Después de la álgida discusión sobre el aplazamiento del apagón analógico en la ciudad de Tijuana, Baja California, hay muchas lecciones por aprender de este programa piloto, entre las principales, está la responsabilidad que corresponde a cada uno de los actores involucrados en este proceso, que debería de culminar en el 2015 con la transición a la televisión digital terrestre en todo el país, y que forma parte de las bases que se deben de sentar para la competencia de la televisión abierta, en aras de poder tener otras opciones informativas y de entretenimiento.
Es inaceptable que se pretenda diferir nuevamente el apagón por esta circunstancia, así que tanto autoridades como partidos, deben de preverla para dar entrada a la competencia y el pluralismo en la televisión, y para ello es indispensable que la mayor parte de la población pueda acceder a las señales digitales. Los partidos políticos, a su vez, deberían de asumir su responsabilidad legal de no utilizar con fines de cooptación del voto este proceso, como ya lo hicieron en declaraciones insolventes en Baja California.