AUTOR: CARMEN ARISTEGUI.
La divulgación de la conversación telefónica de Purificación Carpinteyro, en la que se le escucha proponer una idea de negocio a un antiguo compañero suyo en Telefónica, fue milimétricamente calculada. Quien realizó el espionaje y difundió su contenido midió con precisión los efectos que causaría pero, sobre todo, el momento en que los causaría.
La intervención fue hecha hace varias semanas. Se buscó distraer la atención pública y mediática justo en el momento en que se perfila un periodo extraordinario para aprobar un dictamen de leyes secundarias, cuyos contenidos hacen temer una contrarreforma y un saco de regalos para Televisa.
Una de las voces más fuertes y autorizadas, en el Congreso, en materia de telecomunicaciones, tuvo que excusarse de participar justo en el momento más crítico y en el que están por ocurrir grandes definiciones y no necesariamente a favor del interés general.