AUTOR: ROCÍO CEPEDA.
El magnate mexicano quiere ganar en todas las canchas. Movió jugadores en el Congreso para detener la Ley Telecom y ahora podría adueñarse de la final del fútbol mexicano poniendo en evidencia el espinoso tema de la multipropiedad.
A Carlos Slim le gusta ganar todos los partidos que juega.
Ya sea en su Territorio Telcel, los pasillos del congreso mexicano, o en las canchas del futbol nacional. La estrategia es nunca perder... cueste lo que cueste.
Sus jugadas de pizarrón se ven en todos los sectores. Sus empresas acaparan carreteras, bancos, construcciones, patrullaje, cámaras de vigilancia y telecomunicaciones.
Pero ahora quiere meter sus goles –poco a poco y gracias a una sustanciosa inyección de capital– en los equipos más importantes del futbol mexicano.
Es cierto, los tentáculos del magnate de origen libanés han sido cuestionados recientemente por su monopolio en la telecomunicaciones, un encuentro en el que se enfrentó al presidente Enrique Peña Nieto.