La manifestación pacífica que hicieron en Mexicali capital de Baja California, contra el Gobierno de la morenista Marina Ávila Olmeda, el sábado 17 de mayo, sí fue reprimida con una acción pasivo agresiva tanto del Gobierno del Estado como del Ayuntamiento de la ciudad: a las 8:19 de la noche, cuando la concentración masiva llevaba tres horas, les apagaron la luz mercurial. Y los manifestantes, en la oscuridad, comenzaron a dispersarse.
Esta acción de represión no fue obra de la Comisión Federal de Electricidad. Resulta que, en el centro cívico de Mexicali, donde fue la manifestación al concentrarse en ese punto las sedes de los tres poderes, el Congreso del Estado, el Tribunal Superior de Justicia, el centro de Gobierno y el Palacio Municipal, estos dos últimos poderes son los que tienen los centros de energía para la luz mercurial que ilumina la zona, y prácticamente, para diseminar la pacífica protesta, les bajaron la palanca de la electricidad.
El momento en que dejan sin luz a la manifestación, fue captado en muchos videos e incluso en transmisiones en vivo, que algunos de los asistentes y pocos, pero poquísimos medios de comunicación que acudieron, estaban realizando. De repente, la fiesta mexicalense de la carnita asada, fue dejada sin luz, sin energía, y ahí terminó.
¿Qué más pacífico puede haber para protestar que la convocatoria a una carne asada? Una reunión para compartir alimentos, que generalmente se realiza en familia o con amigos, fue la forma de unir, sin violencia ni agresión, a los ciudadanos que no están conformes con el Gobierno de la primera mujer mandataria estatal de Baja California, la morenista Ávila Olmeda.
Los que no estuvieron a la altura de la carne asada de los capitalinos en Baja California, fueron los gobiernos que no sólo ignoraron la protesta pacífica, también la reprimieron al dejarla sin luz mercurial. Ya desde temprano, autoridades habían tapiado los edificios de Gobierno, como si los manifestantes (que no lo hicieron ni dijeron que lo harían) fuesen a vandalizar la zona con una carne asada. Nada de eso, en esa manifestación, la sociedad mexicalense dio lección de civilidad, de protesta pacífica y de armonía en la comunidad.
Fueron miles de personas las que se reunieron en distintos momentos en el centro cívico de Mexicali para convivir y con ello protestar. Inaugurar una nueva forma de inconformarse: por las buenas, compartiendo alimentos y festejando su libertad de discernir de un Gobierno al que acusaron de insensible y que pues sí, termino siéndolo. No sólo con el hecho de bajarles la palanca de la energía eléctrica para evitar que continuaran con su fiesta-carne asada-protesta, sino que los han ignorado.
Desde al Ayuntamiento de Mexicali hasta la Presidencia de la República, pasando por el partido Morena, todos se han referido de manera socarrona y burlesca a la protesta con carne asada de Mexicali. Algunos han intentado desviar los hechos y la atención, justificando en la política la inconformidad ciudadana que surge en Mexicali contra el Gobierno del Estado, a razón no sólo de la inseguridad que priva en la entidad, también del hecho que, a la Gobernadora y a su esposo, Estados Unidos les haya retirado la visa para internarse en ese país. Fue, de hecho, la ausencia de información en esta prohibición a la pareja estatal, la que dio pie a la organización de la sociedad para protestar con una carne asada.
Sin embargo, a esas alturas de la inconformidad social, el 17 de mayo la Gobernadora de Baja California no había recibido el respaldo total de la Presidenta de la República o de su partido. De hecho, fue a partir de la carne asada, es decir, de la manifestación social contra el gobierno morenista de BC, que el Gobierno de la República primero, y el partido después, lanzaron consignas de apoyo a la Gobernadora Ávila.
No es para menos el temor o la reacción ante el despertar social de los bajacalifornianos en la era morenista, ameritaba eso. Morena, al menos en sus inicios, se debía a la manifestación pública, a la libre expresión de las ideas en un grupo político ideológico, y a la crítica a gobiernos corruptos; pero desde que llegó al poder en 2018 en la República Mexicana y el 2019 en Baja California, esa práctica se olvidó, y dejaron de ser críticos, mucho menos son autocríticos, e intentan detener la crítica o la inconformidad ciudadana o por lo menos minimizarla cuando es contra ellos.
Aun cuando se estima que fueron decenas de cientos de personas las que acudieron a la pacífica manifestación con carne asada en Mexicali, y que algunos entraban y salían, llegaban, degustaban la comida, participaban de gritos de consigna y se retiraban, calculan que, en el momento más nutrido de la protesta masiva en la capital de Baja California, se concentraron unas nueve mil personas.
Una cifra importante de inconformes considerando que Morena escasamente lleva seis años al frente del Gobierno de Baja California y ya quema sus bases sociales. Sólo hay una concentración masiva de protesta comparable a la de Marina Ávila, y esa es la que, en 2017, se organizó contra Francisco Vega de Lamadrid, a la postre el último Gobernador del PAN, y para entonces el señalado de más corrupción. En una primera manifestación fueron 12 mil los asistentes, y en una segunda superaron los 40 mil.
Ser objeto del repudio social en Baja California, al PAN le tomó un Kiko, la intención de privatizar el agua y 28 años, considerando que triunfaron en las elecciones en 1989, y las primeras (y últimas porque después de eso perdieron) manifestaciones masivas fueron en el 2017.
En cambio, a Morena, el repudio social le ha llegado antes, mucho antes, después de un Bonilla, una Ávila, el retiro de una visa, la inseguridad y las desapariciones de personas al alza; todo en tan sólo seis años de Gobierno, considerando que la primera ocasión que en BC gobernó un representante de Morena fue en el 2019.
Porque lo que está sucediendo en Baja California, no había sucedido nunca antes. En 16 gobernadores que han administrado el Estado, seis del PRI, ocho del PAN y dos de Morena, es la primera ocasión desde 1953 en que este territorio se convirtió en Estado Libre y Soberano, que a un gobernante en funciones (así sea como dice la mandataria, por cuestiones “administrativas”) se le retira la visa para entrar a los Estados Unidos.
Pero, aun así, tanto la Presidencia de la República, como la dirigencia de Morena, han subestimado la concentración masiva de Mexicali, menospreciando el interés social, la crítica y de manera particular, a la sociedad que es electorado. Claudia Sheinbaum Pardo, la mandataria nacional, dijo que “habría qué ver quién fue por la carne asada y quién fue por…”, intentando desviar la atención de la inconformidad cachanilla con el hecho que la gente fue a comer, no a manifestarse.
Mientras que la Presidente de Morena, Luisa María Alcalde, respaldó a la Gobernadora Ávila Olmeda, pero culpó al PAN, cuando la manifestación con carne asada de Mexicali, no fue convocada por ningún partido político y sí fue una iniciativa ciudadana que pegó y bien, al grito de “fuera Marina”, algo que no escucharon, a pesar de estar consignado en videos, ni la Presidenta, ni la dirigente partidista, seguramente la Gobernadora sí, y de ahí la decisión de dejarlos sin luz para diseminarlos.
Pero no, no fue ningún partido político el que retiró la visa a la Gobernadora, sino el Gobierno de los Estados Unidos; tampoco hubo partidos políticos en el movimiento protesta de inconformidad ciudadana, sino hombres, mujeres, familias, jóvenes, de la capital del Estado, que demostraron, de la mejor forma y en paz, estar inconformes con un gobierno por el tema de la inseguridad.
Pero nada, en los tiempos de Morena, la manifestación ciudadana es ignorada, denostada, politizada y marginada, por ahora, al tiempo que ya se organizan otras protestas pacíficas en municipios de Baja California.