AUTOR: JENARO VILLAMIL.
MÉXICO, D.F. (apro).- En el 2014 se debe concretar la licitación de, por lo menos, dos cadenas de televisión abierta, en señal digital, a la que se comprometieron el gobierno federal, el Congreso y el nuevo organismo regulador, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (Ifetel).
Ingenuamente, se cree que con dos cadenas nacionales (o una serie de grupos regionales) se podrá acotar el enorme poder e influencia que tienen Televisa y TV Azteca sobre la población y la clase política mexicana. El gran riesgo no es que mejore la televisión sino que se agudicen los vicios, trampas y la degradación de contenidos bajo un modelo que privilegia lo comercial sobre lo creativo, el rating por encima de la especialización de las audiencias, la docilidad política hacia el gobierno para obtener enormes privilegios y recursos públicos.
Veamos por qué más cadenas de televisión no garantizan una mejor pantalla.