AUTOR: ERNESTO VILLANUEVA.
MÉXICO, D.F. El STC Metro de la Ciudad de México es la joya de la corona en prácticas de corrupción a costa de la seguridad y la rendición de cuentas. Vayamos a las pruebas. Inicio ahora con sólo un caso de corrupción por su relación con la seguridad colectiva.
Primero. Las “licitaciones públicas” del STC Metro parecieran ser un medio de transparencia que coadyuva a acotar la corrupción. Acaso sea un mecanismo más sofisticado que la tradicional asignación directa. Es una mera apariencia de transparencia. En efecto, en las licitaciones públicas se hacen retratos hablados o se ponen condiciones que sólo las va a aceptar quien sabe que tiene la partida ganada y está seguro de que no se le va a requerir su cumplimiento.
El principal sistema de seguridad del Metro reside en la Red de Comunicaciones y Servicios (adquisición de los sistemas de red de comunicaciones y servicios de videovigilancia y alarmas), que fue objeto de la licitación pública internacional número 30102003-006/07, del 15 de octubre de 2007. Apenas 16 días después, el proyecto fue asignado a la empresa española Infoglobal, S.A., la cual por cierto presentó como propuesta la reproducción de los anexos técnicos de lo licitado hasta con puntos y comas.