AUTOR: J. JESÚS ESQUIVEL
La llegada de Enrique Peña Nieto a Los Pinos renovó los afanes del gobierno estadunidense para combatir al narco en territorio mexicano. Para lograrlo, el Pentágono desempolvó y rediseñó un plan antiterrorista ofrecido inicialmente a la administración calderonista y que incluía la captura de Joaquín El Chapo Guzmán. Documentos del Departamento de Defensa indican que el propósito es fortalecer el Comando Norte de Operaciones Especiales para ampliar y mejorar el adiestramiento de efectivos de las fuerzas de seguridad de México… y ese adiestramiento incluye técnicas de espionaje, secuestro y tortura.
WASHINGTON: El regreso del PRI a Los Pinos le volvió a dar alas al Pentágono, que como parte de su estrategia de combate al narcotráfico intenta aplicar en México las tácticas antiterroristas que usa en Medio Oriente desde hace varios años, para lo cual ya ha entrenado a numerosos efectivos militares y policiacos mexicanos.
“El objetivo es que las fuerzas de seguridad de México tengan la capacidad de ejecutar cinco tácticas esenciales en esta lucha: componer, terminar, explotar, analizar y diseminar”, sostiene uno de los documentos, obtenido por Proceso, del Comando Norte de Operaciones Especiales, perteneciente al Comando Norte (Norcom).
Uno de ellos revela que “con la venia” de Felipe Calderón, desde 2010 y hasta mediados de 2012 el Pentágono instruyó a soldados, marinos y policías mexicanos en métodos de espionaje, tortura, ataques sorpresa y secuestro.