AUTOR: ÁLVARO DELGADO Y GABRIELA HERNÁNDEZ.
Su mala fama crece, ganada a pulso… o mejor dicho, a mano dura. Cuando el gobernador Rafael Moreno Valle seguía refinando sus prácticas represivas contra la disidencia poblana amparado en su Ley Bala, se topó con pared: la muerte del niño José Luis Tehuatlie a raíz de una bala de goma disparada por las fuerzas de seguridad del estado de Puebla, aun cuando el mandatario insiste en exculparlas. Implacable, la condena de prácticamente todos los sectores políticos y sociales de esa entidad, y aun de los nacionales –con excepción del PAN, su partido– se cierne sobre el mandatario cortándole las alas a su aspiración presidencial.
PUEBLA, PUE: Las imágenes son dramáticas: Decenas de niños de la primaria Belisario Domínguez corren con sus padres en medio de nubes de gas lacrimógeno lanzado por la Policía estatal para dispersar a unos 200 manifestantes que pretendían ingresar a la Secretaría de Finanzas, en la capital del estado.
El gas alcanzó también al hospital Betania, contiguo al edificio gubernamental, en cuya área de urgencias fueron atendidas varias personas, víctimas de la impericia policial para disolver la protesta de vendedores de autopartes que exigían la devolución de mercancía incautada.