes, y desaparecidos.

“Es inconcebible que se diga que no se tiene ninguna información sobre lo que estaba ocurriendo a los estudiantes en esos momentos críticos, cuando había un seguimiento minucioso a sus actividades”, afirma Buitrago.

Esa información, que es la que puede indicar a dónde fueron conducidos los normalistas y qué ocurrió con ellos, es la que la Sedena se negó a entregar al GIEI y a la CoVAJ y la que, de acuerdo con los padres de los 43 y con los investigadores que mejor conocen el caso, está contenida en los 800 folios que el Ejército retuvo con el aval de López Obrador. 

Buitrago asegura que “no sólo son esos 800 folios los que hacen falta, sino las grabaciones (de las interceptaciones telefónicas) que la inteligencia militar, el Cisen, y probablemente otros organismos de inteligencia hicieron a los ataques de los estudiantes y a la forma y los lugares en que fueron desaparecidos”.

Ni prístinos ni impolutos

Comprobado como está que la “verdad histórica” fue “un montaje” del gobierno y la Procuraduría General de la República (PGR) de Peña Nieto, y que según el peritaje más rigurosos es imposible que los 43 estudiantes hayan sido incinerados en el basurero de Cocula, falta saber a dónde fueron conducidos, señala la exintegrante del GIEI.
En los folios de la Sedena que el general Sandoval rechazó entregar a los investigadores “claramente debe haber un cúmulo de conversaciones telefónicas de los perpetradores, de transcripciones y ubicaciones de las personas que estaban hablando de camiones, de traslados de los muchachos y de traspasos de un lugar a otro”, explica Buitrago.

Sostiene que “por información a la que sí tuvimos acceso, porque al principio de nuestro regreso a México (en 2019) el (entonces) presidente López Obrador ordenó abrir los archivos de la Sedena, sabemos que existe esa información adicional que nos fue negada.
“A nosotros nos entregaron lo que quisieron –plantea la exfiscal–, pero hay información que reposa en los órganos de seguridad del Estado, que tiene que estar ahí, y a la cual nunca tuvimos acceso directo, sino referencia, o simplemente se nos negó el acceso”.
En el sexenio de Peña Nieto, recuerda, hubo una “cerrazón total” de la Sedena del general Cienfuegos a entregar información que coadyuvara al esclarecimiento del caso, y con López Obrador “la voluntad política para que nosotros investigáramos estaba al principio, hasta que llegó un momento en que los militares pusieron un dique y el presidente los respaldó”.

Además, el entonces presidente comenzó a pronunciar discursos “de que muchas entidades (militares) son intocables, que actuaban prístinamente, pero era un supuesto que, hoy, con todas las noticias que están saliendo (sobre los marinos involucrados en el huachicol fiscal) se está demostrando que no es cierto”.

Buitrago señala que no sabe “si fue exceso de confianza, pero todos los elementos que se tenían, por lo menos a la vista, pedían a gritos que se abriera esa compuerta para que se supiera dónde estaban los muchachos”. 

Y esa compuerta de acceso a los 800 folios de Sedena nunca se abrió. El GIEI salió de México atacado por el entonces presidente, quien cerró filas con los militares y los ubicó como víctimas de una campaña de descrédito.

Una muestra del poder que alcanzaron los militares el sexenio pasado, del grado de impunidad con el que suelen actuar y de su profunda molestia con los investigadores del caso Ayotzinapa, es que la Sedena incluso espió ilegalmente con el software Pegasus al titular de la CoVAJ entre 2018 y 2023, Alejandro Encinas, quien además ha sido víctima de persecución judicial por parte de abogados militares.

Él dijo el año pasado que es “lamentable que abogados de la Sedena litiguen contra la investigación que encabeza el presidente de México”.

La comandanta en jefa

Buitrago cree que, pese a todos los intereses que han conspirado contra el esclarecimiento del caso Ayotzinapa y de que han pasado 11 años desde la desaparición de los normalistas, todavía es posible reencausar las investigaciones. 

En ese sentido, insiste en que “la información que puede conducir al paradero de los muchachos ahí está, pero hay un muro verde que impide llegar a ella”.

Y lo que debe ocurrir entonces, asegura, es que la presidenta Sheinbaum recuerde “que ella es la jefa de las Fuerzas Militares y que los militares deben cumplir sus órdenes”.

El GIEI salió de México, Encinas dejó la CoVAJ –hoy es secretario de Planeación del gobierno de la Ciudad de México– y el fiscal especial del caso Ayotzinapa, Omar Gómez Trejo, debió refugiarse en Estados Unidos en 2022 luego de que la Fiscalía General de la República le anuló 21 órdenes de aprehensión que había emitido contra militares presuntamente implicados con los criminales que desaparecieron a los estudiantes.

Unos y otros se toparon con “el muro verde” y con la animadversión del extitular de la Sedena, general Luis Cresencio Sandoval, quien fue arropado por López Obrador. El expresidente denunció una “campaña de desprestigio” contra la institución militar. Lo mismo había ocurrido en el sexenio de Peña Nieto. 

En total, más de una decena de militares han sido procesados, pero la mayoría enfrenta el proceso en libertad. Aún hay órdenes de aprehensión pendientes contra otros elementos, incluido el coronel Rafael Hernández Nieto.

En 2022, López Obrador dejó a su secretario de Gobernación, Adán Augusto López, nombrar como nuevo fiscal del caso Ayotzinapa a Rosendo Gómez Piedra, un funcionario muy cercano al político tabasqueño.

Hoy, López está en medio de una tormenta política por su estrecha relación con el líder del grupo criminal “La Barredora” Hernán Bermúdez Requena, a quien designó como secretario de Seguridad de Tabasco cuando fue gobernador de ese estado (2019-2021, y Gómez Piedra fue removido de su cargo como fiscal en medio de acusaciones de peculado, cohecho, extorsión, abuso de autoridad e intimidación. Padres de los 43 repudian su “pésima” gestión.

Ahora la presidenta Sheinbaum habla de “nuevas líneas y métodos de investigación” del caso, que ahora está a cargo de un nuevo fiscal, Mauricio Pazarán, a quien se ubica como cercano a la consejera jurídica de la presidencia, Ernestina Godoy.

De acuerdo con Buitrago, entre las nuevas líneas que el GIEI ha recomendado seguir figura la de profundizar en el papel que jugó la Marina antes, durante y después de la desaparición de los estudiantes, pues esa fuerza militar recopilaba mucha información de inteligencia en la zona donde ocurrieron los hechos. 

Sheinbaum anunció ayer jueves que se ha insistido ante Israel en la extradición del exdirector de la Agencia de Investigación Criminal, Tomás Zerón, quien torturó a detenidos por el caso Ayotzinapa y sembró pruebas en el Río San Juan. Además, dijo que solicitó al secretario de Estado estadunidense, Marco Rubio, la extradición de dos personas que se encuentran en Estados Unidos y que han sido mencionadas en la investigación.

Buitrago señala que si esas dos personas son el exjuez de barandilla en la comandancia de policía en Iguala, Ulises Bernabé, y el exfiscal Abraham Eslava, podrían contribuir con sus declaraciones al avance de las investigaciones. 

Bernabé fue testigo de cómo un jefe policiaco sacó de la comandancia a 17 normalistas que habían sido retenidos allí, y Eslava habría participado en torturas de miembros de Guerreros Unidos destinadas a dar sustento a la ya desacreditada “verdad histórica”.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: RAFAEL CRODA.

Ayotzinapa: "Siguen protegiendo a mandos civiles, militares, estatales y federales"

Después del caso Ayotzinapa, aseguran madres buscadoras, en Iguala, lugar de la desaparición, nada ha cambiado: funcionarios, policías, agentes de tránsito y criminales siguen activos y los familiares de las víctimas perseguidos. Advierten que el gobierno de Claudia Sheinbaum no dará respuesta.

Los policías y criminales sólo recibieron órdenes, los culpables de la masacre de tres estudiantes y desaparición de 43 de sus compañeros de Ayotzinapa fueron funcionarios estatales y federales, así como mandos militares en perfecta coordinación, asegura Hilda Leguideño Vargas, madre de una de las víctimas.

El teléfono móvil de su hijo José Antonio Tizapa Leguideño estuvo activo después de su desaparición la noche del 26 de septiembre de 2014.

El 4 de octubre un agente de la Policía Estatal de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado de Guerrero (SSPGRO) tuvo el dispositivo en sus manos y no sólo eso: el celular pasó a poder de cuatro funcionarios estatales, algunos de activos en el actual gobierno, afirma.

El caldo de cultivo de ese crimen de Estado, recuerdan dirigentes magisteriales, fue el conflicto entre la Normal de Ayotzinapa y el gobierno de Ángel Aguirre Rivero, además del asesinado de al menos ocho dirigentes sociales y campesinos, entre ellos, Arturo Hernández Cardona y Rocío Mesino Mesino.

Después del caso Ayotzinapa, aseguran madres buscadoras, en Iguala, lugar de la desaparición, nada ha cambiado: funcionarios, policías, agentes de tránsito y criminales siguen activos y los familiares de las víctimas perseguidos. Por eso advierten que el gobierno de Claudia Sheinbaum no dará respuestas a los padres de los 43 estudiantes desaparecidos.

Hilda Leguideño, una mujer delgada, de tez clara, llega temprano a la Normal de Ayotzinapa. Viste pantalón de mezclilla y sudadera, calza tenis  y lleva en el brazo un estandarte con el rostro de su hijo. La mirada de la mujer de unos 40 años refleja tristeza.

Es el martes 23 de septiembre, otro día de la jornada de lucha para pedir la presentación de los 43 jóvenes. En 11 años la madre ha recorrido cientos de kilómetros en exigencia de la verdad y justicia. Está convencida de seguir a pesar de sus momentos de fatiga y desesperanza.

El tema de la entrevista es el celular de su hijo José Antonio Tizapa Leguideño. En las últimas reuniones con la presidenta Claudia Sheinbaum y el nuevo fiscal especial Mauricio Pazarán Álvarez ha vuelto a surgir información sobre el dispositivo de José Antonio.

“Estuvo activo después del 26 de septiembre (de 2014). Esa información nos la proporcionó Alejandro Encinas (ex presidente de la Comisión para la Verdad y Acceso a la Justicia en el caso Ayotzinapa) en ese momento.

“El teléfono fue usado por un policía estatal, la primera vez el 4 de octubre de 2014, ya posteriormente en esas fechas siguió siendo utilizado”, dice.

En el Informe Ayotzinapa VI “Hallazgos, avances, obstáculos y pendientes” del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) publicado en julio de 2023 hay un breve apartado sobre el tema que coincide en parte con la información que recientemente le dieron a la madre de José Antonio. 
“De las indagaciones realizadas que obran en el expediente se da cuenta que la pareja sentimental del chofer del ex Secretario de Seguridad Pública, F.F., obtuvo dicho IMEI cuando el chofer le hizo entrega de una bolsa con pertenencias de sus compañeros que estaban concentrados en CRAPOL. Por su parte, el policía estatal S.P.D., tuvo el teléfono de M.G.7 y en su declaración, C.P.D. dice que dejaron en su tienda el celular”, indica el informe en la página 82.
Varios teléfonos de los jóvenes, agrega, siguieron usándose posteriormente, lo que muestra que no fueron destruidos inicialmente como lo señaló la PGR.

“Algunos se relacionan con policías municipales de Iguala, otro al menos con policía municipal de Cocula y otro con Policía Estatal, lo que es congruente con la participación demostrada ya de dichas fuerzas, y que probablemente los teléfonos fueron incautados por las policías antes de ser entregados a otros, como Guerreros Unidos”, indica el GIEI.

Desde que la señora Hilda tuvo conocimiento de esta información, hace más de dos años, solicitó a las autoridades federales investigar a la persona que tuvo en su poder el celular de su hijo, pero desde entonces le han dado excusas para no hacerlo.

“Por motivos no quieren, dicen ellos que para no dañar la investigación no quieren que se den los nombres para no se den a la fuga”.

La solicitud además era que el agente de la policía estatal fuera llamado a declarar y que se le fincara responsabilidad por tener el celular de un estudiante desaparecido.

La respuesta de las autoridades fue que tenían que ahondar en la investigación. Luego le dijeron que el policía argumentó que ese teléfono se lo había vendido su hermana porque trabajaba en un restaurante y que ahí lo habían dejado olvidado.

En una de las cinco reuniones que han tenido, la presidenta Claudia Sheinbaum les ha mencionado a los padres que algunos dispositivos de estudiantes fueron utilizados después del 26.

Entre los casos está el de Julio César López Patolzin, el informante del Ejército infiltrado en la Normal de Ayotzinapa y que la noche de la desaparición fue abandonado por sus mandos castrenses.

Así como el de los estudiantes Jorge Aníbal Cruz Mendoza y José Luis González Parral, cuyos teléfonos móviles tuvieron actividad hasta 30 días después de la desaparición.
“La presidenta dijo que había dispositivos que fueron utilizados y que fueron usados por personas que ni siquiera habían sido llamadas a declarar.
“Le recordé que he solicitado en reiteradas ocasiones la investigación del dispositivo de mi hijo y el motivo por el cuál esas personas no han sido castigadas. Gozan de libertad siendo que tenían un celular de una persona desaparecida”.

De nuevo en esta administración solicitó una reunión con el recién nombrado fiscal especial del caso Ayotzinapa, Mauricio Pazarán, para tratar y que le aclarara el tema.

“En lo personal como es mi hijo tengo el derecho a saber la información, la solicité y me dieron una reunión en la fiscalía, he estado yendo para darle seguimiento”, dice.

Lo mismo hizo con el ex fiscal Omar Gómez Trejo para conocer con quién se había comunicado su hijo en esas horas posteriores al reporte de su desaparición.

El fiscal actual Mauricio Pazarán, revela, le entregó hace aproximadamente dos meses información nueva.

“Son cinco personas que tuvieron en su poder el celular de mi hijo, todos son funcionarios. Ya los están llamando a declarar, pero no sé cuándo van a proceder”.

Las autoridades le han justificado que tienen que armar bien la carpeta de investigación, pero que por lo pronto los funcionarios han incurrido en falsedad de declaración porque han negado todo.
“Ellos argumentan que no, desconocen del dispositivo, niegan todo, entre ellos dicen que no se conocen cuando hay evidencia de que son parte, son funcionarios”.
Leguideño Vargas asegura que los funcionarios son del gobierno del estado de Guerrero.

“Son elementos de la policía, englobemos, el primero si es policía del estado de Guerrero, los otros tienen un rango más elevado, son cinco personas, la primera persona la que dijo que lo dejaron en un restaurante y que ella su hermana se lo entregó.

“Y de ahí pasó a manos de otras personas de las que hemos señalado mucho y que hasta el momento están en libertad”.

La señora Hilda ha insistido en que se agilice la investigación en ese sentido y sobre todo la aplicación de la ley.

“Porque si tuvieron ese dispositivo y han incurrido en falsedad, pues lo que se está pidiendo es que se investigue y que proporcionen la información que tengan”.

“Si son policías o militares, si tenían cargos, algunos todavía están trabajando en el gobierno”, insistió.

La mamá de José Antonio ha pedido además estar presente en una declaración de las personas que tuvieron en sus manos el teléfono de su hijo, pero que se lo han negado bajo la justificación de que podrían denunciar “hostigamiento” y que eso iría en contra de la investigación.

“Lo que yo quiero pedirles a estas personas es que me digan el motivo porque tenían el celular de mi hijo y si ellos saben el paradero de mi hijo que me lo digan”.

“Es lo que ha dicho la presidenta, hay personas que no se han mencionado y eso es lo que se está investigando”, insiste la mamá del normalista desaparecido.

Minervino Morán Hernández, dirigente magisterial que se sumó en su momento a las movilizaciones por el caso Ayotzinapa, recuerda que antes del 2014 había conflictos de la Escuela Normal “Raúl Isidro Burgos” con el gobierno de Ángel Aguirre Rivero por el tema del presupuesto para los comedores y las becas para los estudiantes.

La entidad, además, padecía de bastante violencia e inseguridad, aunado a un clima bastante complicado para los dirigentes sociales y campesinos.

En efecto, un año antes de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa en Iguala, en el estado fueron asesinados por lo menos ocho líderes de organizaciones y activistas.

Arturo Hernández Cardona, Félix Rafael Bandera Román y Ángel Román Ramírez, de la Unidad Popular de Iguala, ejecutados extrajudicialmente y hallados el 3 de junio de 2013; Raymundo Velásquez Flores, Samuel Vargas Ramírez y Miguel Ángel Solano Barrera, de la Liga Agraria Revolucionaria del Sur Emiliano Zapata, el 5 de agosto de 2013;  Rocío Mesino Mesino, dirigente de la Organización Campesina de la Sierra del Sur (OCSS), el 19 de octubre de 2013 y Luis Olivares Enríquez, ultimado junto a su compañera Ana Lilia Gatica, el 10 de noviembre de 2013.

Tres años antes, en julio de 2011, fue asesinada Isabel Ayala Nava, esposa del guerrillero Lucio Cabañas Barrientos.

Consultado por Proceso, Minervino Morán, también ex líder del Movimiento Popular de Guerrero (MPG), considera que la exigencia de los padres de los 43 sigue siendo dolorosa y que es desesperanzadora la forma en que han sido tratados por los gobiernos de Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum, que llegaron apoyados la lucha social.

“No sólo se esperaba que pudiera haber resultados, sino que prometieron que se iba a saber la verdad, a resolver el caso de los estudiantes y lamentablemente no hay tal”.

El profesor expresa que si el gobierno de México no puede dar solución al caso, es necesario acudir a los organismos internacionales de derechos humanos para que puedan intervenir.

“Porque no es posible que, con toda la tecnología, con todos los medios para la investigación del caso no se pueda saber eso, en la actualidad, es inconcebible, se sigue ocultando la verdad del caso”, finaliza.

Sandra Luz Román Jaimes, fundadora de Los Otros Desaparecidos de Iguala, asegura que antes de la desaparición de los jóvenes en 2014 en esa ciudad del Norte de la entidad ya existía una crisis de desaparición y que lamentablemente a 11 años nada ha cambiado.

La hija de Sandra Luz Román, Ivette Melissa Flores Román, fue desaparecida de manera forzada el 24 de octubre de 2012 en Iguala.

Su caso fue investigado por la propia madre lo que le costó el desplazamiento forzado. También fue denunciado ante la Organización de las Naciones Unidas que obligó al Estado mexicano a ofrecer una disculpa pública por la falta de búsqueda e investigación.

Las desapariciones en esa ciudad, recuerda, empezaron a sonar en el 2008, pero el año en que se llevaron a su hija en el 2012, en Iguala se registraron 17 desapariciones de mujeres que pudieron ser víctima de trata.

A más de una década, los casos, incluido el de su hija, continúan en la impunidad.

“Son 17 mujeres que nadie busco. En el caso de mi hija la ONU dio seis meses a las autoridades para dar con su paradero, ya pasaron más. En 13 años no hay respuestas”.

Sobre el caso de los 43, la madre buscadora dice que muchas personas que pudieron haber tenido alguna implicación no fueron llamadas por las autoridades.

Pone como ejemplo al suegro de su hija, Humberto Velázquez Delgado, comandante de la Policía Ministerial, que le confesó que a Ivette se la entregó a presuntos integrantes de la organización criminal La familia michoacana, pero que se la devolverian años después.

Humberto Velázquez, considerado testigo clave de la desaparición de los jovenes, fue ejecutado por hombres armados en junio de 2021.

“Este señor vivía cuando lo de los 43 y por qué no lo detuvieron. Muchas personas han muerto y nunca las llamaron a juicio, por eso el caso de Ayotzinapa lo relacioné con el de mi hija.

“Me quise abrazar de ellos porque son los mismos perpetradores, gracias a los de Ayotzinapa salieron nuestros casos de desaparición”, expresa la activista.

Rememora que cuando empezó la búsqueda los 43 es cuando nació el colectivo Los Otros Desaparecidos y con el tiempo fueron surgiendo otros.

Ahora Sandra Luz Román dirige el colectivo Madres Igualtecas en Búsqueda de sus Desaparecido que lleva los casos de 245 víctimas cuyas denuncias se han presentado ante la Fiscalía General de la República y la Fiscalía de Guerrero.

“Y de ver todas las injusticias que hacen a los papás de los 43, solo los llevan a engaños, no hay justicia y no creo que no haya respuestas”, lamenta.

En la actualidad, dice, se siguen viendo a muchas personas que han estado involucradas en los casos de desaparición de personas.

“Unos están en Tránsito (municipal), otros siguen de policías ministeriales, no va haber justicia la verdad, no se va a saber, porque si quisieran hacerlo ya lo hubiera hecho”, sentencia.

—¿Qué sospechan que pudo haber pasado cuando policías y funcionarios tienen los teléfonos de sus hijos?, se le plantea a Hilda Leguideño en la cancha de la Normal de Ayotzinapa.

“No sospechamos, está comprobado que a nuestros hijos se los llevaron todas las fuerzas policiacas, ellos les quitaron el teléfono y ellos tenían en el poder ese teléfono. Ellos tienen conocimiento a dónde se llevaron a nuestros hijos”.

De los funcionarios claves que podrían ayudar a esclarecer el caso, asegura la madre, está el ex juez de barandilla municipal de Iguala, José Ulises Bernabé García, asilado en los Estados Unidos desde 2015.

De acuerdo con las investigaciones, 17 de los 43 estudiantes fueron llevados a la comandancia de la policía municipal de Iguala, pero Ulises Bernabé no lo registró en su bitácora y los entregó a un subalterno para ser trasladados a otro lugar.

El ex gobernador Ángel Aguirre Rivero, que afirma Hilda, tuvo pleno conocimiento de lo que estaba ocurriendo en Iguala.

“Unos meses antes había amenazado públicamente en algunos medios que pronto iba a poner un escarmiento a la Normal de Ayotzinapa”.

Además del ex fiscal general del estado, Iñaki Blanco Cabrera

“Iñaki Blanco fue señalado por algunas personas detenidas. Cuando el anterior fiscal Omar Gómez Trejo armó las carpetas de investigación que tocaron a los militares, a Iñaki Blanco y otras autoridades estatales fue ahí donde lo descalificaron y lo sacaron del caso. Se cortó todo y no se pudo avanzar”, recuerda.

El siguiente paso que debe dar la presidenta y el nuevo fiscal, considera, es investigar a los verdaderos responsables.

“Porque un militar, un policía, es mandado por los altos mandos y aquí tuvieron pleno conocimiento todos. Está demostrado que todos estuvieron informados de lo que ocurría”.

—¿Cuáles autoridades estatales estuvieron directamente implicadas?, se le pregunta

“Fue toda una coordinación de las autoridades del estado de Guerrero con las federales, aquí no es solamente un grupito que se menciona de la delincuencia organizada.

“Quienes realmente se llevaron a nuestros hijos fueron todas las fuerzas policiacas, los entregaron si a la delincuencia organizada, pero quien ejecutó toda la desaparición, fueron las autoridades que tuvieron pleno conocimiento, los altos mandos dieron órdenes.

Insiste:
“Mientras no se toquen a los altos mandos no vamos a dar el siguiente paso que es la justicia, se siguen encubriendo a los responsables, nos siguen llevando a reuniones donde nos repiten lo mismo para irnos sobrellevando, se acaba un sexenio viene otro, lo que quieren es desgastarnos”.
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: LUIS DANIEL NAVA.