A casi una semana del desalojo de los profesores de la sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) por la Policía Federal, los habitantes de Nochixtlán, Oaxaca, tienen miedo de salir a la calle y ser reprimidos otra vez al ser considerados por el gobierno federal un pueblo inestable y rebelde, narra el presidente municipal electo de Nochixtlán, Rubén Alcides.
El jueves un helicóptero, sin siglas que lo identificara, empezó a volar muy bajo, y eso motivó que la gente que hacía sus actividades cotidianas corriera a esconderse, reseña.
Comenta que aún hay personas heridas de bala que acuden a consultorios particulares para ser atendidos. Nadie quiere decir su nombre, porque creen que el gobierno federal irá a capturarlos por haber participado en la protesta.
Alcides y un grupo de nueve vecinos de la cabecera municipal recurrieron al diputado federal Jesús Valencia para buscar el apoyo de diversas instancias, entre ellas el Gobierno de la Ciudad de México, para la reconstrucción de su pueblo, ya que, aseguran, no existe ningún acercamiento de parte del gobierno federal.
Hablamos de personas que viven una sicosis tremenda, que tienen heridas de bala, describe.
Reseñan que el desalojo de la carretera federal comenzó alrededor de las 6 de la mañana y que en lugar se encontraba un grupo de maestros y padres de familia, digamos reducido, pero, además era día de tianguis, por lo que al iniciar el operativo muchas personas salieron a apoyar a algún amigo o pariente.
Refutan la versión de las autoridades que aseguran que los elementos federales no llevaban armas: Sí iban armados. Fue un ataque totalmente disparejo, artero y sobre todo en una medida desproporcional, resume el presidente municipal electo.
Desmiente Alcides que el cura del lugar haya incitado a la violencia, por el contrario, asegura, dio el espacio en su parroquia para atender a los heridos sin importar si eran civiles o policías federales. Mientras en el hospital sólo se recibía a los policías.
Una médica integrante del grupo, quien requirió el anonimato por miedo y ese día auxilió en la parroquia, interviene: No había material quirúrgico para atender a los heridos, ahí llegaron alrededor de 30 personas, de las cuales al menos 10 tenían heridas de bala; ¡cómo pueden decir que eran de goma, cuando tenían orificios de entrada y salida en el tórax, en brazos o piernas!
Indica que alrededor de las 10 de la mañana pidieron que se les permitiera utilizar las dos ambulancias que hay en Nochixtlán, sin obtener respuesta.La gente empezó a enojarse por eso, quería trasladar a sus heridos a un hospital; entonces, prendieron fuego a la presidencia municipal para sacarlas.
La tensión aumentó, dice, cuando se dijo había un muerto, “la gente salió de sus casas para apoyar a sus hijos, hermanos, padres. Decían: ‘¡nos están matando!’”
Rechaza que en el pueblo hubiera personas ajenas a la comunidad, nos vemos a diario; algunos van a mi consultorio.
Alcides lamenta que en menos de siete días se haya olvidado a los muertos y a las familias que perdieron alguien; sabemos que no hay cómo reparar este daño, pero nadie se ha preocupado por decir qué va a hacer.
Señala que al asumir el cargo recibirá un pueblo destruido, con el palacio municipal y el Registro Civil quemados, sin servicios. Sobre todocon un dolor intenso de la población, que siente odio hacia los gobiernos federal y estatal. Detuvieron a 19 personas del pueblo en el momento que cavaban una tumba para un familiar, su delito era llevar pico y pala.
El presidente municipal electo urge a las autoridades competentes a indemnizar a las familias de las personas fallecidas, es gente que vive en extrema pobreza; pide recursos para la reconstrucción de los edificios públicos dañados, estamos sin identidad legal, no se expiden actas de nacimiento ni defunción, y para activar fuentes de empleo.
Por la tarde el secretario de Movilidad, Héctor Serrano Cortés, atendió a nombre del Gobierno de la Ciudad de México al grupo de personas. Después de escucharlos ofreció apoyarlos con medicamentos y alimentos.
Fuente: La Jornada
Autora: Gabriela Romero Sánchez
http://www.jornada.unam.mx/2016/06/25/politica/007n1pol