AUTOR: ERNESTO VILLANUEVA.
El accidentado paso que hasta ahora conduce al alza de dos pesos en el precio del boleto del Metro no genera soluciones de fondo. Veamos por qué.
Primero. El gran problema del STC-Metro no es de pesos y centavos, o no solamente, sino la ausencia integral de los factores que hacen a un servicio público.
La corrupción, la impunidad y la opacidad que ahí perviven es la cuestión que debe atacarse a fondo. Y eso no se ve por ningún lado. En efecto, desde el diseño legal del STC-Metro se observa la cultura de la simulación. El contralor es nombrado por quien nombra al director del Metro, y existe un “consejo de administración” integrado por funcionarios del Gobierno del Distrito Federal y dos “contralores ciudadanos” designados por el partido, el PRD, por lo que su independencia es de ornato.