AUTOR: J. JESÚS LEMUS
Comenzó como la manifestación de un grupo de pobladores que se oponía a la tala ilegal de árboles. Después, las autodefensas en Michoacán fueron por más. Primero, el Gobierno Federal comenzó la ‘cacería’ de esos civiles armados. Ahora, a un año de distancia, la administración de Enrique Peña Nieto deja claro que necesita de los ‘rebeldes’ para avanzar
A un año del levantamiento, para los líderes del grupo de autodefensas en Michoacán el balance es positivo.
Han hecho más de lo que se imaginaron inicialmente: lograron desplazar del estado varias células del crimen organizado, tienen la atención del Gobierno Federal, se mantienen como un movimiento armado con prerrogativas, controlan la seguridad en uno de cada tres municipios de la entidad y le han marcado una agenda de trabajo al gobierno estatal.
Lo que comenzó como la manifestación de un grupo de pobladores en Cherán que se oponía a la tala ilegal de árboles, ahora es un movimiento aliado del Gobierno Federal, que tras fracasar en su intento de desarmarlos mejor se optó por trabajar en forma coordinada.