Chávez descansa ya
Maduro y la mano de EU
Exigencias en el Vaticano
Julio Hernández López / Astillero
La figura de Hugo Chávez fue convenientemente demonizada para generar un infundado temor electoral en sociedades donde asomaba la posibilidad del cambio desde la vía pacífica. En México así sucedió especialmente en los comicios de 2006, cuando los múltiples poderes de élite amafiados para frenar a Andrés Manuel López Obrador asociaron en términos propagandísticos al venezolano con el tabasqueño, sin que siquiera éstos se conocieran personalmente ni mantuvieran comunicación o alianza política, en una maniobra de guerra sucia cuyos efectos de división social, atraso político y agravamiento de la corrupción y la injusticia se vivieron durante el periodo del calderonismo y continúan.