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Los crímenes de Estado no prescriben. Exigen la reapertura del caso Aguas Blancas a treinta años de la masacre.

La reapertura del caso Aguas Blancas y la liberación de Antonio Barragán, preso político desde hace 24 años, fueron las demandas centrales en las acciones por el trigésimo aniversario de la masacre cometida por la policía guerrerense en contra de 17 integrantes de la Organización Campesina de la Sierra del Sur (OCSS) en 1995.

Con una marcha desde la comunidad, ubicada el municipio Coyuca de Benítez, Guerrero, y un mitin político en el lugar de los hechos, donde se erige un memorial, este sábado 28 de junio, sobrevivientes de la masacre, acompañados de artistas y militantes de distintas organizaciones, llevaron una ofrenda floral y, con un pase de lista, exigieron justicia y verdad para sus compañeros campesinos ejecutados extrajudicialmente treinta años atrás.

Una reunión de trabajo con la presidenta Claudia Sheinbaum es otra de sus demandas centrales, pues aseguran que a su antecesor López Obrador el caso no le interesaba y, al igual que todos los gobiernos anteriores, eligió el camino de la impunidad; por lo que demandan que la actual titular del ejecutivo federal, junto a la Secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, les atiendan con miras a reabrir el caso y sancionar a los responsables políticos de la masacre, Rubén Figueroa Alcocer, gobernador de Guerrero en el año 1995, y el entonces presidente Ernesto Zedillo.

La Organización Campesina de la Sierra del Sur (OCSS) surgió en la Costa Grande de Guerrero en el convulso año 1994, como respuesta de los campesinos de los municipios de Tepetixtla, La Unión, Petatlán, Atoyac, Coyuca de Benítez y otros más, ante las precarias condiciones del campo en esos años donde el TLC entró en vigor.

Sólo un año después de su fundación, la OCSS sufrió uno de los episodios de represión estatal que permanecen en la memoria colectiva del país e incluso en los libros de texto escolares. En el marco de jornadas de movilización de la organización, dos camionetas repletas de campesinos fueron interceptadas en el vado de Aguas Blancas por elementos de la policía motorizada de Guerrero, sometieron a sus tripulantes y dispararon contra ellos, terminando con la vida de 17 personas, dejando a 14 heridas y decenas de torturadas.

Cientos de personas de la comunidad se cuentan entre las víctimas indirectas de esta masacre, muchas de ellas viéndose forzadas al desplazamiento. Treinta años han pasado y las instituciones del estado mexicano no han dado justicia a las víctimas de Aguas Blancas; por el contrario, desapariciones, asesinatos y prisión política en contra de militantes de la OCSS ocurrieron en los años posteriores a la masacre.

Tres décadas después, las víctimas de Aguas Blancas y los militantes de la OCSS se reorganizan para exigirle a un gobierno autodenominado de izquierda, la libertad de su compañero Antonio Barragán y la reapertura del caso, como remarcaron en su mitin, los crímenes de lesa humanidad no prescriben y los culpables deben ser castigados.

FUENTE: DESINFORMÉMONOS.
AUTOR: AXEL HERNÁNDEZ.

Policía de García Luna inculpó a 2 víctimas de Aguas Blancas. Uno lleva 20 años preso

Antonio Barragán, sobreviviente de Aguas Blancas, fue capturado en 2001. En su cautiverio fue torturado, e ingresado a prisión donde continuaron las vejaciones. La Policía de Genaro García Luna lo acusó de secuestro y de diversos asesinatos, delitos que no cometió. Al igual que él, Gilberto Aguirre Baena, otro sobreviviente de la masacre de hace 30 años, estuvo preso por 21 años acusado de homicidio. Él, a diferencia de Antonio, salió libre en abril del 2023 mediante el programa de libertad anticipada y amnistía del Gobierno federal para personas injustamente presas.

La masacre de Aguas Blancas es uno de los episodios más oscuros de la historia reciente de México. Ejemplifica el uso de la fuerza del Estado para aniquilar la protesta social y el menosprecio a los campesinos organizados y en resistencia.

A tres kilómetros del poblado de Aguas Blancas, en Guerrero, el 28 de junio de 1995, hubo una emboscada. Los testimonios relatan que los miembros de la Organización Campesina de la Sierra del Sur (OCSS) iban con destino a Coyuca de Benítez con el propósito de pedir el cumplimiento de las promesas de ayuda para los cultivadores de café.

“Los campesinos iban en dos camiones de carga: el primero fue detenido en ‘El Vado’ por un grupo de policías y agentes judiciales estatales. Los hicieron descender y, con golpes, los obligaron a acostarse en el suelo, a esperar. Cuando llegó el segundo vehículo el procedimiento se repitió, pero justo antes de concluirlo los policías y agentes judiciales dispararon contra los indefensos campesinos durante casi 20 minutos”, relata la Comisión Nacional de Derechos Humanos.

El saldo: 17 campesinos asesinados; 14 heridos.


A pesar de las pruebas de que se trató de una dolorosa operación, con todos los agravantes de premeditación, alevosía, ventaja y traición, el caso estuvo rodeado desde el inicio por irregularidades en la investigación y por una total impunidad; hubo algunos detenidos, como policías y mandos medios. Pero la justicia no alcanzó a quienes dieron las órdenes desde el gobierno; el entonces Gobernador de Guerrero, Rubén Figueroa, compadre de quien fuera en ese momento presidente de la República, Ernesto Zedillo, fue protegido.

Pero las víctimas no solo se limitan a quienes fueron asesinados ese 28 de junio.

Los casos de Antonio Barragán y Gilberto Aguirre Baena muestran que la persecución en contra de los campesinos integrantes de la Organización Campesina de la Sierra del Sur se mantuvo por años.

Antonio Barragán, sobreviviente de la matanza, está preso en un penal de Morelos desde 2001. Su caso está ligado a García Luna y la manera en como solía actuar el súper policía es evidente: fue capturado sin una orden de aprehensión, torturado y acusado de secuestro y de diversos asesinatos, delitos que no cometió.

Antonio trabajaba como jornalero en San Quintín, Baja California. Ahí fue que empezó una nueva pesadilla.

La historia de su detención nos lleva a otro caso de injusticia, que es el de estar preso por un delito que no cometió. A Antonio lo detuvo el policía Eduardo Gallo y Tello que lo torturó desde que lo detuvo hasta que logró meterlo en prisión e incluso ya dentro del penal continuaron las vejaciones. La tortura quedó debidamente registrada mediante el Protocolo de Estambul que salió positivo.

La intención era, además de atribuirle el delito de homicidio, que Antonio admitiera que formaba parte del Ejército Popular Revolucionario (EPR).
“A mí me detuvo una persona de nombre Eduardo Gallo y Tello. Tenemos entendido que Genaro García Luna pues está ligado con este señor Eduardo Gallo y entre estos personajes pues me fabricaron este delito. Y esta persona, Eduardo Gallo y Tello, pues fue quien se encargó de fabricar todos estos delitos. Él fue el que me detuvo en San Quintín, Baja California”, denunció Barragán en entrevista con SinEmbargo. “En el momento que él me detuvo, pues él me torturó con un policía que se llama Rey David. Ese policía es un policía judicial del Estado de Morelos”.
Antonio recuerda que cuando lo arrestaron le colocaron esposas y lo subieron a un coche rojo en donde comenzaron a darle golpes en el estómago. Saliendo de San Quintín relata que el vehículo ingresó a un camino de terracería donde le colocaron bolsas de plástico en la cabeza. “Me ponían de dos, de tres bolsas en la cabeza de plástico este señor Eduardo Gallo con el policía Rey David. Y ahí me empezaron a decir que me tenía que declarar culpable de haber matado a los secuestradores de su hija Paola Gallo. Yo le insistía que yo no había sido quien había matado a su hija, le insistía y le insistía y pues este señor no entendió”.

“En el trayecto de San Quintín a Ensenada, pues la tortura siguió dentro del carro, me empezaron a dar toques eléctricos del lado derecho de las costillas, me empezaron a dar toques eléctricos y me salieron muchas ámpulas ámpulas, muchas quemaduras. Y en el camino, en ese mismo trayecto, Eduardo Gallo me decía 'ahora sí, cabrón, háblale a tus compañeros del EPR, que te vengan a rescatar, a ver si de aquí son bien cabrones, háblales por teléfono'. Le digo, ‘Mira, pues yo no conozco que es EPR, le digo', ‘¿Cómo no?’, dice”.


Antonio Barragán, en entrevista con SinEmbargo desde el penal de Morelos en el que está recluido, cuenta que la persecución tiene que ver con su activismo político, al ser, en el momento de la detención, miembro activo de la Organización Campesina de la Sierra del Sur y sobreviviente identificado de la masacre.

La violencia también fue institucional, ya que aunque él fue detenido en 2001, le dictaron la sentencia de 40 años hasta 2014.

“Soy un sobreviviente de esta masacre, pero no es como él quiere inculparme de algo que no. Yo soy un miembro activo de la organización campesina de la Sierra del Sur, sí. El 28 de junio asesinaron a mis 17 compañeros de la organización campesina, ahí venía yo en esas camionetas. Lo que pasa que este señor Eduardo Gallo, como le dije al principio, fue quien se encargó de llevar a cabo todo el proceso, porque que en todas las diligencias que yo logré estar en el juzgado segundo, pues siempre estaba él ahí y siempre estaba ahí él armado y siempre ahí se hacía lo que él decía al Ministerio Público, pues él traía una orden pues como de un alto mando, ahí le obedecían pues, ahí se hacía todo lo que lo que él decía imagínese un armado ahí siendo una persona civil”, denunció.

En octubre de 2024 la Presidenta Claudia Sheinbaum pidió a la Secretaría de Gobernación revisar el caso de Antonio Barragán, a pregunta expresa sobre la persecución que, como secretario de Seguridad, realizó Genaro García Luna en el sexenio de Felipe Calderón contra agrupaciones sociales, particularmente la Organización Campesina Sierra, manifestó que se revisara el caso.

Sin embargo, el equipo que acompaña a Antonio afirma que aunque ya hubo una reunión con Rosa Icela Rodríguez el pasado 4 de mayo, la respuesta es que el caso efectivamente se está revisando. Legalmente a Antonio únicamente lo han acompañado abogados de oficio, ya que no tiene los recursos para pagarse una defensa privada. Acusa que los abogados que le han asignado no le han ayudado.

“Abogados particulares no tengo, quien está al frente de mi caso es una abogada de oficio, pero la abogada de oficio ni cuenta se da de lo que se está haciendo por mi libertad, no ha hecho nada, pues tiene que como 2 o 3 meses que esta abogada agarró el caso, pero no no ha no ha hecho nada. Ahorita hay una exigencia que quieren un diálogo con la Presidenta de la República, pero no hasta ahorita yo no sé más”.

Encerrado, a 30 años de la masacre y cerca de cumplir 24 años presos, lo inunda una sensación de injusticia. Aunque se ha enfermado en algunas ocasiones, está bien de salud y se dedica a elaborar bolsas para que su familia pueda venderlas y ganar algo de dinero.

“A pesar de tantos años no puedo decir que estoy mal, sí me he enfermado, pero ahora sí que la he librado de enfermedades menores. Pero sí, en estos 24 años le he echado ganas, he estado trabajando, haciendo bolsas y luchando por mi libertad, he estado exigiendo justicia, no he parado de luchar por mi libertad”.

Su caso se suma al de Gilberto Aguirre Baena, también sobreviviente de la masacre de Aguas Blancas, quien estuvo preso por 21 años luego de ser detenido el 16 de mayo de 2002 en Mexicali, Baja California, acusado de un homicidio que no cometió.

A diferencia de Antonio, Aguirre Baena salió libre en abril del 2023 del penal de Las Cruces, Acapulco, Guerrero. Este hecho se logró mediante el programa de libertad anticipada y amnistía del gobierno federal para personas injustamente presas.

En entrevista con SinEmbargo, dijo que se trató de una masacre cobarde y cruel por parte del Gobierno. Recordó que fue una emboscada a sus compañeros que sólo traían palos, porque su manifestación era pacífica.

“El Gobierno después quiso decir que mis compañeros iban armados, pero se investigó y se supo que era mentira. Fueron rendidos y tendidos al piso, en donde les daban el tiro de gracia”, dijo para “Café y Noticias”. Agregó que él iba en una camioneta más atrás y el vehículo que masacraron fue el que iba más adelante.

Gilberto Aguirre fue uno de los integrantes de la organización que tuvo que desplazarse de la zona tras la masacre en Aguas Blancas. Migró con su familia, porque sufrió persecución por parte del Gobierno.

“Sabíamos que si el Gobierno nos encontraba nos iba a desaparecer, como lo hizo con otros compañeros”.

Gilberto fue primero jornalero en el Estado de México, luego trabajó en la Ciudad de México, para terminar en la frontera con Estados Unidos. Pero el 16 de mayo del 2002 todo cambió: “Llevaba un año trabajando y me detuvieron. Ahí comenzó mi tortura”.

“Me empezaron a golpear brutalmente. Hay imágenes de cómo llegué torturado a la cárcel. Esas imágenes fueron cuando me pusieron hielo para que se me bajara la hinchazón, pero estaba más grave. Me torturaron varios días. Había varias amenazas, porque querían que yo me declarara culpable por los muertos que había habido en Morelos. Me decían que si no lo hacía iban a matar a toda mi familia.”.

Además, afirmó que él era consciente que el Estado quería desaparecerlo. “Cuando me detuvieron me dijeron que si no me declaraba culpable me iban a entregar con el Ejército, porque ellos me estaban buscando. Me decían que me iban a matar y tirar en un canal de aguas negras y así iba a desaparecer. Querían que yo entregara a mi otro hermano y a más gente de la organización”.

Gilberto pasó en la cárcel poco más de dos décadas, su sentencia era de 40 años por homicidio calificado. Ingresó cuando tenía 30 y salió de 51 años. Su liberación fue difundida en la conferencia de prensa en abril de 2023. La entonces titular de Seguridad, Rosa Icela Rodríguez señaló que aunque se logró liberar a Aguirre Baena, quedaban pendientes los casos de Orlando Avilés Mesino y Antonio Barragán Carrasco.

En el caso de Avilés Mesino, dijo, "se están haciendo promociones ante el Poder Judicial de Guerrero, para obtener la libertad anticipada, pues lleva preso desde 2011; mientras que con Barragán Carrasco, "se necesita el apoyo del Poder Judicial de Morelos para obtener la libertad anticipada, por lo que se gestiona una cita”.

“Seguimos exigiendo justicia por la masacre de nuestros compañeros. No podemos quedarnos callados porque nuestra organización ha sufrido muchos muertos, desaparecidos y encarcelados. Le pido a la Presidenta Claudia que haya una reparación del daño, porque me robaron 21 años que pude haber hecho más en mi vida”, finalizó Gilberto.

FUENTE: SIN EMBARGO.
AUTOR: DANIELA BARRAGÁN, PERLA VELÁZQUEZ.

Piden a Sheinbaum reabrir el caso de la masacre en Aguas Blancas

La Organización Campesina de la Sierra del Sur busca que se reabra el caso por la masacre que dejó un saldo de 17 campesinos asesinados, 23 heridos de gravedad, cientos de víctimas indirectas y desplazadas, para castigar a los responsables y liberar al preso político Antonio Barragán Carrasco.

Familiares de víctimas y organizaciones sociales pidieron a la presidenta Claudia Sheinbaum reabrir el caso de la masacre de 17 campesinos en Aguas Blancas, cometida por policías de Guerrero hace 30 años y la liberación del sobreviviente y preso político Antonio Barragán Carrasco. 

El lunes 16 de junio, representantes de la Organización Campesina de la Sierra del Sur (OCSS), colectivos de desaparecidos, activistas, maestros y estudiantes anunciaron la jornada nacional “Aguas Blancas, 30 años de impunidad ¡Justicia y libertad para Antonio Barragán Carrasco!” del 20 al 28 de junio.

Las actividades son para visibilizar la impunidad en que se ha mantenido la masacre de Aguas Blancas y promover una campaña por la libertad de Antonio Barragán, dijeron organizadores. 

Norma Mesino Mesino, líder de la OCSS, recordó que el 28 de junio próximo se cumplen 30 años de la masacre de Aguas Blancas, considerada un crimen de lesa humanidad perpetrada por el exgobernador Rubén Figueroa Alcocer, con la asesoría del general Mario Arturo Acosta Chaparra y con el consentimiento del entonces presidente, Ernesto Zedillo Ponce de León. 

La mañana de aquel 28 de junio de 1995, la Policía Motorizada de Guerrero, disparó en contra de un contingente de la OCSS que se dirigía hacía Atoyac de Álvarez para participar en una manifestación para pedir la presentación con vida de su compañero Gilberto Romero Vázquez y demandar insumos para el campo. 

Fue la entonces presidenta municipal de Atoyac postulada por el PRD, María de la Luz Nuñez Ramos, ahora morenista, quien le habló al entonces gobernador Rubén Figueroa para pedirle el apoyo de la policía para detener a los manifestantes. 

Otro de los responsables por encabezar a los policías judiciales fue José Rubén Robles Catalán, entonces secretario general de Gobierno. El poderoso exfuncionario fue asesinado el 6 de julio del 2005. 

El saldo de la emboscada fue el asesinato de 17 campesinos, 23 heridos de gravedad, cientos de víctimas indirectas y familias desplazadas. 

Mesino Mesino indicó que el crimen de Aguas Blancas es un hecho atroz que demostró que las prácticas del terrorismo de Estado aplicadas por el gobierno mexicano desde los setenta no se habían terminado. 

Lo que ha faltado en tres décadas, dijo, ha sido justicia. 

Dijo que buscan “el castigo a los autores materiales e intelectuales que perpetraron este crimen de Estado y que éste asuma su responsabilidad en cuanto a la reparación integral y las garantías de no repetición”. 

Acusó que ningún gobernante de ningún partido ha mostrado voluntad para enjuiciar a los responsables de la masacre. 

Por el contrario, dijo, sus compañeros que han alzado la voz para exigir justicia han sido asesinados, como sus hermanos Miguel Ángel y Rocío Mesino Mesino, además de Arturo Hernández Cardona, Luis Olivares Enríquez, Raymundo Velázquez Flores, Ranferi Hernández Acevedo y Marco Antonio Suástegui. 

Agregó que los sobrevivientes de la masacre fueron perseguidos, detenidos, torturados y encarcelados con delitos prefabricados, como es el caso de Antonio Barragán Carrasco que en septiembre cumplirá 24 años encarcelado “injustamente”. 

Del caso de Antonio Barragán, otros representantes de la OCSS, aseguraron que fue detenido en 2001 sin una orden de aprehensión en San Quintín, Baja California y trasladado a un penal de Morelos, donde ha sido víctima de tortura. 

Uno de sus torturadores fue Eduardo Gallo y Tello, supuesto defensor de derechos humanos y subordinado del otrora secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna. 

Sobre Barragán Carrasco le pesan al menos tres sentencias que suman 110 años de prisión. 

“Por no tener dinero, por no tener abogado para defenderse está ahí”, denunciaron activistas. 

En la conferencia fue presentado en audio, que grabó en prisión, Antonio Barragán acerca de la masacre de hace 30 años.  
“Veníamos de Tepetixtla dos camionetas llenas de integrantes de la Organización Campesina de la Sierra del Sur. Al llegar al vado de Aguas Blancas policías estatales nos marcaron el alto diciéndonos que nos bajáramos de la camioneta, nos bajamos rápidamente, nos tiramos al suelo pecho tierra cuando empecé a escuchar la balacera, muchos disparos fuertes y la quejadera de los compañeros, de cómo morían, se escuchaban gritos”. 

“Así como estábamos pecho tierra fueron acribillados mis compañeros, rendidos, desarmados. Su misión era terminar con nuestra organización”.
El preso político también pidió en el audio a la presidenta de México Claudia Sheinbaum y a la gobernadora de Morelos, Margarita González Saravia una audiencia para tratar su caso.

La OCSS y las organizaciones sociales presentes demandaron una mesa urgente de diálogo para atender su demanda de justicia con la presidenta Claudia Sheinbaum y con la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez. 

La libertad inmediata e incondicional de Antonio Barragán Carrasco; castigo a los autores materiales e intelectuales de la masacre de Aguas Blancas y justicia para los campesinos masacrados, así como para todos los militantes de la OCSS y de las organizaciones sociales asesinados por el Estado mexicano. 

En la ronda de preguntas, Norma Mesino dijo que Aguas Blancas es un delito que no prescribe y que el gobierno de Claudia Sheinbaum debe reabrirlo y no mantenerlo en la impunidad como en gobiernos anteriores. 

“Muchos de los perpetradores están en el gobierno de la 4T, estos casos de impunidad deben ser reabiertos. De esa manera estaría saldando una deuda histórica con el movimiento social”, dijo la activista. 

Las actividades que comprenden la jornada nacional en la Ciudad de México son: viernes 20 de junio a las 7 de la noche, en el foro “Aguas Blancas. Verdad, justicia y castigo a los culpables”, en el edificio de la Sección 9 de la CNTE en la colonia Centro. 

El sábado 21 de junio a las 11 de la mañana el Encuentro Campesino y Popular, en los Pedregales de Coyoacán. 

En Guerrero el 25 de junio a las 10 de la mañana se realizará el foro “Impunidad en las violaciones a los derechos humanos. Testimonios de sobrevivientes y análisis del caso Aguas Blancas”, en el Centro de Investigación y Posgrados en Estudios Socioterritoriales de la UAG en Chilpancingo. 

Y el sábado 28 de junio a las 10 horas una marcha del pueblo de Aguas Blancas al lugar de la masacre, en el municipio de Coyuca de Benítez.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: LUIS DANIEL NAVA.

Persiste violencia contra comunidades a 28 años de la masacre de Aguas Blancas: OCSS

A 28 años de la masacre de Aguas Blancas, que dejó 17 campesinos asesinados en Guerrero, persiste la violencia contra las comunidades y la falta de justicia, pues el exgobenador y «principal culpable» de la matanza, Rubén Figueroa Alcocer, sigue impune, denunció la Organización Campesina de la Sierra del Sur (OCSS).

«El Estado es el primer responsable de la violencia expoliadora contra los pueblos», aseguró la organización, pues los gobiernos, agregó, «aunque se digan “progresistas”, “de izquierda” o de “nuevo régimen”, se han reconvertido en estados para la continuidad del despojo».

Detenidos por la masacre de Aguas Blancas, el “otro montaje” de Genaro García Luna

Hace unos días liberaron a un sobreviviente de la masacre de Aguas Blancas tras 21 años en prisión; fue detenido de manera extrajudicial por personal del entonces director de la Agencia Federal de Investigación (AFI), Genaro García Luna.

Gilberto Aguirre Bahena y Antonio Barragán Carrasco, sobrevivientes de la masacre de Aguas Blancas, en 1995, y activistas de la Organización Campesina de la Sierra del Sur (OCSS) fueron detenidos el 16 de mayo del 2002, en  Baja California, de manera extrajudicial por personal del entonces director de la Agencia Federal de Investigación (AFI), Genaro García Luna, en la actualidad preso en Estados Unidos por relación con el crimen organizado.

Este miércoles 5 de abril, después 21 años de encierro por los supuestos delitos de secuestro y homicidio, a los que le inculpó García Luna, Aguirre Bahena salió de prisión en Acapulco.

Sobreviviente de la masacre de Aguas Blancas fue liberado: SSPC; pasó 21 años preso

La Secretaria de Seguridad señaló hoy que el Gobierno trabaja para conseguir otras dos preliberaciones similares al caso de Aguirre Baena.

La titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), Rosa Icela Rodríguez Velázquez, informó esta mañana que Gilberto Aguirre Baena, sobreviviente de la masacre de 17 campesinos el pasado 28 de junio de 1995 en Aguas Blancas, Guerrero, obtuvo su preliberación tras haber sido torturado para declararse culpable.

Liberan a Gerónimo Hernández, preso político sobreviviente de Aguas Blancas

Después de 20 años y tres meses en la cárcel, fue puesto en libertad Gerónimo Hernández Refugio, sobreviviente de la masacre de Aguas Blancas y preso político en el penal de Chilpancingo, Guerrero, por el presunto delito de secuestro el 10 de diciembre de 2002.

Tras su liberación, el también integrante de la Organización Campesina de la Sierra del Sur (OCSS) aseguró que luchará por la libertad de todos sus compañeros, así como exigió justicia para los luchadores sociales asesinados Rocío Mesino, Ranferi Hernández y Arturo Hernández Cardona.

A 27 años de la masacre de Aguas Blancas, exgobernador sigue sin castigo: OCSS

A 27 años de la masacre que dejó 17 campesinos asesinados en la comunidad de Aguas Blancas, Guerrero, el exgobenador Rubén Figueroa Alcocer sigue sin castigo y el caso continúa en la impunidad, denunció la Organización Campesina de la Sierra del Sur (OCSS).

En el marco del aniversario de la masacre, perpetrada por elementos de la policía estatal motorizada el 28 de junio de 1995 contra integrantes de la OCSS, la organización acusó que la situación de violencia contra las comunidades y pueblos de México continúa en la administración actual a través de los megaproyectos, las minas, la militarización y la presencia de grupos delincuenciales y paramilitares. «Se decreta el fin del neoliberalismo y siguen los despojos», aseguró la OCSS en un comunicado.