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Aunque parecería imposible que un narcotraficante denunciara el robo de un cargamento de droga, dadas todas las alertas, banderas rojas, inconsistencias, surrealismo, impunidad, corrupción, irracionalidad y sinvergüenzada que eso implica… sucedió. En el México lindo y querido, en el Estado 29 y en la mismita Tijuana. El colmo: los ladrones de droga fueron elementos de la Fuerza Estatal de Seguridad Ciudadana.

Los hechos sucedieron más o menos así: narcotraficantes “independientes”, es decir que no están afiliados a cártel con actividad criminal en la región, y que se van por la libre (o sea sin pagar piso a otros criminales como ellos), transportaron un cargamento de 180 kilogramos de cocaína hasta la frontera de Tijuana. “Alguien” -o sea, un afiliado criminal de una célula del Cártel de Arellano Félix- advirtió la llegada de la droga y compartió tal información con un “policía amigo”, que, a su vez, orquestó a media docena o más de agentes de la FESC, para robar la droga que había llegado doblemente irregular a la entidad: primero porque, pues, es ilegal el transporte de drogas; y segundo porque lo hicieron al margen de los cárteles, sin darles la tajada que les corresponde.

Al modo, los agentes se organizaron un operativo para ir y robar la droga, sabedores que podrían mantener la impunidad ante el hecho que asumían; nadie denunciaría el robo de la droga. En convoy oficial, utilizando unidades de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana de Baja California, a las cuales les inhabilitaron los geoposicionadores y otras herramientas digitales, llegaron hasta la zona señalada y se llevaron la droga.

Pero lo impensable: sí hubo denuncia. No oficial, por supuesto (ahora sí sería el colmo), ni a través de las redes sociales que luego utilizan para el golpeteo criminal, y tampoco con una manta amenazante que es lo más usual. La denuncia llegó a las áreas de inteligencia que, en ambos lados de la frontera, cuentan con orejas criminales.

Dada la participación de solamente oficiales de la FESC en el hurto de la coca, las áreas de inteligencia dieron parte a los mandos de la Secretaría de Seguridad, y ahí, posterior al sábado 4 de octubre, día del robo de la droga, empezó una investigación que ha develado cómo la corporación de seguridad ciudadana está infestada de grupos criminales al servicio de distintos cárteles u organizaciones ilícitas.

La semana posterior al robo, varias mantas amenazantes fueron colgadas o abandonadas en sitios públicos, y en las mismas unos grupos acusan a otros: unos elementos señalan a otros más en lo que parecía ser el juego de la papa caliente entre las áreas de inteligencia, general, enlace, investigación, operación, de la Secretaría de Seguridad. Todos echándose los 180 kilos de cocaína los unos a los otros.

¿Existe alguna corporación que se salve de la corrupción y la infiltración del narco? Difícil saberlo, pero no imposible pensarlo. Lo que sucedió con el robo de la cocaína, teniendo a agentes de la FESC como los protagonistas, evidencia que más allá de servir al narco, hay policías que ya constituyen cárteles de la droga, aunque ésta sea robada.

Desafortunadamente no es la primera ocasión que agentes roban droga en Baja California. Ha sucedido con elementos de la Guardia Nacional, de la Policía Ministerial del Estado, de las Policías Municipales, pero siempre había sido su participación en apoyo a los criminales; es decir, una célula de un cártel de las drogas que tiene un su ilícita nómina a policías de las diversas corporaciones, los utiliza en distintas tareas, por ejemplo, para que les informen de operativos en su contra y estar en posibilidades de huir a tiempo, o para que les abran camino en un trayecto por zona urbana cualquiera, o para que secuestren a adversarios criminales, o para que los aprehendan. Pero en este caso los policías no iban de refuerzo de cártel o célula alguna, sino en su propio cartelito, organizados entre ellos mismos, y con las unidades oficiales que tienen asignadas.

Los hechos, finalmente, ya están siendo investigados por lo menos por la titularidad de la Secretaría de Seguridad, a cargo del General Laureano Carrillo, y de las investigaciones internas se proveerá la información a la Fiscalía General de la República, donde se radicará la indagación dado que se trata de delitos contra la salud, o sea, implican drogas, aunque éstas hayan sido robadas a una célula criminal por parte de un cartelito de policías.

Lo surrealista de todo esto es que se iniciará una investigación por el hurto de droga a una célula criminal, no para dar con el cuerpo del delito y reparar el daño a los criminales dueños de las drogas, sino para sancionar a parte de una corporación que, de manera deshonesta, falta a su compromiso de servir brindando seguridad a los ciudadanos, robando a los criminales para obtener un provecho, en lugar de investigar, confiscar, reportar, detener, perseguir a los traficantes de droga y ponerlos a disposición, acciones que habrían sido las correctas una vez que se enteraron de la ubicación de un cargamento de droga. Pero no; como vil cartelito de policías, prefirieron robársela.

FUENTE: SEMANARIO ZETA.
AUTOR: ADELA NAVARRO BELLO.

Corrupción y fuerzas de seguridad

En BC, proceso de depuración deficiente arroja 78% de policías con exámenes de confianza aprobados, pero protocolos y resultados del C3 ignorados

El robo de 180 kilos de cocaína, ejecutado por elementos de la Fuerza Estatal de Seguridad Ciudadana (FESC) el 4 de octubre del 2025, en la Zona Este de Tijuana, y corroborado por autoridades en ambos lados de la frontera, por enésima ocasión, obliga a los integrantes de la Mesa de Coordinación por la Paz y Seguridad de Baja California a reconocer las deficiencias existentes en materia de depuración policiaca, en la utilidad del C3 y en la manera en que están ignorando protocolos y resultados.

El secretario de Seguridad de Baja California, el General Laureano Carillo, finalmente reconoció que por el tema ya tiene a 14 elementos suspendidos y están investigando “el posible mal uso de las patrullas y el equipo táctico”, aunque evidentemente el problema es más profundo.

La delincuencia organizada, la colusión de elementos estatales-federales y municipales con operadores de los cárteles en distintas actividades criminales, como “bajes” o custodia de cargamentos de enervantes, privaciones de la libertad y homicidios, durante décadas ha sido harto conocida por los bajacalifornianos y mexicanos en general. Les han cambiado el nombre a las corporaciones, pero las “mañas” permanecen y los exámenes de confianza no parecen ni contenerlos, ni detectarlos.

A largo plazo, incluso los “operativos de depuración” han servido de poco. En 2007 desarmaron a la policía de Tijuana, y entre 2008 y 2009 detuvieron a agentes municipales y estatales que liberaron años después.

Bajo el gobierno de Marina Ávila, el año pasado entre septiembre y octubre, 162 policías de la zona Sur del Valle de Mexicali fueron desarmados para ser evaluados; el 90 por ciento aprobaron y 16 agentes resultaron dudosos. Le siguieron en enero del 2025 con la policía municipal de Tecate; de los 189 agentes activos, 100 reprobaron, y en agosto informaron que 90 habían sido reinstalados después de una segunda batería de exámenes del C3, pero antes reconocieron que muchos de los no aprobados ni siquiera habían sido suspendidos.

A Rosarito le tocó entre marzo y abril. Los 264 agentes rosaritenses fueron retirados del servicio para ser examinados, y el 40 por ciento (122 elementos) resultaron reprobados y removidos, pero 33 ya están en proceso de ser reinstalados. Entre los 142 aprobados estaban Eusebio Eriberto Frausto Flores, Rosendo Valenzuela Ortega y Jorge Abel Díaz Estrada, los tres uniformados detenidos el pasado 3 de septiembre por personal de la Fiscalía General de la República (FGR) y elementos de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana de Estatal (SSPC), con orden de aprehensión por su presunta participación en una desaparición del año 2024.

El plan expuesto por el secretario de Seguridad Ciudadana de Baja California, General Laureano Carrillo, al llegar en enero del presente año, fue que esa depuración alcanzaría a todos los municipios. En el resto de las ciudades también retirarían a los municipales y los suplirían con agentes estatales, pero dadas las circunstancias, resulta obvio que valdría empezar por reevaluar a la FESC.

El 30 de junio del 2025, el Centro de Evaluación de Control de Confianza para el personal del servicio profesional de carrera de las Instituciones de Seguridad Pública en México, presentó el informe de Seguimiento de Evaluaciones a Personal Estatal y Municipal y reportó que en Baja California, de una fuerza total de nueve mil 231 elementos, el 78 por ciento (léase siete mil 149) tenían los exámenes aprobados vigentes, 359 los habían reprobado, y el resto (mil 723) o estaban pendientes de resultados o les faltaba hacer las pruebas.

De acuerdo a estos números, en junio pasado había 52 agentes de la FESC no aprobados, de los cuales se ignora el destino, pero a la fecha el secretario de Seguridad no ha informado que ninguno de los 16 agentes suspendidos e investigados esté en los reprobados, lo que también evidenciaría la ausencia de controles.

La misma estadística detalló que nacionalmente existen nueve mil 159 mandos, de los cuales seis mil 480 reportaban los exámenes aprobados vigentes y 526 habían reprobado. Pero no sabemos si algunos de ellos son de Baja California, y también se desconocen los resultados de las pruebas de los mandos militares, dado que esas las realiza la Sedena; por ejemplo, el exdirector de la policía de Mexicali, Teniente Coronel, Julián Leyzaola, (marzo-julio 2025), se retiró del cargo sin entregar las evidencias de sus exámenes aprobados.

En junio del 2022, cuando Octavio Andrée Espino Torres, asistente del jefe de la oficina del exfiscal Ricardo Carpio, fue aprehendido al intentar cruzar la Garita de San Ysidro con 29 kilos de metanfetamina, los primeros reportes indicaron que había aprobado los Exámenes de Control, pero había sido observado por el Centro de Evaluación y Control de Confianza (C3).


Brenda Valdez Jaramillo, entonces directora del C3, confirmó que Espino había aprobado sus exámenes en noviembre de 2021, pero informó que no había sido evaluado para su promoción a la oficina del fiscal, y sus pruebas vigentes no eran suficientes para darle “acceso a información sensible o manejo de recursos” que tenía en la oficina de Carpio; y esa indicación, ignorada por los jefes, estaba considerada en el protocolo.

Valdez compartió en aquel momento que “… los criterios para aprobar se han hecho más flexibles a nivel nacional, por ejemplo, si los elementos examinados fueron sujetos a una averiguación previa años atrás, ya no lo consideran antecedente; si los viejos elementos mintieron en su escolaridad para ingresar, les permiten estudiar y acreditar la escolaridad; si tienen parientes delincuentes o los han visitado en prisión, no les afecta para ser rechazados porque no son el sujeto activo del delito, pero se incluye en expediente como contexto”, y en lugar de reconsiderar estos errores, la funcionaria fue removida del cargo.

Ahora, las denuncias de los constantes acto de corrupción de los uniformados evidencian nuevamente, la urgente necesidad, primero, de tomarse en serio los protocolos y resultados del C3 que son ignorados y evadidos constantemente; y segundo, de reevaluar y reformar, crear, idear procesos de depuración, que sí sean efectivos.

FUENTE: SEMANARRIO ZETA.
AUTOR: ROSARIO MOSSO CASTRO.

Nuevo ataque a policía estatal en Culiacán cobra la vida de un agente

El agente asesinado viajaba en una patrulla de la corporación cuando esta fue presuntamente atacada por tripulantes de un vehículo, y en el fuego cruzado resultaron heridos elementos de la Guardia Nacional que se encontraban francos.

La Policía Estatal Preventiva (PEP) sufrió un nuevo ataque armado, en el que un agente perdió la vida y además resultaron heridos dos elementos de la Guardia Nacional (GN) que se encontraban de civiles. 

El agente asesinado viajaba en una patrulla de la corporación cuando esta fue presuntamente atacada por tripulantes de un vehículo, y en el fuego cruzado resultaron heridos los guardias.

Estos agentes iban de civiles en un auto particular color blanco de la marca Mitsubishi. En un primer momento se habló de una confusión entre corporaciones, sin embargo, luego del ataque, la SSPE emitió un comunicado en el que afirmaron que los agentes de la GN fueron víctimas ajenas a la agresión.
El ataque se dio en la colonia Bachigualato, alrededor de las 3:00 horas sobre sobre la Calzada Aeropuerto, entre las calles Federico Gamboa y Victoriano Álvarez en las cercanías del Aeropuerto Internacional de Culiacán.

Apenas el martes último, un agente adscrito al escuadrón motorizado fue víctima de un atentado en un estacionamiento en una colonia al norte poniente, y luego del ataque la corporación implementó un operativo en donde resultaron “reducidos” cinco presuntos agresores al interior de un domicilio. 

Estos eventos paralizaron la zona norte poniente, que ha sido escenario de agresiones a la Policía Estatal desde finales de septiembre, y con este nuevo ataque, el sector poniente se suma a las zonas en donde se han producido estas agresiones.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: AARÓN IBARRA.

“¿A los uniformados quién los cuida?”: policías de CDMX protestan en el Zócalo tras agresiones del 2 de octubre

De acuerdo con los manifestantes, las autoridades no han ofrecido garantías suficientes para proteger al personal que se despliega en eventos de riesgo, como en marchas.

Para exigir mejores condiciones de seguridad durante protestas como la del 2 de octubre, y la destitución de algunos mandos, policías de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México se manifestaron este lunes en la plancha del Zócalo.

Los elementos de seguridad declararon ante medios que las autoridades no les han ofrecido garantías para protegerlos en manifestaciones en donde se les pone en riesgo, en particular, por el llamado “boque negro”.

“En México está permitido agredir, golpear, lesionar y asesinar al policía”, dijo uno de los uniformados que salió a protestar.

En sus pancartas se leían mensajes como “Nadie cuida a los policías, ya basta” “¿A los uniformados quién los cuida?” “Justicia para el policía, el bloque negro es la delincuencia disfrazada” “No más abusos ni amenazas contra los policías”.  Mientras gritaban “¡Policía escucha, tu familia está en la lucha!”.
De acuerdo con los manifestantes, las autoridades no han ofrecido garantías suficientes para proteger al personal que se despliega en eventos de riesgo, por lo que demandaron cambios estructurales y atención inmediata a sus peticiones.

Policías resultaron lesionados tras marcha del 2 de octubre

Durante la marcha del 2 de octubre, elementos de seguridad fueron agredidos por manifestantes, dejando 94 policías lesionados, de los cuales cinco permanecen hospitalizados.

Autoridades capitalinas indicaron que 350 personas con el rostro cubierto participaron en las agresiones a establecimientos y comercios, así como a los uniformados.

Al respecto, el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana de la CDMX, Pablo Vázquez Camacho, dijo: “Queremos ser enfáticos, condenamos los hechos violentos ocurridos durante la manifestación. No cabe duda que hay quienes quisieran que nuestra policía actuara guiada por modelos del pasado, pero no. Es una policía que avanza con la mirada en el futuro”.

Tras los hechos, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, publicó un mensaje en el que expresó su solidaridad “con quienes resultaron heridos” en la protesta, e informó que instruyó un reconocimiento especial y la entrega inmediata de un bono de compensación para los elementos de la policía capitalina.

“Reconozco la valentía de las y los policías de la Ciudad de México que resistieron provocaciones sin caer en confrontaciones. A diferencia de 1968, en nuestra ciudad la policía no reprime, nuestra policía construye paz, protege a la ciudadanía y ha contribuido a la reducción de la inseguridad”, añadió.

FUENTE: ANIMAL POLÍTICO.
AUTOR: REDACCIÓN.

Policías de Playas de Rosarito detenidos por el delito de desaparición fueron vinculados a proceso

Los elementos de la Policía Municipal de Playas de Rosarito que fueron detenidos el 3 de septiembre de 2025, por la presunta comisión del delito de desaparición forzada, fueron vinculados a proceso, según informó la Fiscalía General de la República (FGR).

Fue a través de la Fiscalía Especializada en materia de Derechos Humanos (FEMDH), tras los datos de evidencia presentados, se obtuvo la vinculación a proceso de Eusebio “F”, Jorge “D” y Rosendo “V”, otorgada por un Juez de Control Federal con residencia en el Estado de Baja California.

Luego de la orden de aprehensión cumplimentada por el Ministerio Público de la Federación, adscrito a la Fiscalía Especial en Investigación de los Delitos de Desaparición Forzada.

Los hechos por los que se encontraría imputados, es la desaparición de dos personas, una de ellas menor de edad durante 2020 en el municipio donde laboraban, según precisó la corporación.

Los detenidos se encuentran en prisión preventiva justificada, con un plazo de tres meses para la investigación complementaria.

Según información publicada por ZETA, dos de los agentes detenidos también tienen denuncias ante la Fiscalía General de Baja California (FGE), Rosendo Valenzuela por abuso de autoridad y Jorge Abel por tortura, ambos durante 2019.

Asimismo, se presume que tanto Eusebio “F”, como Jorge “D”, pertenecían al grupo del ex comandante de la Policía de Rosarito, César Pedro Silva Ibáñez, detenido el 26 de abril de 2025, por el homicidio de Dulce y Hugo “N”, encontrados asesinados en la cajuela de un carro en la carretera de cuota Rosarito-Tijuana, el 18 de enero del 2024.

FUENTE: SEMANARIO ZETA.
AUTOR: REDACCIÓN.

Comando mata a oficial y a su hijo en Celaya, epicentro de violencia contra policías

Los responsables del ataque escaparon del sitio, mientras el oficial y su hijo quedaron tendidos sobre el suelo. Es el cuarto hecho de violencia en contra de elementos de la Secretaría de Seguridad Pública de Celaya en dos meses.

Un oficial de Tránsito y Policía Vial de Celaya, identificado como Efráin León, de 45 años de edad, y su hijo de 29 años fueron asesinados el martes en la noche por un comando en la comunidad Tenería del Santuario, localizada en la zona norte de Celaya, Guanajuato. Hasta el momento, la autoridades no reportan detenidos.

Se trata del cuarto hecho de violencia en contra de elementos de la Secretaría de Seguridad Pública de Celaya en los últimos dos meses. El mando policial se encontraba en su día de descanso y se incorporaría a sus actividades este miércoles, indicó la prensa local.

De acuerdo con un reporte al 911, a las 20:30 horas se registró una balacera en una casa-habitación ubicada en la calle Vicente Suárez casi esquina con Niños Héroes. Los vecinos fueron quienes reportaron el hecho a la autoridades

Los responsables del ataque escaparon del sitio, mientras el oficial y su hijo quedaron tendidos sobre el suelo. Elementos de seguridad arribaron al lugar para resguardar la zona y al percatarse de que había dos heridos de bala, pidieron que acudieran paramédicos al lugar.

Al arribar lo cuerpos de emergencia encontraron a las victimas sin signos vitales, por lo que se realizó el levantamiento y traslado de sus cuerpos para realizar las autopsias correspondientes. La Fiscalía General de Justicia (FGJ) de Guanajuato no ha dado a conocer las posibles líneas de investigación, pero informó que nueve personas fueron asesinadas en el estado el día de ayer, incluidas el oficial y su hijo, en los municipios de León, Celaya, Salvatierra, Acámbaro y Salamanca.

Medios de comunicación locales reporta que Efraín León prestó sus servicios en la corporación durante 30 años.

Celaya, epicentro de la violencia contra policías

En Guanajuato han asesinado a 33 elementos de diferentes corporaciones de seguridad en lo que va del año, ocho de los cuáles ocurrieron en Celaya, de acuerdo con la organización “Causa en Común”.

El doble homicidio ocurrido ayer es el cuarto hecho de violencia en contra de elementos de la Secretaría de Seguridad Pública de Celaya en los últimos dos meses.

También es el segundo asesinato de un efectivo de dicha corporación en una semana, ya que el pasado 18 de septiembre se reportó que Jesús Inés Mejía Rangel, un comandante de la Policía de Tránsito de 43 años de edad, perdió la vida en un ataque armado cuando salía de su casa en Celaya.

El pasado 12 de febrero murió en un ataque similar, al exterior de su domicilio, Álvaro Fernando Coria Jiménez, jefe de escoltas del Alcalde de Celaya, Juan Miguel Ramírez Sánchez, quien también había denunciado recibir amenazas del crimen organizado.

El 6 de marzo, la violencia alcanzó a Carlos Miguel Reyes Ortega, exdirector de la Policía Municipal de Celaya, conocido como “Comandante Zeus”. El exmando fue asesinado también en un ataque con arma de fuego.

FUENTE: SIN EMBARGO.
AUTOR: REDACCIÓN.
FECHA: 24 SEPTIEMBRE 2025.

Tropas criminales

En el pasado priista de la Presidencia de la República, y en la mayoría de los estados, fueron notorias por corruptas las corporaciones policíacas. La Policía Judicial Federal se llevaba por mucho la estafeta de la más corrupta al ser la protectora y cómplice de los cárteles de la droga. Allá por los inicios de la década de los noventa, por ejemplo, en Baja California, eran notorias porque la judicial federal servía al Cártel de Sinaloa, y la Policía Judicial Estatal al Cártel de los Arellano Félix.

Cuando llegó el PAN al poder central de la República, la corrupción en las policías no cambió; lo que sí fueron los nombres. Ya no era policía judicial, sino policía ministerial, como si el cambio de membrete les asegurara la depuración. Entonces se les empezó a conocer como policías “mañosteriales”, pues continuaron sirviendo a la maña. Luego fueron los AFIS, y en el populo se les conocía como los afiosos, y así con todos los nombres que siguieron, las malas prácticas no terminaron.

Las policías en México servían a los criminales; no estaban infiltradas, estaban afiliadas a los cárteles. Con esto en mente, y queriendo cambiar el esquema mafioso de las corporaciones en el país, el presidente Felipe Calderón Hinojosa sacó por primera vez, a los soldados de los cuarteles a las calles para perseguir el crimen. Lo hizo, justificaron entonces, en lo que desarrollaban un programa de depuración de las policías para deshacerse de los elementos deshonestos.

Aun cuando se avanzó en la materia, se crearon, por ejemplo, los exámenes de control, evaluación y confianza con los que hasta la fecha se evalúa a quienes tienen un cargo en materia de seguridad, y se establecieron protocolos para la mesa de seguridad nacional; pero el programa de depuración policiaca ya no lo continuó el presidente siguiente, el priista Enrique Peña Nieto.

Cuando Andrés Manuel López Obrador arribó a la Presidencia de México, y a pesar que durante los últimos 12 años había estado en contra de la política calderonista de mantener a los soldados en las calles persiguiendo el crimen, no sólo no lo hizo, sino que llegó más lejos: desapareció la policía federal, creó con elementos de la milicia la Guardia Nacional, cedió la estrategia de seguridad al Ejército Mexicano, y entregó los puertos, marinas mercantes y aduanas a la Secretaría de Marina. Le dio el total control de la seguridad a las Fuerzas Armadas.

La Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo ha mantenido el mismo escenario. A pesar de haber reactivado con Omar García Harfuch, la Secretaría de Seguridad, aun hay muchas áreas en las que las Fuerzas Armadas rigen en materia de seguridad, combate a la violencia y persecución de criminales.

Al haber cambiado de corporaciones policiacas a fuerzas armadas patrullando el país, fuese a través de la Guardia Nacional, del Ejército Mexicano o de la Armada, y no haber combatido a los cárteles, los principales agentes corruptores, es decir, los narcotraficantes, huachicoleros, secuestradores, extorsionadores, dejaron de comprar voluntades en las policías civiles, para comprar elementos de las Fuerzas Armadas que actuaran a su favor.

En Baja California ha sido una constante en los últimos seis años -en 2019 se creó la Guardia Nacional- los casos de elementos de la Guardia que han sido descubiertos apoyando a células de cárteles como el de Sinaloa, el de Jalisco o el de los Arellano. Les ayudan a trasladar la droga, en calidad de protectores, y hasta para entorpecer investigaciones. Con militares pasó lo mismo. Hace no muchos días, Ismael Zambada García, el Mayo, en su carta de culpabilidad ante una corte de los Estados Unidos, confesó que había sobornado a “políticos, policías y militares”; de hecho, cuando fue tomado por su ahijado (que lo entregó a las autoridades de los Estados Unidos en julio de 2024), el Mayo llegó a la reunión con el hijo del Chapo, acompañado de su jefe de seguridad, a quien el mismo capo identificaría como el comandante de la Policía Estatal de Sinaloa.

Por estos días en que, sin sus cabezas criminales -el Mayo y el Chapo-, el Cártel de Sinaloa está inmerso en una guerra interna entre Chapitos y Mayiza, los primeros acusaron públicamente que son militares los que protegen a los segundos.

Y de los Marinos, en los últimos días los mexicanos han conocido de la red criminal más grande que se tenga cuenta en las Fuerzas Armadas, con decenas de elementos de la Marina orquestados, asociados ilícitamente, para delinquir, para traficar con combustible a través del huachicol fiscal. Comandados por dos hermanos, los Farías Laguna, uno vicealmirante y el otro contraalmirante, utilizando a un capitán como su operador, controlaban los puertos de México a partir de la Aduana, institución cuyo control absoluto les cedió López Obrador en septiembre de 2020.

La red de marinos incluía, de acuerdo a las delaciones de uno de los participantes, a por lo menos 12 elementos por puerto en actividades ilícitas para la introducción de combustible en buques que registraban como cargueros de otros líquidos -aceites mayormente- que pagan menores impuestos a los de los combustibles. Los marinos defraudaron a la Armada, al País, a las arcas públicas, a las instituciones, a los mexicanos, todos, al organizarse criminalmente a la hechura de un cártel, para traficar combustible. Los sobornos por buque rebasaban el millón 700 mil pesos, y estos eran repartidos a los marinos participantes del huachicol fiscal.

Las tropas mexicanas, las fuerzas armadas que estaban en cuarteles y bases navales, que López Obrador oficializó en el patrullaje en ciudades y estados, y la protección de aduanas y puertos, se convirtieron en tropas criminales al servicio del narco o de sus propios e ilícitos intereses.

FUENTE: SEMANARIO ZETA.
AUTOR: ADELA NAVARRO BELLO.

Fuerzas federales y estatales toman control de seguridad de Putla y detienen a cuatro policías

Esta intervención permitió el aseguramiento de 13 armas, de las cuales no tienen autorización para portar los municipales, entre las cuales se encuentran escopetas y armas cortas, además de 10 armas blancas, así como radios portátiles a los cuales no deberían tener acceso.

En menos de 48 horas, las fuerzas federales y estatales tomaron el control de la seguridad pública del municipio de Putla Villa de Guerrero y detuvieron a cuatro policías y asegurar armas irregulares en la comandancia, informó la Fiscalía General de Oaxaca. 

En conjunto con las secretarías de la Marina (Semar) y de la Defensa Nacional (Sedena), la Guardia Nacional, la Policía Estatal, la Agencia Estatal de Investigaciones, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Estatal de Seguridad Pública y el Centro de Control, Comando y Comunicación (C4), implementaron la Operación Sable en Putla Villa de Guerrero, donde tomaron el control de la seguridad de dicho municipio.

En lo que va del año, las fuerzas federales y estatales han tomado el control de la seguridad pública de los municipios de Santa María Huatulco, donde desaparecieron un grupo de jóvenes y posteriormente aparecieron muertos en los límites con el estado de Puebla; en Juchitán, donde fueron incendiadas tiendas de conveniencia por no pagar el derecho de piso; en Pinotepa Nacional, por los recientes asesinatos y ahora Putla Villa de Guerrero, por su posible vínculo con células de la delincuencia organizada. 

Esta acción coordinada también permitió tomar control de los centros de Control y Comando del Municipio C2, el cual está integrado por más de 50 cámaras que ahora están bajo control del Estado, a través del C4. 

La Operación Sable es producto de trabajos de inteligencia criminal, los cuales permitieron detener a los cuatro elementos de la policía municipal por su posible vinculación con células delictivas locales. 

Además, que, a través del Secretariado Ejecutivo de Seguridad Pública se aplicaron pruebas toxicológicas a las y los elementos de la policía municipal. 

Esta intervención permitió el aseguramiento de 13 armas, de las cuales no tienen autorización para portar, entre las cuales se encuentran escopetas y armas cortas, además de 10 armas blancas, así como radios portátiles a los cuales no deberían tener acceso. 

En la Operación Sable, coordinada por la Fiscalía de Oaxaca en colaboración con el Gabinete de Seguridad, participan más de 600 elementos de las diferentes corporaciones, quienes tomaron el control de la seguridad en este municipio y permanecerán el tiempo que sea necesario para garantizar la tranquilidad de la población. 

Este operativo en materia de seguridad incluye patrullajes, instalación de filtros de seguridad, así como intervenciones tácticas en puntos críticos del municipio, con el propósito de localizar objetivos prioritarios de la región y a posibles responsables de delitos para presentarlos ante la autoridad correspondiente. 

La Operación Sable es una estrategia de seguridad interinstitucional que busca desarticular redes delictivas, así como lograr la detención de objetivos prioritarios generadores de violencia, por ello, se realizan intervenciones operativas que buscan atender y retomar el control de espacios estratégicos en materia de seguridad, además fortalece las capacidades de las autoridades municipales al tener la colaboración de instancias estatales y federales.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: PEDRO MATÍAS.