En 2024 se decretó la gratuidad en todos los servicios de salud y la eliminación de cuotas, sin dar más presupuesto al sector. El Hospital General es uno de los más afectados por la decisión: sin personal, insumos ni medicamentos, en sus alrededores deambulan decenas de pacientes que no pueden ser atendidos.
“Mi esposo está en urgencias desde hace cuatro días porque no hay cama adentro”, dice Librada Flores, de 52 años. Sigue esperando noticias desde la banqueta del Hospital General de México Eduardo Liceaga, en la Ciudad de México, donde llegan pacientes de todo el país que requieren tratamiento especializado y no tienen seguridad social.
Librada cuenta que su esposo, Raúl Morales, de 57 años, es diabético, pero desde hace un mes tiene complicaciones en los pulmones. Esto los ha hecho ir y venir del hospital de Ecatepec al Hospital General. En uno no tienen los aditamentos para tratarlo, luego de drenar sus pulmones, y el otro está saturado.
La mujer relata que días antes, empujando a su marido en silla de ruedas por el hospital, lloró y suplicó como pocas veces en su vida para que lo recibieran. El doctor le mostró el área de urgencias. “Mire, vea, no le estamos engañando, no hay cupo”. Ella, con todo el llanto, le suplicó: “Atiéndamelo aquí, en su silla”.
Librada rememora el momento con tono de alivio: “Le toqué el corazón al doctor. Al final sí me lo recibió”.
Además del gasto que Librada y su familia han hecho para pagar el tratamiento de diálisis y medicamentos que sumaban 3 mil pesos al mes, porque los hospitales públicos no los proveen, ahora que está en este hospital debe comprar hasta la comida para su esposo. “Nos dicen que les traigamos desayuno, comida y cena, porque en urgencias no dan comida”.
Efectivamente, el área de urgencias se enfoca en estabilizar a pacientes ante una emergencia y, dependiendo del estado de salud, se da de alta o se interna. En teoría, no deberían pasar más de 24 horas ahí. Pero la realidad es otra.
En este caso, Raúl necesita atención especializada por el líquido acumulado en sus pulmones y la dificultad para respirar que lo mantienen utilizando tanque de oxígeno. Debía ser internado, pero no hay camas disponibles. Los doctores debían decidir: mantenerlo en urgencias o decirle a la familia que buscaran otro sitio. Optaron por lo primero.
Decir que no hay espacio de atención habla de un problema real porque el tamaño del hospital lo coloca como uno de los más importantes del país. Tiene mil 192 camas instaladas. 808 están en el área de hospitalización y 384 en atención transitoria o provisional.
Pero para hacerlas efectivas también se necesitan médicos, enfermeras, insumos y medicamentos. Pero en este momento todo está rebasado. Por eso, personas como Raúl están en una cama de urgencias y otros más ni siquiera eso: ocupan una silla o fueron enviados a buscar otro hospital.
La gratuidad trajo saturación en el Hospital General de México
En su último año de gobierno, el expresidente Andrés Manuel López Obrador decretó la gratuidad de los servicios de salud. “La salud no es un privilegio, es un derecho del pueblo; ya está establecido en la Constitución. (…) Tenemos el compromiso de dejar funcionando el sistema de salud pública y queremos que sea el mejor sistema de salud pública del mundo”, dijo en mayo de 2024.
Esto se traduciría en que nadie pagaría por servicios de salud ni medicamentos porque sería absolutamente gratuito. A diferencia de las cuotas de recuperación que cobraban los hospitales públicos de acuerdo al nivel socioeconómico de los usuarios.
Si bien esos cobros eran mínimos en comparación con cualquier otro sistema privado, había personas de ingresos tan limitados que cualquier cantidad significaba una fortuna. Pero por otra parte, las cuotas significaban ingresos para la operación de los hospitales ante un presupuesto gubernamental siempre insuficiente.
El primer paso de la gratuidad fue la cancelación de las cuotas y la prohibición al personal médico de todos los hospitales públicos de solicitar insumos o medicinas a los pacientes. Además de una campaña de difusión desde la conferencia presidencial y sus redes sociales para informar a la gente que no debía pagar por nada.
Sin embargo, el decreto de gratuidad no vino acompañado de aumento de recursos, sino de recortes.
En el primer año de gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, el Hospital tendrá 4 mil 791 millones de pesos de presupuesto. En 2024 tuvo 5 mil 241 millones de pesos, de acuerdo con el Presupuesto de Egresos de la Federación.
Eso significa que uno de los principales hospitales del país tendrá 449 millones de pesos menos. Aún así, tendría que cumplir la encomienda de recibir a toda persona que solicite el servicio y sin cobrar un solo peso extra.
“La capacidad del hospital está totalmente rebasada”
Aunado a la falta de ingresos propios por las cuotas de recuperación, el resultado es que las carencias cada vez son más graves. Uno de los efectos es la saturación: la demanda se ha incrementado, pero no así los recursos humanos y materiales, explican trabajadores del hospital.
Por eso, en la entrada de emergencias del hospital, donde la desesperación de los enfermos y sus familias es más desgarrador, el personal del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud (SNTSA) colocó una manta con el siguiente mensaje:
“Informamos a todos los usuarios que la capacidad de atención de la institución está totalmente rebasada, lo que ocasiona condiciones no óptimas para brindar una adecuada atención. Las condiciones bajo las cuales se está trabajando son: capacidad de atención rebasada, falta de insumos básicos, falta de personal y proyectos de reorganización de los distintos servicios aumentando la capacidad de atención con las mismas plantillas de personal y sin la infraestructura adecuada”.
Lo hicieron para buscar comprensión entre los pacientes y sus familias. Para informar que la falta de atención no depende sólo del médico de turno, sino de las herramientas para poder trabajar. Algunas veces lo logran, otras más, cuando la desesperación por la gravedad de los pacientes apremia, los únicos en recibir los reclamos son los médicos.
Y no es la única presión que enfrentan. Poco después de colgar esa manta, una televisora transmitió imágenes de la saturación del área de urgencias. Lo que vino después no fue la solución al problema, sino la amenaza al personal para investigar quién había filtrado los videos y la advertencia de no hablar con medios de comunicación o su trabajo estaría en riesgo.
Ni siquiera el personal sindicalizado se atrevió a desafiar la instrucción después. Quienes estuvieron dispuestos a dar su testimonio para este reportaje lo hicieron bajo condición de anonimato.
Una de las personas trabajadoras del hospital muestra documentación oficial con los requerimientos de insumos de noviembre de 2024 a enero de 2025. En enero, por ejemplo, enlistaron 600 pares de guantes de látex para examinación y 3 mil gasas, pero no entregaron ni una sola.
“¡Gasas! ¡guantes! Es lo más básico entre lo básico. Jamás habían faltado cosas así”, relata la persona trabajadora. Esa semana tampoco les surtieron las 60 piezas de antiséptico solución solicitadas; las 2 cánulas faríngeas, 2 tubos endotraqueales, 10 catéteres, 10 conectores de una vía, los 60 conectores libres de uso de agujas, ni los 600 cubrebocas.
Cada semana siguen acumulándose los pedidos sin surtir, como las 600 jeringas, 10 sondas gastrointestinales, o 10 rastrillos. Mientras que entre las cosas que sí entregaron están 8 paquetes de ropa quirúrgica, y 20 vendas elásticas.
Por eso es que a veces el personal coopera para comprar las cosas más básicas, pero no siempre puede. Ahora, además, se suma otro miedo: si prescriben medicamentos o insumos para comprar por fuera, los usuarios podrían reportarlos porque ahora tienen claro que todos los servicios son gratuitos. Lo que no saben es que la gratuidad no vino con presupuesto.
Y es que en este hospital todo es faraónico, menos los recursos. Atiende especialidades de medicina crítica, obstetricia, oncología, geriatría, neumología, neurología y neurocirugía, salud mental, nefrología, cirugía bariátrica, citopatología, cirugía de columna, y medicina paliativa.
Cada año se realizan 5 mil atenciones en urgencias y 621 mil consultas. En sus 50 quirófanos se realizan 30 mil cirugías, y recibe a 540 estudiantes de medicina y 850 residentes mexicanos y 166 extranjeros estudian posgrado.
Tiene más de 100 años de operación y actualmente, dicen los trabajadores, la vocación y voluntad lo siguen manteniendo. Animal Político pudo entrar al hospital y, efectivamente, el área de urgencias está llena.
Lo mismo hay personas en camas, que en sillas, doblados del dolor, llorando o ensimismados esperando a que médicos o enfermeras los revisen. El personal no para, va de un lado a otro, revisa a uno, al siguiente de la cama, suministran medicamentos; avanzan así cada fila de enfermos. Sus horas de turno están topadas, y las enfermeras tienen que trabajar hasta 10 días sin descanso por falta de personal.
La infraestructura, insiste una de las entrevistadas, cada vez está más deteriorada. Y es que si no hay recursos para medicinas, menos para las reparaciones. Aunque el hospital tiene una torre “nueva” de menos de una década, sin el mantenimiento adecuado también se deteriora. Como muestra, señala los estragos de los temblores, pequeñas grietas que no han sido revisadas, sanitarios clausurados, plafones caídos, pisos levantados.
Mientras que los edificios más antiguos tienen condiciones deplorables. En una área de internamiento, los enfermos que están a unos metros del baño deben soportar el olor pestilente por la falta de registro en la coladera y el mal estado de los retretes. La falta de fumigación, mantenimiento en las tuberías y hasta artículos de aseo ha provocado que las ratas se metan hasta los dormitorios.
Aún así, esta es la única esperanza para miles de personas que no podrían encontrar atención médica en otro espacio, como Leticia, quien pasa las noches afuera del hospital mientras su sobrino Jorge, con leucemia, es atendido dentro.
“Aquí te atienden muy bien los especialistas, con mucho respeto. Hacen su trabajo con mucha excelencia, enfermeras y enfermeras. De eso no hay ningún problema. La cosa es que falta material para ellos, para que nos atiendan. ¿Qué está pasando, por qué están recortando? O quieren que nos muramos todos aquí, pues?”, reclama Leticia.
FUENTE: ANIMAL POLÍTICO.
AUTOR: NAYELI ROLDÁN, FRASUA ESQUERRA.
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