
La impunidad se consumó cuando a finales de ese último año, Marcos Arturo Quiñones Sánchez “El Pato”, pandillero del barrio Logran de San Diego y criminal al servicio de los hermanos Arellano Félix,recuperó su libertad del Centro Federal de Readaptación Social número 8 en Los Mochis, a donde había llegado procedente del penal del Altiplano, tras compurgar una pena de 11 años diez meses 15 días de prisión por delincuencia organizada.